KaeyaAlberich

Las palabras de Kaeya no eran más que una provocación tras otra. Le conocía bastante bien y sabía que estaba disfrutando de tergiversar y regresarle todos sus comentarios. Cruzó sus brazos a la altura del pecho, mientras escuchaba en silencio cada una de las palabras del peliazul. Sin duda siempre tenia algo que responder, así cómo Diluc siempre tenia algo que decir sobre la situación de Mondtadt y la ineptitud de sus caballeros. ¡Pero cómo no hacerlo! Su mayor lío es cuando los slimes se adentran a la ciudad o los Hilichulrs montan campamento en las cercanías. Era él, quien, mayormente se había encargado de situaciones más fuertes, todo bajo el disfraz que acogía en la oscuridad.

— En ningún momento critique la diligencia de Jean como maestra intendente, al contrario, admiro su devoción. Y ella no puede sola y te debería constar más que a nadie. Si hay alguien que merezca ese puesto, es ella. No pongas palabras en mi que jamás utilice. Y sobre lo otro... —

Se giro apenas lo suficiente para observar cortante al que alguna vez fue su hermano. Afilo la mirada, cómo si intentara descubrir algún misterio que encubriera al caballero. Definitivamente era, luego de este tipo de conversaciones cuando más fervientemente creía que era imposible para ambos varones restablecer el vinculo que perdieron en aquella fatídica fecha.

— ¿Realmente crees que confió en ti para entrenar a los novatos? Los caballeros de Favonius... A veces creo que sólo sirven para cubrir apariencias en esta ciudad. — Por unos breves segundos, la decepción fue visible en el pálido rostro de Diluc, quien comenzó a emprender su retirada. No tenia ganas de seguir alimentando aquella discusión sin sentido. Ambas partes tenían material para continuar por horas, inclusive llegar a lo físico. Pero, por respeto a lo que alguna vez fue, optó por alejarse.

— Deja de estar causando problemas. — Finalizó a la par que avanzaba en dirección a su taberna.

Aun a pesar de todos los comentarios del peliazul, Diluc se detuvo de girarse. No pensaba darle la satisfacción. — Basta. Si he decidido trabajar por mi cuenta es asunto mío. No puedo con la ineptitud de los Caballeros de Favonius, y el que Varka se haya retirado, no significa que el trabajo para que Mondstadt este seguro también se haya ausentado. — La molestia era perceptible a simple vista. Era justamente la comodidad que había tomado el personal de los caballeros, que llegaban a descuidar en mas de una ocasión sus deberes, y eso era algo que Diluc no podía permitir. Alguien debía tomar cartas en el asunto.
Kaeya, por otro lado, se veía tan... fresco y relajado. Aún así, ¿qué tanto de esa actitud era real? Después de todo lo que habían pasado juntos, y separados, por más que quisiera volver a confiar en quien alguna vez fue su hermano, no podía. — Y no quieras tergiversar mis palabras, no digo que Jean este haciendo un mal trabajo, es su personal. Ella no puede hacer todo, por más que ella quisiera. — Exclamó esto último porque ya conocía al peliazul. Siempre buscaba tirar comentarios provocativos, o leyendo entrelineas para sacar información cómo pudiera. Si alguien que no supiera la historia de ambos los pudiera ver en este instante, estaría seguro que este par jamás se habían llevado bien. ¿Era acaso ya un lazo irreparable? La perspectiva de ambos varones parecía chocar al momento de tratarse sobre la responsabilidad que cargaban los caballeros de aquella ciudad.

Apoyó el indice y pulgar diestros sobre su propia frente en un intento por calmar el estrés que le producía escuchar al caballero hablar de tantas cosas sin sentido. ¿Extrañarlo? Vaya golpe bajo. ''No hace falta que te espié, todo Mondstatd conoce ya tu manía por ir por aquí y allá bebiendo, no se diga delegando tus responsabilidades cómo capitán.'' Una sonrisa torcida visitó el rostro de aquel pelirrojo. Era obvio que la causa de este malestar era el haber escuchado al contrario decir ''hermanito''. Una serie de rápidos recuerdos de su infancia invadieron su pensamiento, el cual terminó con la ultima escena de su padre antes de fallecer. Era sin duda, un parte aguas tremendo en la relación de ambos varones. Le resultaba increíblemente pesado poder dejar atrás un suceso de tal magnitud, y peor aun, lo que ocurrió después, en cierta noche tormentosa.

Y aun así, por más que hiciera evidente su desagrado por el peliazul; no podía odiarlo completamente. Pero retomar la hermandad de años atrás... Tal vez ya era demasiado tarde para lograrlo. ''Tienes razón, ambos tenemos métodos distintos. Pero la diferencia es que tu eres un caballero de Favonius. Yo no. ¿Quién es una figura pública para la población? Yo no. Los niños pequeños ven a los caballeros con admiración, ¿y qué se encuentran? Al capitán de caballería huyendo de Jean porque no realizó algún reporte.'' Resignado, o quizá cansado por la eterna disputa entre ambos, respiro profundo antes de darse la media vuelta. No tenia pensado seguir con una discusión tan tonta, así haya sido Diluc mismo quien lo inició.

Las palabras del caballero no provocaron gran reacción en el pelirrojo, quien casi de manera automática enarco una ceja. Ya estaba demasiado acostumbrado a los chistes y provocaciones insulsas de Kaeya, tan típicas de él y casi predecibles. O al menos así eran para Diluc. ''No es ninguna excusa para ver a nadie, si eso piensas, allá tu. Pero realmente no puedo creer tanta diligencia si todo el tiempo te veo embriagándote en las cantinas. ¿O será que ahí aprovechas para realizar tu trabajo?'' Era obvio que esa pregunta no era cómo tal un cuestionamiento; el joven había sido bastante claro en el tono sarcástico que uso al hablar para hacer saber su intención.

Entonces, capitán de caballería... Si eres tan responsable cómo dices... ¿No pasara nada si le pregunto a Jean sobre tu desempeño?

|¡Hola! Veo que hay muchos Zhongli pero hasta ahora no veo un Diluc, si quieres puedo rolearlo.👀