Los chicos chocaban sus puños y uno tras otro salían comentarios vulgares acerca de sus enormes tetas, después de todo eran amigos y esas cosas no eran reales y tampoco Cartman era una jodida mujer, ¿Por qué respetar un pecho falso? Probablemente los chistes más vulgares eran los de Kenny, quien había sido el primero en comprobar que los implantes eran reales y no se cortaba a la hora de tocarlas. Las risas entre todos se escuchaban hasta el comentario de su judío.—¿Qué pasa Khal, no te gustan? Pero si me veo fantástico con ellas.—Si, lo primero que le paso por la cabeza a Cartman era que se quejaba de su prominente busto por ser un chico, aunque ya se lo había follado, ¿Por qué en modo normal le sería incomodo?—¿Acaso te incomoda que una “chica” sea sexy y provocativa? Eso es “machista” de tú parte.—[. . .]