-Silencio. De pronto entre murmullos, un pasillo se formaba entre los estudiantes de su casa que se hacían a un lado para abrir el camino a Severus Snape, que caminaba con los brazos cruzados, mirada entrecerrada y los labios formando una delgada línea mostrando extrema seriedad. Jamás le había temido a Potter, pero si no fuera tan cobarde para atacarlo en grupo para presumir delante de Lily, le tendría incluso cierto respeto.

Subió uno a uno los peldaños, hasta que las suelas de sus pies tocaron la alfombra con las fases lunares que cubría la tarima de madera, colocándose delante de los miembros del club. No era arrogante, de hecho, su plan de exhibir la presunción de Potter, había dado resultados al hacerlo esperar.

Sonrió de lado y se inclinó ligeramente mirando luego hacia el retador, sacando la varita de debajo de la manga de la túnica, sosteniéndola solamente sin apuntar aún.-