ºº En medio de los profundos bosques hacia el Sudoeste de la Ciudadela Negra, yacían ruinas de lo que fue en anterioridad una Ciudad Élfica que ahora yacía silenciosa como si hubiese sido devastada por una fuerza desconocida. Los refugiados elficos y seres del bosque no tuvieron idea de qué pudo haber causado aquello, y por ende algunos habían buscado la ayuda de la Compañía para investigar, y reclamar ese lugar ahora arquelógico.
— Por eso me disculpo si alguna de mis reacciones fueron ofensivas, creo que es más que claro que yo siento lo mismo, y que no eres la única que lleva un peso gigantesco en sus hombros. — Explicó el varón mientras se ponía de pie, y entonces por un momento cerraría sus ojos, quitando uno de los brazaletes que siempre llevaba cubriendo sus muñecas, y extendiendo su mano izquierda ella pudo observar un tatuaje que parecía una media luna, pulsando, una y otra vez, claramente una marca de nacimiento. — Las circunstancias de mi origen me hacen quien soy, y con esta marca vine al mundo ya predispuesto a dejar una sombra larga en este mundo. —