En cuánto el objeto; mientras las sombras de ambos parecían volverse una en el techo de aquella cueva mientras la tela caía, las llamas que forjaban aquel amuleto de vuelto se volvieron blanquecinas, notándose como finalmente el amuleto había quedado completo de nuevo, activándose justo al lado de aquellos ahora amantes, al tiempo las flamas de la fogata se apagaban quedando carbón y cenizas ardientes, que había cumplido la función de reforjar el artefacto pero también brindar calor a un par de hechiceros que ya no necesitaban el mismo del fuego.

Esos toques fueron electrizantes, y quizá al cuadrado, considerando que el lugar dónde se encontraban estaba completamente cubierto de magia, la lluvia se intensificó pero así lo hicieron las llamas mágicas del lugar quizá alimentadas por la intensa esencia mágica que ambos desplegaban al intensificar su lazo. Y de hecho, en magia tántrica, las energías que fluían del hecho de que dos brujos poderosos intercambiaran fluidos, como lo era en aquel beso, no sólo cementaba algo más allá de un simple pacto o lazo, si no que forjaban algo mucho mayor, una inquebrantable esencia en la que ambos podían sentirse mutuamente, entenderse, comunicarse. Era una red mutua de entendimiento que probablemente muy pocos podían alcanzar.

Y entonces mientras aquello continuaba recordó con claridad las palabras de ella, acerca de un tesoro que todos podían ver excepto él, esa obscuridad que existía dentro de sí quizá era más una herramienta que algo horrible. ¿Sería posible que esto fuese cierto?

— Lo haré, si tú prometes lo mismo. — Añadió con una suave sonrisa al tiempo que acotaba. — Que sea un pacto entre brujos. — Y de ese modo como si estuviese sellando un trato, los labios del varón suaves y cálidos se entreabrieron, y se apegaron a los de ella, y al ladearse su rostro se intensificó aquel beso, dejando que la punta de su lengua se tocase con la de ella. Era claro que la electricidad del contacto se hacía presente, la calidez del ósculo era sobrenatural, y de hecho justo como la primera vez la intensidad de sus esencias se hizo presente, comenzando a recorrer a ambos de pies a cabeza, al tiempo que la intensidad del vapor que salía entre sus labios hacía que la calidez del mismo cosquilleara la boca de la Princesa.

(…) Siendo una simple espectadora de la magia manifestada en el fuego, la princesa se limitó a sonreír de una forma amplia e inocente, similar a cuando uno de infante se cruza con una estrella fugaz por primera vez.

Mientras tanto, al dirigir la mirada al joven Jarrus para ver si el espectaba lo mismo que ella, pudo notar aquella mirada intensa dirigida hacia ella. Intimidada, y un tanto apenada, la joven nuevamente volvió a ruborizarse, y asentir a las palabras del Goliath. — Solo si no vuelves a apartarte de mí. — Respondió silenciosamente, mientras se acercaba lentamente hacia su rostro con los ojos entrecerrados, tomando esta vez la iniciativa.

(…) — No tiene que disculparse, su reacción fue normal de alguna forma. Por supuesto que fue dolorosa para mi, pero tampoco puedo culparle por ello. — Respondió, mientras miraba a detalle aquella marca de maldición que el hombre estaba mostrándole. —No es una sombra, Sir.Jarrus... Es más que eso, y se que en algún momento, usted mismo se dará cuenta de ello. Mi madre solía decir que siempre nos es fácil ver los tesoros de alguien más, pero nos resulta difícil ver los nuestros. — Expreso con algo de nostalgia, sin embargo, al sentir el tacto de su mano contra su mentón, su rostro se vio notoriamente enrojecido. — P... Por supuesto. —



Aun con ello, al ver la solución que ambos habían encontrado juntos en aquel item mágico, provoco que los ojos de Romine brillasen como nunca. [c=#BF8F60]— Sir.Jarrus... Es increíble, nunca antes me había encontrado con un objeto asi, había leído en libros sobre esto, pero vivirlo es simplemente... Fas

Asintiendo a las palabras del joven Goliath, Romine esbozo una cálida sonrisa hacia el mismo, recargando asi su rostro contra su mano con la que estaba acariciándole. Era extraño, nunca antes había experimentado algo asi, aun si miles de hombres alguna vez habían pedido su mano como princesa, esta jamás mostro ningún interés en ello, pues siempre consideraba sus ideales como algo mucho más importante. — Oh... ¿Asi que al final de este viaje ya no me querrás a tu lado? — Pregunto de una forma claramente bromista, lanzando una pequeña risilla para denotar aquello.



La situación actual era espantosa, pero el hecho de que pudieran hablar con mayor calma, hacia que todo ese tormento, valiera la pena. (…)

— Eres extremadamente lista, Romine. — Admitió con esa voz profunda el varón, notándose como las llamas se expandieron, inclusive le cubrió con el brazo para evitar que la Princesa se quemara, y de repente aquellas llamas comenzaron a brillar en color rojo, notándose como el talismán dentro del fuego, parecía ser "uno solo", como si estas estuviesen reforjando lo que antes estuvo quebrado. Finalmente había algo de esperanza allí después de horas de falta de ello, de hecho con el talismán reforjándose y esa nueva esperanza, los ojos intensos de Jarrus observaron a la Princesa con intensidad, asintiendo hacia ella ante su más reciente logro. — Te quiero cerca de mí, mi querida princesa. —

En ese momento, el hombre de largos cabellos se acercó a Romine, y con su mano tomó suavemente su mentón mirándole a los ojos para así susurrar con calma. — Creo fervientemente que serás quien pueda ayudarme a descifrar ese secreto, y yo seré quien pueda ayudarte a llegar al destino... que tú elijas. —

Al decir aquellas palabras, una suave caricia en la mejilla fue proferida y cuando ella dijo aquello sobre el fuego, sus ojos se entrecerraron acercando el pedazo roto de amuleto al de ella, notándose como se formaban las palabras en el propio, diciendo: "Las Llamas Reforzarán El Vínculo Quebrado." Ante aquella revelación, Jarrus quizá en un arrebato desesperado o claramente encontrando una pista mayor en las palabras de Romine, apegaría la pieza rota de talismán con la de ella, y asintiendo hacia la mujer, como si estuviesen conectados, dejaría caer el talismán a las llamas mientras esta estaba junto.

— Por eso me disculpo si alguna de mis reacciones fueron ofensivas, creo que es más que claro que yo siento lo mismo, y que no eres la única que lleva un peso gigantesco en sus hombros. — Explicó el varón mientras se ponía de pie, y entonces por un momento cerraría sus ojos, quitando uno de los brazaletes que siempre llevaba cubriendo sus muñecas, y extendiendo su mano izquierda ella pudo observar un tatuaje que parecía una media luna, pulsando, una y otra vez, claramente una marca de nacimiento. — Las circunstancias de mi origen me hacen quien soy, y con esta marca vine al mundo ya predispuesto a dejar una sombra larga en este mundo. —

Finalmente sintiendo algo de paz dentro de sí ante aquellas palabras, y entendiendo también las razones detrás de las acciones de la princesa, entrecerró sus ojos y asintió con suavidad. — Yo tampoco soy perfecto, si bien soy un excelente estratega, no soy bueno hablando de lo que existe dentro de mí, y eso incluye mis sentires, Romine. Con respecto a tus palabras, debes entender una cosa, a veces también debes dejar que las personas actúen sobre sus decisiones... Mi decisión fue estar aquí, con tu persona, sin importar qué. Eso debería bastar para que sepas que quiero estar a tu lado, hasta el final de este viaje. —

Para entonces Jarrus demostró con sus palabras que con ese viaje no se refería solo a la misión en la que se encontraban, la cuál ya era lo suficientemente agobiante.