ªª Una tarde como cualquiera, después de dos años de campaña la afamada compañìa de la Ciudadela Negra había retornado a casa. Si bien habían dejado a su cargo algunos veteranos y jóvenes, el grueso de la fuerza había partido hacia el Norte con el propósito de liberar el reino de Uthgard de las garras de disidentes y rebeldes que se oponían al reinado de su monarca, utilizando tácticas deshonrosas y el terrible clima para tomar ventaja. (...)
— ¡Hm! Quizá así sea, pero bueno, si eres cercana a mi hermano de seguro sabes que con magia podrías parecerte a cualquiera si es que de verdad te gusta la discreción. Aunque no sé si simplemente tus trucos van ligados a otra cosa, hehe. No tengo cómo saberlo, y ese es mi punto. — Admitió el varón con una sonrisa amplia, al escuchar esa risa encantadora, notándose como arqueaba su ceja y tomaba aquello como una victoria. De ese modo tomando su pequeña mano con la propia, presionaría esta con suavidad en medio de las callosas pero cálidas falanges y palma y comenzaría a caminar de vuelta a dónde se encontraba aún la celebración. Las horas de verdad pasaban rápido, Jarrus había hablado con ella hace dos, y se pasaron una hora hablando el pelirrojo y la princesa mientras ahora la tarde caía y la noche comenzaba a asomarse en sus primeros asomos. — Tengo mucho que aprender sobre ti, Romine. —
