ªª Una tarde como cualquiera, después de dos años de campaña la afamada compañìa de la Ciudadela Negra había retornado a casa. Si bien habían dejado a su cargo algunos veteranos y jóvenes, el grueso de la fuerza había partido hacia el Norte con el propósito de liberar el reino de Uthgard de las garras de disidentes y rebeldes que se oponían al reinado de su monarca, utilizando tácticas deshonrosas y el terrible clima para tomar ventaja. (...)
Fue en ese momento que ante las preguntas anteriores una carcajada no pudo ser contenida, sus ojos azules y fieros observaron los de ella, para así añadir. — Lo importante no es si es una Princesa, o lo saben, Romine, lo importante es que estarás conmigo. Y si estás conmigo nadie te pondrá un dedo encima mientras seas mi compañía. Soy amistoso y llevadero, pero muchos saben mejor que nadie que no es buena idea hacerme enojar. — Admitió el varón mientras le veía a los ojos con firmeza, y entonces quizá pudo notar Romine que había una fiereza detrás de esa mirada que no tenía comparación.
