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70-79, F
Umis ya yétal, i valdëa nat... nas ya cenil.
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SvarturBlod · 18-21, M
Aprovecharé a dormir. Señaló con cuidado, mientras se serviría por supuesto la segunda porción, tenía tanto apetito que estaba apunto de desfallecer de agotamiento pero solo eso le mantenía más o menos consiente para poder murmurar alguna que otra palabra. Estaba aprendiendo a sentir de nuevo, así su cuerpo se pintaba de un color más sano a altura de su pálido piel entre viejas heridas, por más que le costará mantener esos celestes ojos atentos o siquiera abiertos, cada tanto miraba a la parsimoniosa elfa con cierto misterio, cierta curiosidad e intriga, cosas que no podía entender y así seguirían.

¿Volvería un día a reír? Hace ya mucho que había perdido todo lo que concebía como vitalidad y felicidad, justamente la primera la que le devolvió aquello sería una elfa, distinta a esta en sus modos, pero que en definitiva fue su amor lo que le ato en este mundo. Cruzó bosques por ella, y mataría por estar recostado en su regazo, poder sentir el aroma de Miseria, como quien era llamada por sus empleadores, más para Svartur era todo lo contrario. Si una figura pudiera imitar la luz que esa elfa tan oscura podría causar en él, esta desconocida podría rivalizar en su corazón por eso, pero cualquier odio había apagado aquello en su corazón.

Tras comer se levantó pesadamente, mientras caminaba lentamente (casi cayendo) hasta la cama, ni se desvistió, solo dejó caer su instrumento musical a uno de los asientos para que no se rompiera, las herramientas cayeron al suelo al igual que su bolsa con armas, desparramando dagas y cinceles al piso, no se inmuto siquiera de las cosas más valiosas que poseía: Sus herramientas. Cayó directo a la cama, hundiéndose en la almohada para apoyar sus mejillas. Rezongaría conforme las luces se apagaban para él, era como un muerto, solo sus labios susurrando algo apenas audible demostrarían que estaba apunto de dormir por dos días enteros hasta la mañana próxima.

Buenas...Noches. Ni a la fiel Eyr pudo invocar, la serpiente blanca que servía como astral compañía cuando su invocador lo deseaba. Prontamente estaría roncando, perdido en un sueño más profundo que el sueño.
 
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