-Después de todo lo que había experimentado en el bosque de los árboles gigantes. Durmió por horas. Después de sobornar a un superior de la policía, salió a caminar por las calles, tiene las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, ve el bar y suspira un poco entrando allí. Los hombres que estaban allí la observan y le silban cuando ella pasa, uno de ellos, le lanza un piropo atrevido el cual ignora, se sienta en la barra sonriendo coqueta al dueño. —Una cerveza, por favor. — no era de beber, pero por alguna razón en especial necesitaba alcoholizarse para olvidar-
-Observa las marcas en el cuerpo de la infante, más no hace comentario alguno, no estaba en posición de preguntar y tampoco era de su incumbencia. Sólo sonríe con suavidad para abrir el grifo de la ducha para luego quitarse la chaqueta y remangar las mangas de su blusa tomando un cuenco y llenarlo con agua y así rocearlo sobre la cabeza de la rubia.-
