¿Y qué pasó con tus amigos? Me refiero a la chica de la bufanda, al rubiecito cara de ángel y al fanfarrón cara de caballo. ¿quieres ir a caminar un rato por allí?

-Observa detenidamente su rostro, puede adivinar el cúmulo de emociones que tiene el joven, es como una coraza aún más grande que la que ella tiene, pero no decide investigar ni preguntarle. No quiere ser blanco del enojo de ese hombre.-

— Solamente son... Cosas que oí por ahí. —

Se excusó con aquellas palabras, esbozando una sonrisa algo forzada. Lo cierto es que su mente se encontraba igual o más turbulenta que la de aquella mujer, habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que apenas y había tenido tiempo para procesar.

— Nada en especial, solamente sentí la necesidad de distraerme un poco de todo esto, y eres la única cara conocida que veo por aquí. — Admitió con total honestidad.

¿Acaso me conoces tan bien, eh?

-Nuevamente oculta sus pensamientos con esa sonrisa coqueta que cautivaba a los viejos generales y superiores con que se relacionaba y no era ignorada por los reclutas de algunas tropas con quien a veces se veía. Se coloca las manos en la cintura observando al chico.-

¿A qué debo el honor de que te acerques a tu camarada de la Policía Militar?

Su mirada se mantenía algo distante, y a pesar de los esfuerzos, él simplemente seguía un tanto inexpresivo. Sentía que no tenía el derecho ni los motivos para ser llamado héroe, sabiendo que si no hubiese sido por los sacrificios y estrategias de los demás él nunca hubiese llegado a la posición en la que estaba, por lo que aquél título no poseía ningún significado para él.

— Siento si interrumpí tus pensamientos, solamente... Sé que tú no eres así, al menos no frente a los demás. —

¿Qué?...

-Alza la mirada y se cruza con los verdes y fríos ojos del muchacho, hace un esfuerzo para sonreírle de aquella manera coqueta a la que está acostumbrada, pero, sólo esboza una sonrisita algo dulce.

Ah... eres tú, el héroe de Shinganshina.

— Si tuviese que adivinar diría que traes algo. — Parecía absorta en su propio mundo, era eso o quizá hacía su mejor esfuerzo en ignorarlo cuando ya llevaba unos segundos frente a ella, viendo que su expresión permanecía inmutable.