El sol se ponía. En el horizonte se notó los hermosos colores tierra tiñendo lo último claro del cielo; naranjas, amarillos, cafés y rojos. A lo que poco a poco el manto estelar se tornaba de color oscuro, dandole la bienvenida a los azules y negros que se mezclaban completamente para darle paso a las estrellas.
Hao, el Shaman líder del famoso equipo de la estrella, descansaba en el borde de una formación rocosa que daba hacía un vacío; desde ahí se podía ver el paisaje de aquel tranquilo lugar, después de todo el castaño solía disfrutar de esos momentos, aquellos en los que podía ser uno con la naturaleza, esos mismos momentos en los que no escuchaba ningún pensamiento humano que arruinara el momento.
Cerró los ojos y dejó que el viento acariciara su piel, mientras sus largas hebras castañas bailaban al compas de lo que el viento marcaba, estaba tan tranquilo que incluso su aurea cambió. Hao estaba teniendo un momento de tranquilidad y eso era bastante raro después de tanto tiempo de existencia.