*En el momento que siente como el chico se acurruca en su pecho y le dedica aquella sonrisa radiante, a la que no podría renunciar, y, por la cual protegería su integridad, pese a que todo está en contra de ello; proporciona un beso a la frente del chico.
Al estar el muchacho, explicando aquello, el esparvus tan sólo se mantiene atento a sus palabras, y, para cuando termina de relatar ese momento; él tan sólo emite un largo suspiro, para responder con calma, posteriormente.* Yo también sentí ese día que algo había cambiado... de cierta manera sentí dolorosas tus palabras, como nunca había sentido algunas otras antes. Pero, en aquel momento, me fue más fácil echarte del castillo, que admitir que yo no deseaba te sintieras como dijiste aquella vez. Y, con los días, al igual que tú, me dí cuenta de que era la primera vez que alguien esperaba algo más de mí, además del asesino que siempre han visto...
-Instante en el que mayor se recostó a su lado, instante en que apoderó de su pecho para acurrucarse sobre este con suma confianza, acompañada de una radiante y cariñosa sonrisa.
Por su parte no emitió comentario referente a su mundo, solo quería disfrutar en ese instante la cercanía, la calidez y sobre todo esas caricias que tanto le gustaban. Más cuando hizo mención a aquello, con sutileza alzó la mirada para verle unos momentos.- El día en que me escapé estuve pensando en la discusión que tuvimos, sobre eso de que debería de estar agradecido por lo que hacías por mi. Me di cuenta tarde de que... por primera vez... le importaba a alguien. Al principio creí que era por mi apariencia, pero cuando pasaron los días descubrí que no era así y eso me alegró. Quería hacer cosas por ti, no sólo ser el juguete sexual. Anhelaba pasar tiempo contigo, ayudándote en lo que podía, por más mínimo que fuese. Fui útil, pese a que no tengo poder para ayudarte en tus guerras.
Creo que eso debería de ser... *Musita levemente, tomando de los hombros al Petirrojo, para recostarlo en el lecho, y él, acostarse junto al muchacho.* Estoy comenzando a pensar que esto está mal, desde... ¿hace cinco, diez siglos? No lo sé... desde que tengo memoria esto es así...
*Luego de aquello, y tras cubrir a ambos con las mantas, el Monarca acaricia los cabellos del muchacho, mientras, ladeando la cabeza, recuerda las primeras veces, y él como el chico renegaba de estar con él.* Tengo curiosidad de algo... ¿desde cuando comenzaste a verme de un modo diferente?
Qué honor, dormir en la misma cama que el Rey~ -Respondió en un tono divertido para cortar con aquella tensión que sentía en aquel momento y por supuesto instantes después correspondió a aquel beso, cerrando instintivamente sus párpados para disfrutar de la unión, así como también de esas cálidas caricias. Para cuando se separó, nuevamente su mirada se posicionó sobre los ojos ajeno y sin perder esa divertida sonrisa, respondió sin más.- Si fuera diferente me tendrías pegado como garrapata en su espalda, ahuyentando a toda persona que se te acerque. Así como también le pondría un alto a las palabras de tu madre. Quizás también podría tener una bonita amistad con Johan y sobre todo... te diría cosas vergonzosas en público para dejar en claro que eres mio y de nadie más.
Entonces dormiremos juntos.~ *Responde simplemente, ante la petición del muchacho, otorgándole un leve beso en los labios, para después acariciar su rostro con los nudillos, así como su cuello y hombros, mientras mira fijamente aquellos ojos turquesa que, pese al tiempo que ha pasado, siempre es como si los observara por primera vez. Es, en aquellos momentos, mientras están seguros de que el pelirojo puede hablarle con tanta familiaridad que piensa en ese hecho. ¿Llegará alguna vez el día que pueda hacerlo sin esconderse?* Si este mundo fuera diferente, ¿que harías?
-Realmente no sabía si sus palabras habían herido al mayor por el simple hecho de exponer su punto de vista. A esas alturas no estaba tan dañado como hace unas semanas atrás, pero aún así se sentía mal, tanto por el mayor como el avergonzarse de su propio cuerpo, al punto de dudar si debía de permanecer de ese modo frente a su señor. Pese a ello, trató de no ir más allá en sus pensamientos, solo soltó un pesado suspiro una vez que este expuso sus palabras, por un lado aliviado y por el otro lado agradecido. Más cuando se sentó, una sutil sonrisa se dibujó en sus labios mientras su vista se posicionó en él, encantado por ese beso.- Yo... quiero que durmamos abrazados, es lo único que quiero ahora. Deseo estar cerca de ti...
Te deseo... y no sólo tu cuerpo, a ti... aunque tampoco deseo lastimarte más de lo que estás... por otra parte... *Por un momento le pasa por la mente, algo que, no sólo él deseo hacer en el momento de conocerlo, sino que otros de sus familiares cercanos le han planteado: ¿Por qué no lo ha bautizado con su sangre? En variadas ocasiones, ha llegado a pensarlo, sin embargo, también ha pensado que, de hacerlo, su esencia podría perderse. Es verdad que, los esparvus, con el bautizo, fortalecen las cualidades de sus siervos, para que estos puedan servir mejor a sus propósitos; sin embargo, también es en el fondo una pequeña maldición, con la que los hacen más propensos a corromperse bajo el poder del esparvus. Al final, el Monarca sólo toma por los hombros al muchacho, para sentarlo, con delicadeza y sentarse él a su lado.* Esperaré a que no haya riesgo de lastimarte más... hagamos lo que tú quieras hacer, ahora... *Dicho aquello, (...)
-Aquellas palabras sin duda provocaron que un intenso e invasivo calor se manifieste en su pecho de manera casi instantánea ya que no se esperaba escuchar tal cosa proveniente de alguien. Se había resignado totalmente en esa clase de efecto y sentimientos en concreto al saber que los esparvus no tenían la posibilidad de amar a otros. Sabiendo eso solo sonrió algo apenado y como siempre, trató de evitar su mirada, la cual ladeó a un costado de manera casi inmediata.- Yo estoy bien con solo estar a tu lado, realmente no necesito nada más. Pero si quieres hacer el amor conmigo... antes quiero que te sientas cómodo con mi cuerpo. Como bien dices, estas cicatrices no se irán, pero si ahora tu te sientes mal con verme, entonces no lo hagamos. Yo no me iré a ningún lado y siempre habrá muchas oportunidades... todo depende de ti.
*Tras escuchar su nombre, de la voz del chico pelirrojo, el esparvus levanta la mirada, levemente, deteniendo aquellas atenciones, para fijar sus ya tan característicos iris de carmesí brillante, en el rostro del muchacho.
Levantando la cabeza, mientras se irgue musita levemente.* Las cicatrices ya estarán por siempre, ¿lo sabes? Mientras yo viva, las tendrás, hagas lo que hagas para desaparecerlas... porque yo las hice. Y siempre que las vea, deberé lidiar con ese hecho; ya sea ahora, o en cualquier otro momento. Es lo mejor que puedo hacer por ahora, ¿cómo se dice en lenguaje del terrenal? Hacerte el amor... *A acerca a su rostro, acariciando levemente los cabellos del muchacho.* No sólo coger... no sólo es tomar tu cuerpo, es hacerte el amor... sigues siendo leal a mí, a pesar de eso, y mereces que yo haga algo para hacer sentir bien, tanto tu cuerpo, como tu alma...
