Confiaré en ti... aunque una vez comí un hongo que los lirius comían con normalidad y enfermé... también los insectos que rondan por sus aldeas, son venenosos para nosotros. Sólo espero que Folka no tenga ese tipo de problemas... *Añade, por último, recordando la primera vez que cayó en una aldea de lirius, casi moribundo, de la que le costó alejarse, sin disparar fuego en todas direcciones, para quemar a los insectos, o las plantas que, de tocarlo, lo habrían matado; mientras sigue picando los frutos, para rellenar ambos gansos y condimentarlos con un poco de vino; añadiendo, por si al chico le pasa por la mente objetar algo al respecto.* Esto es para agregarle sabor, no terminarás como la vez pasada. De ahora en adelante te daré jugo.

¡¿Ah?! -Se sorprendió bastante con aquel comentario referente a los hongos, a lo cual instantes después se echó a reír por su ignorancia al respecto.- ¡Muchos hongos no son venenosos! Tontito. Si vamos a recolectar hongos, te enseñaré cuales se pueden comer y cuales no. El champiñón es uno comestible. -Dicho aquello palmeó la espalda del mayor por unos momentos y luego de ello se acomodó a su lado para verle cocinar, junto a una enorme sonrisa cálida.- ¿Y qué te detiene? Folka es un Planeta muy pacífico para vivir, allá nadie te juzgará por lo que haces. Siempre buscarán una solución a todo lo que te pase. ¡Ah! Y puedes ayudar con la cacería. Hay muchas bestias peligrosas y deliciosas en Folka.

Frutos... hongos no, recuerda que soy susceptible al veneno, aún en cantidades mínimas. No puedo alimentarme de ninguna clase de hongos *Siendo de aquella manera, opta por sacar los frutos y proceder a cortar los mismos en pedazos, levemente avergonzado por a veces no comprender del todo al pelirrojo y desconocer demasiado sobre su raza y sus costumbres.* ¿Sabes que me gustaría? Ir a Folka, contigo... y quedarnos un tiempo ahí...

... -Se queda en silencio con su expresión totalmente cambiaba a una más irritante y desagradable con la mera mención de las semillas. Sabía que hasta cierto punto el mayor no entendía alguna cosas de sus razas y de sus comidas, así que simplemente niega con la cabeza repetidas veces, tratando de apaciguar esa ira interior debido a su insistencia.- ¿No tienen tubérculos? ¿Frutos? ¿Algas? ¿Hongos?

Semillas... semillas entonces... *Responde el esparvus, entre irritado, por lo melindroso del chico, y divertido, porque recuerda aquella vez que negó rotundamente a alimentarse de verduras. Sin embargo, al recordar que ha mencionado muchas veces ser una planta en forma de hombre, considera que, tanto las semillas, como las plantas las consideraría... ¿canibalismo?

Después de un largo suspiro, responde al chico con un tono más sereno.* Hay pequeños charales secos, ¿eso te gustaría?

Huir no es de cobardes. Los líderes en algún momento se deben de retirar, sea por cansancio, porque quieren heredar el puesto a alguien más joven o solo porque ya no tienen más metas que cumplir. Buscar una mejor vida o algo distinto no es para nada cobarde. Y créeme que no estás dejando a la suerte a nadie. Es parte del ciclo de la vida. No importa que métodos uses, ahora o después, será la misma carga emotiva. Es como comparar morir de modo digno a morir estúpidamente. ¿Qué sentido tiene catalogarlo si sigue siendo una muerte? -Respondió de un modo sereno al mismo tiempo que su agarre poco a poco iba perdiendo fuerza para, finalmente, separarse de un momento a otro. Más cuando este se volteó, sólo le dedicó una amplia sonrisa, bastante inocente y ligeramente caprichosa.- No voy a comer verduras, elije otro acompañamiento.

En un inicio no eras tan feliz a mi lado... *Comenta con ironía el esparvus, tras escuchar aquello del chico, sin embargo, cuando siente su abrazo, de cierta manera su corazón se acelera, aunque, de manera curiosa se siente más tranquilo, más sereno y lleno de una vida que, no sabe cuando fue la última vez que la experimentó.

Sin embargo, tras escuchar las últimas palabras, tan sólo emite con largo suspiro, respondiendo después en un leve musitar.* Si hago algo así, me vería a mi mismo como un cobarde que abandona todo...

*Tras decir aquello, y terminar de quitar de los gansos lo innecesario, voltea hacia el chico, para inquirir con tranquilidad.* ¿Has terminado con las verduras?

Yo soy muy feliz con haberte conocido. No me importa tu pasado, tu raza, tu forma de vida y que decidirás hacer en un futuro... yo siempre estaré para ti cuando necesites desahogarte o despejarte un rato de tu realidad. Si no fuese por ti, realmente no tendría otro objetivo en mi vida. -Musitó con bastante tranquilidad mientras mantuvo su mirada sobre aquel, aunque por lo pronto optó por bajarse de la mesada e ir a su lado, para posicionarse detrás de él con la intención de propinar un firme abrazo, rodeando sus brazos alrededor suyo y así apoyando la frente sobre su espalda.- El día que quieras abandonar todo lo que construiste porque te cansaste, sólo hazlo... No pienses en nadie más. A veces uno tiene que ser egoista para buscar la paz.

¿Feliz? *Inquiere, como toda respuesta a la pregunta del Petirrojo y, pese a que nunca había pensado en ello, y, realmente no sabía si tenía derecho alguno a esperar tal cosa, en ese mundo tan cruel, donde, realmente nadie podría detenerse a pensar en aquello como tal, tan sólo musita la respuesta.* De cierta manera... el verlos, a mis hijos, a ti, cada mañana me hace serlo... sin embargo, no considero que aquello se le pueda exigir a la vida como tal. Creo, ahora, entes no lo creía así, que todos tenemos una función para el destino. Que somos piezas, o instrumentos de algo, y tenemos que encaminarlo a una mejor situación... el cargo que tengo ahora, me pesa, en ocasiones lo odio. Aún así, si yo no hubiera luchado para derrocar al anterior rey, seguiríamos en la situación de mierda que antes había. Seguirían muriendo niños de mi raza, de maneras indignas ante una muchedumbre de larvas que sólo aplaudían (...)