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Un siniestro malvado
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AkiyamaMasao · 100+, M
El declive no languidece en las vísceras de esa cordillera tapizada con pintorescas puridades.
Pero si se enardece un tumulto en las susodichas profundidades, los primitivos pingüinos se dejaron abrumar e indirectamente maniobrar.
Furibundos abandonaron las más espesas esquinas y envueltos en vesania se abalanzaron en dirrección al descenso mortal.

Como un inquisidor analizó, con calma observó.
Comportamiento hostil, sin hacer sentido animal. Sin duda se repitió lo mismo que a los guardias americanos, era obra del meteorito que cuando se sentía en peligro programaba un sistema de supervivencia alterando las conciencias, como le había intentado anteriormente seducir a él.

Las ancestrales criaturas eran lo de menos, ya que por sus graznidos se escuchaban lo suficientemente lejos.
Lo intrigante era lo que se manifestaba al final del temeroso túnel, una luz... una que cegaba, con malicia o esperanza.
Siguió deslizándose hasta que llegó al precipicio y antes de abandonar la rampa helada, saltó. Aprovechando la energía cinética y el corrupto Noxius que fortalecía cada confín de su cuerpo, salió propulsado cuán bala revestida de una aura fatídica y cayó en un cráter que anteriormente era la cumbre de una meseta.
[b]
– Aquí estoy ante ti, déjame sorber esa oscuridad y permíteme usarla para naufragar entre el espacio sideral. [/b]

Continuó, avanzando a la misma velocidad que Génesis, el usurpador. Pero adelantado por la ventaja que hace segundos le sacó.
No había pavor en sus adentros, confiaba en los Exteriores y que esa lobreguez no se alzaría contra él.
Incursionó en esas densas tinieblas, eran palpables, increíblemente agobiantes.
Habían tantas sensaciones para describir, como si un millar de ojos le acechaban y en palabras inexistentes le reclamaban de que no debía estar ahí.
Aún así no retrocedió y en el camino unas luces opalescentes danzaron en sinfonía con el abismo, como si su esencia fuera la misma aunque la tonalidad difería.

[b]– Es cautivador, ¿no?
Aún ahogadas fluyen entre el vacío y no pierden su brillo.
[/b]
 
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