++ ¡Inimaginable sorpresa la que se llevó el mayordomo! ¡Un felino! Se trataba del animal que tanto adora e idolatra. No hay nada más perfecto en el mundo que un gato. Sus ojos se abrieron más, recorriendo con la mirada el cuerpecillo del animal. Ese pelaje de color anaranjado, las esmeraldas en sus ojos, brillantes como las estrellas mismas, los finos bigotes que se escabullen por los costados y sobre todo... las acojinadas patitas que gusta de apretar.
El rostro del mayordomo contenía un gesto de fascinación. Escuchó hablar al personaje pero sus palabras no llegaron a su persona.. ++
......
++ Las palabras no emergían de sus labios. Incluso le faltaba el aire. Dejó el candelabro sobre la mesita que reposa al lado de la ventana y se acercó, asomándose con la intención de sujetar al gato entre sus manos. Las mejillas traslúcidas se pintaron de rosado. ++
Esos modales.. esa postura.. esa gallardía.. No existe tal perfección ni en los mismos ángeles.