*Cham Cham fue liberada de su tortura por el samurai, entonces ella cayó raudamente al piso en posición de cuatro, limpió las lágrimas de su rostro y se dispuso a cubrirse con aquella indumentaria fabricada con la exótica piel de un jaguar. Acto por seguir, enfocó sus dos orbes de verdosa tonalidad en las criaturillas aún cuando el silencio reina entre los personajes, así sin mayor preámbulo sujetó su boomergan ubicada en el piso, lanzó de éste y remató con una serie de zarpazos que quebraron la existencia de aquellos hostiles hombrecillos.*
*Durante aquellos segundos, el boomerang hizo su trabajo: cortar a la mitad, desollar y decapitar a quienes e cruzaron en el camino, entretanto, los zarpazos de la chica también fueron suficientes para mantener a raya y fueron capaces de hacer crujir el cráneo de los sobrevivientes del boomerang. Ahora solo queda ella en soledad con Garomaru.* - Ñya, gracias.
-Argumentó tímida, sin acercarse al guerrero que sin lugar a dudas es un ser humano común, sus rasgos, posesiones e indumentarias poseen características propias de un viajero poco común por aquellos lares, por no decir que, un extraño. Así mismo, una frase en común asaltó su mente:"El enemigo de tu enemigo, es tu amigo"-Impulsándose por la sabia reflexión; sin temer a él, prosiguió.- -Cham Cham está en deuda con usted, Cham Cham te pagará ése favor ya sea en ésta vida o en la otra, un guerrero jaguar de élite, siempre cumple una promesa y jamás hace distinción de aquellos que siguen el camino de la rectitud de un guerrero.
*Cham Cham se levantó del piso, optando por una posición más erguida y "normal", permitiendo un mayor enfoque en su físico, su vestimenta y cultura. Entretanto, ella sabía que ése joven de kimono oscuro con franjas blancas y de estatura promedio no pertenece a ésas tierras, cuya frontera es precisamente entre otras naciones. Pese a todo, no cuestionaría la presencia de su anfitrión, después de todo cabía una alta posibilidad que el guerrero venía de paso, justo en vísperas del misterioso brote que impregna con su presencia maligna la belleza natural de las tierras fértiles y vírgenes, hogar de un ecosistema pleno y que vive en armonía.
Entonces, la jovencita guardó silencio, mientras el pequeño mono mascota se acercó y cruzó sus extensos brazos alrededor de ella quedando colgando.**