Comprenderás mejor que nadie todo el tiempo que se requiere para guiar un pueblo marchito como Arcadia… pero, también me llena de alegría verle de nuevo, Fjorm.
-Tuvo suerte, solo así podría llamar a la fortuna que para el fue que le hubiesen creído, ya había tenido experiencias anteriormente al "aterrizar" en otros reinos, normalmente terminaba en un conflicto bastante complicado el cual solo genero mayores problemas, al menos ahora no tendría que usar su espada, y con menos razón, estaba superado en numero, claramente tenia las de perder...o tal vez no? En todo caso, era mejor ser cauteloso en orden de continuar con su misión.-
-Fue un poco curioso ver como las tropas obedecían a alguien evidentemente menor que todos, incluso bastante menor en relación a cualquier otra clase de líder que hubiese visto antes, pudo ser un poco gracioso a la vista pero no implicaba que fuese a subestimar a la persona que tenia en frente, si podía comandar a un grupo de soldados significaba que tenia la perfecta capacidad para hacerlo o al menos eso quería pensar. Entrecerró sus parpados ante ella una vez le vio descender, este de la misma forma avanzaría en su dirección, tendría sus manos lejos de su espada, esto para demostrar la veracidad en sus palabras, en orden de que no se le viera como una amenaza, lo ultimo que quería hacer en ese instante era tener que lidiar con alguna acusación o ataque producto de un movimiento malentendido.-
Debo advertir que, si poseo algún residuo de magia puede deberse a las circunstancias por las cuales termine por aparecer aquí. -Advertiría de inmediato, sabia que pudo haber quedado algún residuo en su ser, por lo cual seria mejor avisar de aquello antes que fuese tomado como algún invasor que no pudo esconder sus pasos. Tras esto extendió su diestra hacia la contraria, un ofrecimiento inocente mientras su mirada estaba fija sobre ella, mientras mas rápido terminaran con esto, mas rápido podría encontrar a la criatura hasta que...-
-Un grito, un horrible chillido resonó en medio de los arboles, haciendo que tanto aves diurnas como nocturnas se levantaran y alzaran vuelo rápidamente huyendo del peligro, junto a ello un temblor en la tierra hizo que incluso las rocas empezaran a tambalearse, como si algo enorme estuviese aproximándose a gran velocidad. Nadie del sitio podría saber de que se trataba, salvo el albino quien al instante reconoció lo que estaba por suceder.- Apartate! -En una reaccion rapida el varon empujo a la lider lejos de el, lo suficiente como para alejarse del rango donde estaban los dos, y en ese instante, el temblor en la tierra se hizo mayor hasta que culmino con un fuerte estruendo y a su vez una criatura emergiendo desde el suelo la cual salto en direccion al Siegfried, embistiendolo contra un arbol, destrozandolo. La criatura grito una vez mas mientras regresaba su cuerpo en direccion a los hombres, asi como a la regente, preparandose para atacarlos con el mismo impulso que habia tomado para embestir al albino.-
[i]Mi cumpleaños no había sido motivo de celebración antes, pues no encontraba nada relevante respecto a mi nacimiento. Hoy, mi señora, ha cambiado un poco esa oscura costumbre de mi infancia; no tengo cómo agradecerle el lugar que me ha dado, tanto en Xeivia como en su vida. Mi espada, mi ser completo, le pertenecen; soy su fiel vasallo, hoy y siempre.
-Simplemente, la situación era lo menos favorecedora para el en ese momento, no podía reconocer los alrededores, no era como si conociera exactamente cada esquina de su hogar, pero el solo ver el ambiente de alguna manera le daba la sensación que no estaba ya en sus tierras natales, como una especie de alarma interna que le alertaba la posibilidad de peligro. Trato de moverse, alejarse lo más posible del punto de partida, no podía quedarse en ese lugar por mucho tiempo, necesitaba encontrar a la criatura que estaba cazando con anterioridad pues conocía su nivel de peligrosidad y el tenerlo libre por ese lugar significaría un mayor peligro para quienes lo habitaran, no podía dejar que inocentes sufrieran por su descuido.-
-Sus pasos fueron leves, avanzando tan solo unos cuantos metros cuando sus oídos lograron captar sonidos imposibles de desconocer, eran pasos, no solo el de dos pies si no varios que se aproximaban poco a poco a su posición, su sentido de la audición era más agudo que el del humano promedio por lo cual pudo calcular un aproximado de cuantos estaban acercándose. Quienes quiera que fuesen, él no estaba exactamente en la mejor posición para no parecer un sospechoso, tenía todas las de perder en ese momento, y pronto, aquello se manifestaría cuando el grupo que había escuchado acercarse termino por llegar a su encuentro.- (Oh por favor… esto no puede empeorar más..)
-Se dijo en sus adentros cuando finalmente observo al grupo rodearle completamente, impidiendo cualquier posible escape o escondite, era un numero demasiado alto de caballeros incluso para él, junto a ello, parecía como si todo el ambiente se hubiese tornado en su contra pues podía captar el sonido de gruñidos de diferentes animales, ciertamente estaba en la situación más desfavorecedora posible. Él lo único que pudo hacer fue alzar sus propias manos a la altura de su cabeza, su rostro aún estaba cubierto por el yelmo, solamente dejando ver sus ojos y parte de su pálida piel en orden de mostrar el hecho que no era un enemigo, tenía que pensar en algo, razonar con quien sea que fuese el líder del grupo pues en su mente aun yacía la preocupación que el ser que estaba persiguiendo estuviese haciendo de las suyas mientras él seguía en ese lugar.-
-Más temprano que tarde, la persona que estaba al frente del grupo que le rodeaba se había hecho presente, no le sorprendía el hecho de que fuese una mujer, Eirween era regido por una emperatriz por lo cual ya se le hacia normal ver que en ciertos lugares también existiera una monarca, mas lo que si le hizo quedarse impávido fue el sentir su mirada, ciertamente parecía que lo habían confundido, quizá con algún enemigo o invasor por lo cual lo mejor que podía hacer era seguir la corriente.-
Calma Calma! No soy un enemigo, ni mucho menos vengo con fines hostiles a sus tierras.
-Sus palabras eran firmes, mas su tono no era muy fuerte, solo lo suficiente para ser escuchado, a su vez sus manos se movieron de atrás hacia adelante ligeramente, buscando llamar a la calma en ese momento, aunque quizá no solo eso seria necesario. Poco a poco, sus manos fueron acercándose a los costados de su casco, en orden de mostrar su sinceridad era mas que necesario que al menos diese a conocer su rostro, por lo cual sin tardar mucho fue tomando del yelmo para retirar del mismo y asi exponer su identidad ante el grupo y principalmente, su líder.-
Me llamo Siegfried Schwarzer, proveniente de Eirween. No estoy seguro si ese nombre les suene conocido, pero re afirmo, no soy un enemigo pero tampoco puedo decir que en mi llegada halla una paz completa. Estoy persiguiendo a un fugitivo el cual trato de escapar a estas tierras.
-Dejando ver su identidad, sus cabellos blancos como la nieve cayeron luego que el casco fuese retirado, sus ojos rojizos como la sangre observaron a cada uno de los soldados y tras ello a la líder del grupo, en la piel pálida de su rostro podían verse algunas cicatrices ligeras y dejando ver también una expresión serena pero firme. No había expresado título alguno, solo su nombre y lugar del que provenía, por ahora al menos para el era preferible no dejar ver completamente su identidad, no conocía a nadie en los alrededores y a su vez no le conocían por lo cual no debía perder mucho el tiempo en presentaciones.-
En serio, es urgente que deba proseguir con mi camino, lo que estaba persiguiendo es muy peligroso, mientras hablamos el ser puede estar ya armando sus propios planes. Tengo que encontrarlo.
-Hacían falta solo unos pocos metros para que el ser alcanzo su ruta de salida, más el determinado caballero no permitiría que abandonara el lugar impune, se trataba de una especie de carrera en la cual la vida se estaba jugando, pero más aún la seguridad de un continente entero. Finalmente cuando solo faltaba un metro para llegar, el caballero desenfundo su espada , una que tenia por ahora guardada en una funda ubicada en su espalda, era todo o nada para detener al fugitivo por lo cual sin mayor dificultad este se abalanzó sobre el encapuchado, buscando alcanzar al ente más las cosas no saldrán como esperaba. Fue tal el impulso del caballero, que al faltar una distancia muy corta para alcanzar el portal, terminó por caer al interior del mismo junto al ser cubierto por las telas, introduciendose ambos al instante mientras a su vez el portal se cerraba con ellos dos dentro.-
[med] || Desconocido.||[/med]
-Pasaron solo unos segundos fugaces para que el otro extremo del portal se abriera justo sobre el cielo de un terreno cubierto por varios árboles, el ente fue el primero en salir del mismo, perdiéndose al caer sobre la cima de uno misma que le serviria para esconderse, había logrado su objetivo. Por su parte el varón terminó precipitándose al suelo tras atravesar el portal, estrellándose contra la tierra fuertemente quedando inmovil por unos segundos debido al impacto.-
Hm….
-Sorpresivamente no tardó mucho tiempo en incorporarse de nuevo, los ojos del hombre primeramente observaron al frente cuando este alzó la cabeza mientras poco a poco iba poniéndose de pie. Algo en el le hacia sentir que esto no estaba bien, había perdido al fugitivo, pero más importante… era probable que ya no estuviera en casa.- Donde...estoy?
-Dias ciertamente turbulentos habian azotado al continente, ataques provenientes del exterior que terminaron en la casi destrucción del castillo principal dejando a su vez a la familia real debilitada, guerras internas debido a invasiones de seres extra dimensionales y cultos cuya intención era buscar el caos, sin duda alguna las tierras se habían vuelto peligrosas, y mas aun mediante se descubrian nuevas amenazas las cuales, si bien podian ser trabajadas y eliminadas, representaban una carga o trabajo mas para quienes estuviesen a cargo de estas.-
-Una situacion de extremo peligro habia tomado lugar en uno de los poblados ubicados al norte de las tierras regidas con la familia Schwarzer, reportes sobre desapariciones y terribles asesinatos habian sido registrados en los alrededores, teniendo como unicos testigos a aquellos que lograron escapar de tan peligrosa situacion a duras penas en una pieza, mas esto no significaba completa paz, pues quienes no habian desaparecido o muerto en estos extraños eventos terminarian con traumas dificilmente superables para estos, sin duda se trataba de una peste que potencialmente afectaria todo el continente si no era tratada.-
-En orden de superar una mision tan complicada, un grupo de soldados liderados por un caballero en específico fue enviado para detener la amenaza y darle muerte a quienes fuesen los causantes de tantas perdidas , un trabajo mas que complicado, pero con el tiempo que paso termino siendo superado poco a poco con pérdidas importantes claro, pero no por eso deshonrosas. Pasaron dias para que el combate contra la amenaza desconocida empezará a ser superado por los que luchaban por sus tierras, reduciendo finalmente a quienes fuesen los atacantes a solo un individuo, mas de la misma forma el originalmente numeroso grupo de soldados valientes fue diezmado hasta convertirse en solo tres hombres, teniendo entre ellos al lider del escuadron.-
Ya casi lo tenemos, no lo pierdan de vista!
-Resonó la voz de quien parecia ser el lider del ahora reducido escuadron, un varon por el grosor de la misma, quien vestia una armadura la cual cubria de pies a cabeza su cuerpo, lo que lo diferenciaba de los demas eran los tallados dorados sobre la superficie plateada de la coraza, junto a un yelmo el cual cubria toda su cabeza solo dejando expuestos sus ojos de un rojo casi similar a la sangre. Aquel hombre guiaba valientemente a la triada en orden de alcanzar al ultimo exponente de los seres que habian atacado al pueblo; una criatura la cual tenia todo su ser cubierto por una especie de tunica rasgada misma que le hacia parecer mas un espectro que un ser fisico acompañado de un aura negrusca la cual parecia emitir cierto efecto de podredumbre sobre las plantas de menor tamaño. Un mago? un ente? por ahora eso era desconocido.-
-Aquella persecución recorría toda la extensión de un bosque, la verdosa vegetación moria mediante el aura del ser chocaba contra esta, cosa que facilitaba su localización, mas aun con ello no lo hacia menos dificil alcanzarlo. Aquello duro por una cantidad prolongada de tiempo hasta que finalmente la criatura en un intento desesperado por salvar su vida hizo uso de una habilidad potenciada por la magia, alzando su diestra al frente de esta mientras que al mismo tiempo a unos metros de ella y sus perseguidores una chispa de color verde oscuro emergia de la nada, estaba abriendo un portal.-
Tratara de escapar! Vamos, muévanse no podemos dejar que se vaya con vida.
-El valeroso líder del grupo hacia lo que podía para impulsar a sus hombres a seguir el paso, más con el tiempo se dio cuenta que ello no servirá, el camino empezaba a acortarse mediante el portal oscuro que la criatura creaba se iba abriendo, no había más tiempo que perder, era dejarla escapar o dejarlos atrás. Finalmente el varón tomó la decisión y decidió adelantarse, dejando atrás a los que le seguían en orden de alcanzar a la criatura en cuestión, haciendo uso de una velocidad muy por encima de la que un humano promedio podría poseer, dejando en evidencia su estado sobrenatural.- No vas a huir, no te lo permitiré
— Deja atrás las formalidades, Ériu. Está bien si sólo me llamas "Kassia" — Refirióse a ella con un aire dulce, hasta cariñoso. Rara era la ocasión en que la Reginâ se comportaba como un cómplice de aventuras ante otra regente, pero siempre lo ha dicho: ella ve a todos por igual, porten un título o no, sólo que el recato le fue impuesto desde la edad temprana. Giró en media luna, dirección a las anchas escaleras de mármol, tapizadas por alfombra roja. — He de admitir — Rompió el silencio con el timbre de su voz serena, además de emitir el choque de su calzado — que me sorprende que la heredera al trono de Xeivia busque sabiduría en una Arcadiana que recién ha comenzado su reinado. Si puedo saber, ¿qué le ha llevado a confiar ciegamente en mí, Ériu? —
— Por supuesto — Colocó la diestra sobre el hombro ajeno; le miró con la misma ternura y calidez con la que contemplaba a Nerea, asintiendo antes de hablar — Lo mejor será que descanses por ahora, Ériu. Comprendo que ha sido un largo viaje desde tu reino al mío. Se te dificultará retener información en un estado así. Acompáñame. Te escoltaré a tus aposentos. —
