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Con: Drukash
En: El sagrado Reino del Sol, Kaeshan.
 
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Drk1564357 · M
[code]... Temo que una ruptura cultural de estas dimensiones pueda dividir al reino aún más de lo que siempre ha estado. Pero, esos son asuntos que una invitada de honor como usted no debe tener en consideración, por ahora deseo que disfrute de todas las bondades que mi rica tierra provee, antaño éramos muy reacios a compartirlas con extranjeros, pero, dado que ansío un cambio de paradigma para el pueblo, y que ha comenzado a ganarse mi afecto, son suyas también, son un obsequio personal. Kaeshan se abre para usted, alteza.

Druk se inclinó respondiendo la reverencia que su invitada le había ofrecido, para después obsequiarle una sonrisa e indicar el precipicio frente a ellos, en el que al horizonte brindaba el espectáculo nocturno de luces naturales y fuego que era el Alto Kaeshan, como gesto agregado a sus palabras.
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Drk1564357 · M
[code]Las manos de Drukash se mantenían sutilmente levantadas al frente, como si así pudiese mantener a salvo a la joven, y en cuanto ésta regresó a la seguridad del piso de la montaña flotante, soltó un corto suspiro y descansó al fin los brazos a cada costado de su cuerpo.
— ¿Ayudar? Me temo que no hay mucho que pueda hacer, —explicó el joven—, económicamente mi nación florece como lo ha hecho por muchos años, y no creo que algún enemigo se atreva a enfrentar los ejércitos combinados del alto y bajo Kaeshan, ni los nómades del desierto, ni los esclavistas del mar Egéreo. La herida ahora yace en la fé de los Kaeshienses: pocos están dispuestos a aceptar a los dioses antiguos después de la lucha en décadas pasadas, algunos cultos a la muerte se alzan por entre mis súbditos, quienes abandona al Dios Sol, mi padre.
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FAs1564284 · F
Se sacudió las ropas una vez se puso de nuevo en pie y le hizo una reverencia corta, agacha do un poco su cabeza. Modales, le decía siempre su consejero, los modales hacen al regente.
FAs1564284 · F
toda la pomposidad del reino? Pensar en la respuesta a esa pregunta le rompía el corazón porque estaba casi segura de que no. Tal vez no había hecho bien en convertirse en princesa pero ahora todo un reino dependía de ella y no iba a dejar desamparados a los Xeivianos. También había tenido un padre que por medio de cartas le había dejado escritas palabras de aliento, palabras que le transmitían valor, y una madre que le había enseñado la benevolencia y el amor. Tal vez ahora no sabía quien era, tal vez ahora tenía que actuar, pero su deber con el reino era la única cosa que tenía clara aunque a veces tuviera que darle más vueltas de las necesarias. — En fin, rey Drukash. Quisiera aprender más de usted, saber de qué manera Xeivia podría servir a su reino... Queremos ayudar, afianzar los lazos. Si me lo permite quiero pedirle que me deje conocer a los suyos y si así lo quiere yo después le presentaré a los míos.
FAs1564284 · F
Tal era la razón por la que actuaba diferente a como lo había hecho en su arribo al reino vecino. Parecía haber perdido toda la formalidad y en cambio sentía que su personalidad original - la valiente y aventurera - regresaba de a poco. Florencia como una flor casi marchita a la que se le vuelve a dar el elixir de la vida, allí en el reino del Sol. — No. — Respondió después de unos minutos, con la mirada ausente en la lejanía. Tras remojar sus labios secos merced, a las altas temperaturas y su poca costumbre a ellas, retomó la palabra. — Pero sí tenemos un bosque en las afueras del reino, es pintoresco y ciertamente maravilloso. Toda clase de criaturas nacen de entre la flora y desde sus primeros minutos de vida poseen una conexión mágica con alguna de las fuentes primarias. Le encantaría verlo... — Sonrío melancólica mientras rememoraba el conocimiento que su abuelo le había dado sobre el mundo. ¿Estaría él orgulloso de lo que era ahora siendo que, para empezar, él la había alejado de
FAs1564284 · F
—Su Dios se escucha muy benévolo pues tal acto, viniendo de un Dios, no es nada común. Al menos en Xeivia la gran mayoría de nuestros Dioses mantienen una línea entre ellos y nosotros aunque eso no significa que sean malos, solamente que son... Pues... Dioses. — Alzó su hombro derecho dando a entender que no había mayor misterio en sus palabras y, de pronto, se dejó caer sobre el tronco para quedar sentada en el mismo. Kaeshan era un lugar multicolor pero en ese instante, en el alto Kaeshan, todo parecía estar alfombrado de un vibrante verde que hacía saltar a su infantil alma pues le recordaba sus días de infante entre los bosques a las afueras de Xeivia y las misiones que podía imaginar con el pasar de los años. Ahora, viviendo en el reino, el contacto que le habían permitido con el exterior había sido nulo y ningún sirviente ni consejero tenía idea de la disociación de identidad que toda la experiencia le había provocado. Nadie se preocupaba realmente por ella.
Drk1564357 · M
[code]—No, no es un milagro… —Respondió con las manos al frente, como si así pudiese evitar que su invitada cayese y se llegase a lastimar—. Todo es designio del nuestro Dios Sol. Él levantó las montañas al cielo y nos permitió estar más cerca de él. Nosotros afianzamos las Góndolas que usamos para subir y él nos dio los puentes para movernos entre ellas. El mantenimiento de estos mecanismos es una de las prioridades del Reino pues un accidente puede ser… fatal.

No es que el muchacho se preocupase por la seguridad de sí mismo, la valentía que le motivaba todo el tiempo a veces rayaba con la insensatez, no obstante, siempre estaba al pendiente de la seguridad del resto, justo como en ese momento no podía pensar en otra cosa que no fuese la seguridad de la Princesa que se divertía tambaleándose en aquél puente.

—¿No tienen montañas así en su tierra, alteza? —Preguntó, alisando sus ropajes de lino, tratando de mantener la compostura digna de un Señor de Kaeshan.
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Drk1564357 · M
[code]Una vez se hallaron en la Isla principal, Druk fue dejado a solas con la princesa para que pudiesen conversar como dirigentes de sus respectivos pueblos, no obstante, la jovencilla, una vez hubo olvidado la noble actitud de una regente y se abandonó a la curiosidad innata que le parecía caracterizar, Druk sintió un hueco en el estómago al verla saltar al puente natural que conectaba el jardín del recinto con el resto de las piedrecillas satélite que rodeaban la montaña flotante. [/code]
Drk1564357 · M
[code]Llegó así hasta la entrada de la ciudadela, listo para recibir a la Princesa de Xeivia y su cortejo. Una vez la procesión atravesó las inmensas puertas de madera, Druk llevó a cabo las ceremonias pertinentes y despachó a la escolta y sus propios guardias para que condujeran a los invitados hasta las Góndolas que les llevarían a las alturas donde aguardaba el Templo-Palacio.
El muchacho no perdió la oportunidad para escudriñar los ropajes y artefactos que cargaban los acompañantes de la princesa, -quizá invadiendo su espacio personal un poco más de lo debido, como era usual en él-, haciendo un centenar de preguntas respecto a su manufactura, su procedencia y durabilidad.
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Drk1564357 · M
[code]Su sirviente no hizo más que sobresaltarse y hacer la señal del Dios del Sol ante la azarosa valentía de su gobernante. Afianzándose en medio de la caída libre al cuello de su bestia voladora, recuperó el aliento haciendo una pirueta, y guiando las alas del animal hacia el frente a toda velocidad; él era, después de todo, el primer y único jinete de Ttukétl en el reino. [/code]

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