Casualidad o destino, Dorcas pasaba por allí y no dudo en enfrentar a la Slytherin ante tal cruel comportamiento. Lo cual en vez de terminar en agresiones verbales o físicas, finalizó con un simple arreglo: una apuesta.

Emma defendía que Huffelpuff no tenía oportunidad en el campo contra nadie, menos contra Ravenclaw, lo cual coincidía con el partido que se aproximaba. En cambio, la leona defendió a los tejones. Bien. La que perdiera, debía cumplir la “prenda” de la ganadora. No se dieron la mano, pero un silencio cómplice pactó el arreglo. Y ahora debían cargar con las consecuencias.