—Debo ir en busca de algo a la biblioteca y luego regresaremos a la sala común sin ser vistas, ¿está bien? —Respondió vagamente, sin dar demasiados detalles de sus planes.No estaba segura de que tan fácil sería convencerla, pero esperaba que ella fuese lo suficientemente observadora para darse cuenta que sola no tendría demasiadas oportunidades de esquivar a los prefectos y al resto de la "guardia" nocturna.
—Vamos. —Murmuró sin siquiera mirar hacia atrás a ver si Rowle la seguía y comenzó a avanzar deslizándose contra al muro hacia la biblioteca.
Siguió los ojos de la Slytherin hacia su varita y la guardó instantáneamente, comprendiendo que para ella también sería una señal de peligro que alguien la sostenga dentro del castillo. Las noches que Emma pasaba sin dormir temprano comenzaban a ser frecuentes y en el fondo sabía que aquello traería sus consecuencias en su rendimiento; así que se había prometido a sí misma que esta sería su última "aventura".
—Respira, Rowle. — Luego de soltar un largo "¡shh!" para que bajase la voz, fue lo primero que se le ocurrió decir para tranquilizar a Euphe. Sin hacerle demasiado caso a sus preguntas, continuó observando hacia donde se dirigía una de las muchas personas que podrían castigarlas si las encontraban. Quién para su suerte se movía en sentido contrario de donde ellas estaban posicionadas.
Al llegar, se cruzó con Vanity en el camino, simplemente le dirigió una mirada y siguió avanzando hasta la sala común de Slytherin, sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, ella se encontraba acorralada por Emma y, segundos después de eso, un gran resplandor iluminó el pasillo hacia la biblioteca. Miró exaltada a la rubia, no entendía muy bien lo que estaba pasando o el por qué ella sostenía su varita dentro del colegio. — Emma, ¿qué demonios estás haciendo?, ¿no deberías estar descansando?, ya es demasiado tarde, ¿y ese resplandor, lo causaste tú? — En la cabeza de Euphemia brotaban miles y miles de dudas, estaba segura de que solo Emma podía responderlas. — ¿Ir contigo? — La sujetó de los hombros y enarcó una de sus cejas, negando con la cabeza. — Vanity, explícate.
Estaba harta y cansada de escuchar las mismas palabras del profesor Cuthbert una y otra vez. Euphemia no era como el resto de sus compañeros en Slytherin, mientras ellos jugaban malas bromas a los alumnos de primer año o le hacían la vida imposible a los Gryffindor, ella prefería enfocarse en su crecimiento académico, de todos modos, su familia así se lo demandaba. Por desgracia, debía especializarse en el ramo de “Historia de la magia”, pues su linaje era reconocido por participaciones activas dentro de la misma. Los Rowle eran constantemente mencionados por el profesor Cuthbert en sus cátedras y aunque eso no le molestaba para nada, la responsabilidad que ponía sobre sus hombros era demasiado exhausta. Después de todo, ella tan solo era una adolescente que comenzaba a formar sus ideales y forma de vivir. Lo único en lo cual pensaba era en llegar a su habitación, ponerse la pijama y hundirse en su cama.
Corrió hacia la muchacha y la tomó del brazo pegándola al lado de ella contra la pared, protegiéndola así de la luz proyectada por la varita del celador.
—No digas gracias, ahora nuestros destinos están unidos y vas a tener que venir conmigo. —Comentó con una sonrisa traviesa intentando quitarle un poco de seriedad a sus palabras, aunque para su desgracia no estaba bromeando. Le hizo una seña para que la contraria no se moviera y ella asomo fugazmente la cabeza en la dirección donde el celador se había dirigido.
Vestida de negro de pies a cabeza y varita en mano. Estaba lista para su misión nocturna: entrar a la sección prohibida de la biblioteca. Había calculado cada instancia de su plan, luego de meses de investigación y observación del comportamiento tanto del celador como de la biblioteca. Creo un patrón de sus movimiento y por eso supo que ese día a determinada hora, tendría la oportunidad perfecta.
La joven Vanity había aprendido que siempre habría un factor incalculable por más que se esfuerce por eliminarlo, así que tendría que ser lo suficientemente lista para que aquello no arruinara todo lo planeado. Ya fuera de la sala común, se había cruzado volviendo a las habitaciones a Euphemia Rowle, quien pareciera que había terminado sus aventuras por esa noche. Al menos por ahora. Si la llegaban a encontrar, todos los recorridos incluso de prefectos cambiarían, y Emma correría el mismo riesgo. Así que luego de unos segundos de meditación, decidió tomar cartas en el asunto.
