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—Por fin había conseguido un día libre tras trabajar de corrido por dos semanas y no es que se quejara pero, de vez en cuando todos merecen un descanso, ¿no?

Había recorrido varios puntos de la ciudad en búsqueda de unos de sus vicios más grande: la lectura. Lamentablemente ninguna librería tenía lo que estaba buscando. ¿Acaso a nadie le gustan los libros de segunda mano? Esos libros antiguos que sus hojas habían perdido su blanco color.
Ya resignada estuvo a punto de devolverse hasta que encontró una tienda que le llamó la atención. Tal vez ahí encontraría más de una sorpresa.—
 
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DianeGallagher · 26-30, F
¿Dónde conseguiste tan semejante artículo? ¡Es increíble! Y creo que éste me lo dejaré para mí. —Sonreía cual niña con juguete nuevo. Le gustaba mucho las obras de Disney y cada película la había visto un sin fin de veces y tener un libro ilustrado de los cuentos más clásicos era un sueño para ella.— ¿Cuánto cuesta? Me lo llevo.
DianeGallagher · 26-30, F
¿Ex esposa? —Preguntó a la vez que hojeaba el libro ilustrado que tenía en las manos. Tal vez no era de incumbencia suya preguntar aquello, apenas venía conociéndolo pero ese pequeño bichito de la curiosidad que habitaba en ella siempre era superior y muchas veces terminaba haciendo preguntas de más o creando alguna situación incómoda con quiénes no la conocían.

En cuanto sintió el perfume del varón tan cerca suyo, alzó el rostro para verlo ahí, frente a ella y casi prisionándola entre él y la pared. Abrió los ojos de par en par por la sorpresa, guardando silencio expectante a lo que realizaría hasta que se percató de aquel libro que tenía en las manos. Lo tomó con cierto cuidado, no sin antes devolver el que tenía en sus manos a su respectivo lugar.—

No puede ser.
—Fue su primera impresión y vaya que lo estaba. Examinó el libro en todo su esplendor, de por sí Diane era una fan de Disney y aquel que tenía en las manos estaba en un muy buen estado.— [b]¡Y es original
SW-User
—Cuando sus manos se estrecharon, ladeó el rostro con evidente curiosidad, ya no estaba tan tensa como al momento de entrar, ya hasta le sonreía. Amaba cómo funcionaba la magia de su tienda, hacía que todos se sintieran más cómodos consigo mismos ahí.

Para cuando ella eligió una estantería, extendió la mano y se recargó de la pared, ahí estaba otra vez, demostrando su amor por los libros y él no podía estar más encantado de verla, era como si él mismo experimentara la emoción de toparse con algo especial.— Hiciste una buena elección, a los niños les encantan los libros ilustrados. O bueno, mi ex esposa siempre dijo eso y parece tener razón.

—Se acercó a ella, quizá demasiado, porque no midió el espacio personal antes de alzarse en puntas y alcanzar uno de los volúmenes más altos en las repisas. Se lo extendió emocionado, se trataba de un libro bastante gordo, contenía muchas de las películas clásicas de Disney pero ilustradas a modo de cuento.— ¿Qué tal este?
DianeGallagher · 26-30, F
Trato hecho, es una buena oferta y ambos salimos ganando. —Sonrió enseñando su dentadura demostrando lo cómoda que se estaba sintiendo, además acercó su mano y la estrechó con la del varón para cerrar aquel trato improvisado.

Dejó que avanzara unos cuentos pasos para poder seguirlo, mirando su espalda antes de dirigir toda su atención a los libros. Toda esa literatura ordenada de tal forma que llamaría la atención de cualquiera, incluso de aquellos que no son acérrimos a la lectura.

Se paró frente a la literatura infantil, tomando un libro que traía compilados de cuentos clásicos con ilustraciones que parecían estar dibujadas sobre el papel. Inmediatamente lo llevó hasta su nariz para sentir aquel aroma que tanto le gustaba, acompañado de una sonrisa.—

Sabes, tengo un pequeño sobrino. Estoy pensando comprarle unos cuantos libros para cuando vaya a visitarlos.
SW-User
Sé que no lo hiciste con una intención ocultad, lo puedo determinar por tu voz. —En efecto, era el tipo de persona que podía detectar fácilmente una mentira, y decidir si seguirla, haciéndose el soso o esclarecerla, por eso mismo sabía que era sincera, solo hacía falta ver cómo su rostro se iluminó al llenarse de nostalgia por aquel libro. Esas reacciones no se pueden fingir.—

Te propongo algo, si logro hacer que salgas de aquí con al menos tres libros, me harás el honor de quedarte con éste, pero si solo no lo consigo, aceptaré que lo pagues, ¿trato? —Ya estaba hablándole con una gran familiaridad, tanto que se aventuró a extenderle la mano, para cerrar el "negocio".

Con plena confianza en que ganaría el trato, guió a la joven rubia por el resto de estanterías; cuentos para niños, relatos cortos de terror, mitología, fantasmas y ovnis, uno que otro título clásico y novelas contemporáneas o juveniles, había de todo un poco, era un buffet literario.—
DianeGallagher · 26-30, F
Sí, los primeros días fueron un tanto tristes, efectivamente. —En cuanto sintió la mirada del varón sobre su rostro, desvió la propia hasta la estantería como si buscara uno en específico, pero en cuanto escuchó aquella voz, volvió su atención a él.— ¿En verdad lo tienes?

—Y efectivamente, era el mismo que había leído cuando era una niña. Los mismos colores, tipografía, tapa, todo era igual. Lo tomó con cuidado y lo hojeó con sumo cariño tal cual como si fuera parte importante de ella. Había vuelto a sonreír tras recordar algunas cosas.—

No, espera. Lo pagaré y si no está a la venta, lo alquilaré. No quiero que pienses que te conté esta historia para causar en ti lástima y que el libro terminara gratis en mis manos. ¿Te parece si puedo seguir mirando? O tal vez puedas recomendarme algo para leer durante las noches.


—No sabía el por qué, pero le apetecía seguir hablando con él. De buenas a primeras se veía que era alguien de conocimiento y eso le gustaba m
SW-User
—Al igual que ella, se mantuvo observando la estantería con una sonrisa que pecaba de jubilosa. Quizá por ego, quizá por tonto, pero estaba orgulloso de cómo situaba cada libro, por lo tanto, cuando alguien como ella miraba con tanta felicidad las repisas, su corazón se aceleraba, como un niño haciendo un nuevo amigo.—

Eso suena muy triste. —Agregó inmediatamente, virando los ojos para observar a su visitante. Dio un paso al frente y con una gran habilidad, puesto que conocía perfectamente su colección, dio con el libro de la anécdota.— Para tu sorpresa y la nostalgia, aquí está. —Extendió el libro de portada dura y desgastada.— Por el contrario, me gusta muchísimo escuchar las historias de los extraños, resultan las más interesantes.

—Había algo que le resultaba curioso en ella, le daba la sensación de que se esforzaba demasiado por aparentar una seriedad un poco impropia de ella.— [b]¿Qué te parece si te lo llevas para recordar viejos tiempos? Corre por mi
DianeGallagher · 26-30, F
—Aclaró la garganta por la sonrisa que le ocasionó su sobresalto e inmediatamente las mejillas de la rubia se tiñeron de un carmín tenue al estar algo avergonzada por sus reflejos involuntarios.—

Me gustaría mucho verlos, si no es mucha molestia. —Miró a su alrededor para confirmarlo: no había nadie aparte de ambos. Sonrió por lo tonto que sonaron sus palabras ya que era obvio que no le importaría enseñarle los libros para matar el aburrimiento.

Miró la mano masculina y asintió para seguirlo un par de pasos más atrás de él para mantener la distancia. Al llegar hasta los estantes quedó impresionada por lo bien organizados que estaban: colores, tamaños, títulos y empaste.—

Cuando niña tenía un libro de Sherlock Holmes sobre el caso de las cinco semillas de naranja. Un día mi madre lo prestó y nunca más supe de él. Oh, lo siento, no creo que quieras escuchar historias de una desconocida.

—Había sonreído de forma sincera aunque rápidamente volvió a la seriedad.—
SW-User
—Aquel sobresalto lo hizo sonreír casi al punto de una floja risa, ciertamente estaba muy sumergida en sus pensamientos.

Cuando por fin ella volteó a mirarlo, tuvo la oportunidad y el tiempo justo para observar su joven rostro con detalle. ¿Sería alguna universitaria? Tenía toda la pinta de estudiante, aunque... Él sabía a la perfección que la gente no debe ser juzgada por cómo se ve, como un libro a su portada.—

Agatha Christie y Arthur Conan Doyle siempre están en la primera fila. —Anunció con un deje orgulloso por su colección.— Aunque no dejo fuera a Poe. ¿Quiere ver? —Con una sonrisa pilla disfrazada de amistosa, extendió la mano derecha para que lo siguiera, guiándola por los estantes hasta el más concurrido: los títulos clásicos. Libros de todos tamaños, colores y grosores, su contraste entre ellos ni si quiera era incómodo visualmente, al contrario.—

DianeGallagher · 26-30, F
—No había ninguno que le llamara la atención de aquel montón así que se dirigió hasta el otro mostrador que contenía otro tipo de libros, quizás más adultos por decirlo de otra forma.

Tomó entre sus manos un libro de color granate con una línea vertical delgada, Drácula, decía. Estaba a punto de abrirlo cuando escuchó aquella voz masculina tan cerca que hasta un respingo había ocasionado en la rubia.—

Oh. Eh. Gracias. Solo estoy mirando por ahora. —Fue una respuesta simple y precisa, pero había recordado algo y era lo que en verdad estaba buscando.— Disculpa, ¿De casualidad tienes novelas policíacas?


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