Príncipe de Liechtenstein | 3ro en la línea de sucesión | No user
About Me About Me NotesThe Whiteboard is a place where people can send Gestures, Attributes, Images, Comments, and much more...
This user is not accepting Whiteboard comments.
LindenRowan · M
Off: Vale, ¿coordinamos por MP?
SW-User
|| Claro será un enorme placer, prefieres por MP o comentario?
SW-User
Lo invoco por un par de dulces, ne. ¿Tienes algún chocolate para mi hoy? uhm
SW-User
Charly, Charly
Charly, Charly
Charly, Charly
(?)
Charly, Charly
Charly, Charly
(?)
SW-User
|| Hola! gracias por aceptarme, espero y seamos amigos :)
LindenRowan · M
Off: Gracias por aceptar la solicitud.
s1556188 · M
― Su majestad, hemos llegado.
Los aguamarinos pozos libres de todo maquillaje externo observaban distraídamente a través de la ventana, el fluyo secante de las gotas sobre el cristal le dieron la bienvenida, detrás de la ostentosa puerta unos caminos de guardias se inclinaban. Basil se mantuvo impoluto, sus cabellos oscuros peinados estrictamente hacia atrás, ondulándose lisos sobre el cuero cabelludo y sus ropas normalmente de tonalidad carbón habían sido cambiadas por prendas más ‘apropiadas’.
Con un movimiento ligero de su cabeza rechazó al hombre que con una sombrilla pretendía eludirlo de la llovizna leve, casi escasa, aquellos actos tan exagerados, ah, estaba nuevamente en casa. No podía decir que la había echado de menos.
Atravesó el pórtico con una expresión íntegramente transformada, una curva cordial zigzagueando en las comisuras de sus labios hacia quien tanto desaire profesaba y ahora lo recibía como la patrona de las instalaciones que lo vieron crecer.
― Bernard, bienvenido, ha pasado tanto tiempo.
― Majestad ― Correspondió, el pelinegro, sujetando la enguantada mano de la reina, depositando un engañoso ósculo en el revés de sus nudillos. Y su estómago giró dentro de su cuerpo, incómodo. Si tan solo pudiera enterrarle los dientes en la piel. ― Estoy encantado de volver ― . Mintió, liberándole de su agarre para enderezarse. ― Aunque las noticias me llenen de tristeza.
― Antes de que lo visites en su habitación, por favor, siéntete libre de insertarte en una habitación que hemos acoplado para ti.
Bastaron apenas segundos para que el mayordomo principal le mostrase el camino, detrás de ellos una hilera de otros esbirros acarreaban sus cosas. Ausentemente, Basil acarició la barandilla que conducía hacia el piso superior, observando entre pestañas las claraboyas que adornaban el techo. Ese cielo era idéntico al que había visto él mismo, por alguna ventana apartada hace años, en plena niñez. ¿En qué rincón de su memoria — o de su olvido — , había permanecido intacto, engañoso, callado, aguardando la oportunidad para renacer en sus manos como si de verdad fuese un recuerdo suyo?
Los aguamarinos pozos libres de todo maquillaje externo observaban distraídamente a través de la ventana, el fluyo secante de las gotas sobre el cristal le dieron la bienvenida, detrás de la ostentosa puerta unos caminos de guardias se inclinaban. Basil se mantuvo impoluto, sus cabellos oscuros peinados estrictamente hacia atrás, ondulándose lisos sobre el cuero cabelludo y sus ropas normalmente de tonalidad carbón habían sido cambiadas por prendas más ‘apropiadas’.
Con un movimiento ligero de su cabeza rechazó al hombre que con una sombrilla pretendía eludirlo de la llovizna leve, casi escasa, aquellos actos tan exagerados, ah, estaba nuevamente en casa. No podía decir que la había echado de menos.
Atravesó el pórtico con una expresión íntegramente transformada, una curva cordial zigzagueando en las comisuras de sus labios hacia quien tanto desaire profesaba y ahora lo recibía como la patrona de las instalaciones que lo vieron crecer.
― Bernard, bienvenido, ha pasado tanto tiempo.
― Majestad ― Correspondió, el pelinegro, sujetando la enguantada mano de la reina, depositando un engañoso ósculo en el revés de sus nudillos. Y su estómago giró dentro de su cuerpo, incómodo. Si tan solo pudiera enterrarle los dientes en la piel. ― Estoy encantado de volver ― . Mintió, liberándole de su agarre para enderezarse. ― Aunque las noticias me llenen de tristeza.
― Antes de que lo visites en su habitación, por favor, siéntete libre de insertarte en una habitación que hemos acoplado para ti.
Bastaron apenas segundos para que el mayordomo principal le mostrase el camino, detrás de ellos una hilera de otros esbirros acarreaban sus cosas. Ausentemente, Basil acarició la barandilla que conducía hacia el piso superior, observando entre pestañas las claraboyas que adornaban el techo. Ese cielo era idéntico al que había visto él mismo, por alguna ventana apartada hace años, en plena niñez. ¿En qué rincón de su memoria — o de su olvido — , había permanecido intacto, engañoso, callado, aguardando la oportunidad para renacer en sus manos como si de verdad fuese un recuerdo suyo?
N1556112 · F
[code]La castaña empezó a balancearse de puntas a talones una vez que su mellizo tomara el libro, le gustaba ese porte y concentración que tenía con sus amados libros aunque ciertamente le daba un poco de envidia también, sabía que no podía ser tocada con tanta delicadeza, aunque para su tranquilidad tampoco es que le gustase que le tratasen como al petalo de una flor.
Cuando escucho al mayor simplemente sonrío mientras se encogía de hombros, sus pies se movieron suavemente y de inmediato se encontró detrás de él, abrazándolo sobre la cintura dejando sus palmas extendidas por su pecho mientras su mentón descansaba sobre su hombro para leer también por encima de este, aunque más que leer solo quería un poco de atención del ojiazul, quizá aquello era su manera de mostrarle a aquel libro que él era de su propiedad, lo cual la hacía en parte tonta por tener celos de un simple y viejo libro.
—Como si los demás no lo hicieran también...solo busco protegerme, ¿acaso tu no haces lo mismo? Nacimos para vivir y morir en algún momento, ¿que mejor que sea a manos de un hermano?— Se estrecho contra él y llevo una de sus manos, señalandole algo que ella ya había leído y era de su interés. El arsénico era el tipo de veneno con un porcentaje casi nulo de detección a la hora de la autopsia, quizá era algo lento pero, ¿que no tenían aún un supuesto mes para lograrlo? —Todo depende si se quiere una muerta rápida o lenta. ¿Qué es lo que escogerías para mi? Me pregunto si quieres verme sufrir.— Preguntó con un tono casi teatral, no es que le preocupara aquello ya que desde la cuna lo sabía, lo cuan fuerte o frágil podía ser su relación. Lo único que estaba claro para ella es que si tenía que morir a manos de alguien, ya sea ella o él tenía que ser solo a causa del otro.[/code]
Cuando escucho al mayor simplemente sonrío mientras se encogía de hombros, sus pies se movieron suavemente y de inmediato se encontró detrás de él, abrazándolo sobre la cintura dejando sus palmas extendidas por su pecho mientras su mentón descansaba sobre su hombro para leer también por encima de este, aunque más que leer solo quería un poco de atención del ojiazul, quizá aquello era su manera de mostrarle a aquel libro que él era de su propiedad, lo cual la hacía en parte tonta por tener celos de un simple y viejo libro.
—Como si los demás no lo hicieran también...solo busco protegerme, ¿acaso tu no haces lo mismo? Nacimos para vivir y morir en algún momento, ¿que mejor que sea a manos de un hermano?— Se estrecho contra él y llevo una de sus manos, señalandole algo que ella ya había leído y era de su interés. El arsénico era el tipo de veneno con un porcentaje casi nulo de detección a la hora de la autopsia, quizá era algo lento pero, ¿que no tenían aún un supuesto mes para lograrlo? —Todo depende si se quiere una muerta rápida o lenta. ¿Qué es lo que escogerías para mi? Me pregunto si quieres verme sufrir.— Preguntó con un tono casi teatral, no es que le preocupara aquello ya que desde la cuna lo sabía, lo cuan fuerte o frágil podía ser su relación. Lo único que estaba claro para ella es que si tenía que morir a manos de alguien, ya sea ella o él tenía que ser solo a causa del otro.[/code]
N1556112 · F
[code]Noticias alarmantes se propagaban por el castillo como la pólvora. El reciente aviso del rey acerca de los preparativos para su funeral y sobre todo, quien sustituiría al mismo una vez que aquello sucediera, eran cosas que a la castaña no le quedaban claras. ¿De verdad sus hermanos eran tan ingenuos como para creer aquello? O acaso...¿Emma repentinamente y muy en el fondo de su ser comenzaba a sentir algo hacía su maldito padre? Cualquiera que fuera la razón por la cual pensara así no podía quedarse tranquila. Ella no podía aceptar que su padre hubiera anunciado su muerte cuando aquello no era seguro. ¿Es que acaso era tan tonto como el resto de la familia? Si bien era verdad que estaba enfermo hacía meses, Emma aún tenía esa sensación de que su padre se levantaría como si nada y rompería los sueños e ilusiones del nuevo postulante al trono. Porque eso decía el refrán, ¿no? Hierva mala nunca muere.
Más allá de ese echo había algo que le preocupaba, eso que a todos los hermanos en la familia les importaba, el trono. Todos sabían que el hijo mayor tenía el liderazgo asegurado pero de ahí a que los demás se quedarán sentados de brazos cruzados había un infinito de galaxias. Ella especialmente sentía en su corazón ese deseo de tener lo que ella creía le pertenecía, sabía todos los secretos de sus hermanos de maneras no muy legales y por ello se sentía en el deber de hacer justicia por su propia mano.
Solo había una persona en aquel gran castillo en la que se daría el tiempo de considerar si matar o no y ese era su gemelo Carlos. Ese ser que era idéntico a ella por el único echo de que era hombre, su fiel compañero de travesuras y por el que moriría si en otras circunstancias hubiesen nacido. Ese que seguramente pensaba lo que ella, por lo que, al escuchar a alguien entrar a la biblioteca pensó de inmediato que venía a lo mismo que ella.
—Es una lástima, dejaremos de ser una familia feliz, si es que buscas matar a nuestro hermano.— Dijo con un gesto burlesco mientras bajaba de la gran escalera y ponía en las manos un libro de interés para su gemelo. "Venenos indetectables y como elaborarlos." —Realmente me sorprende como algo así puede estar aquí, ¿acaso nos están dando una señal? ¿Deberíamos jugar un poco "a la hora del té?"—[/code]
Más allá de ese echo había algo que le preocupaba, eso que a todos los hermanos en la familia les importaba, el trono. Todos sabían que el hijo mayor tenía el liderazgo asegurado pero de ahí a que los demás se quedarán sentados de brazos cruzados había un infinito de galaxias. Ella especialmente sentía en su corazón ese deseo de tener lo que ella creía le pertenecía, sabía todos los secretos de sus hermanos de maneras no muy legales y por ello se sentía en el deber de hacer justicia por su propia mano.
Solo había una persona en aquel gran castillo en la que se daría el tiempo de considerar si matar o no y ese era su gemelo Carlos. Ese ser que era idéntico a ella por el único echo de que era hombre, su fiel compañero de travesuras y por el que moriría si en otras circunstancias hubiesen nacido. Ese que seguramente pensaba lo que ella, por lo que, al escuchar a alguien entrar a la biblioteca pensó de inmediato que venía a lo mismo que ella.
—Es una lástima, dejaremos de ser una familia feliz, si es que buscas matar a nuestro hermano.— Dijo con un gesto burlesco mientras bajaba de la gran escalera y ponía en las manos un libro de interés para su gemelo. "Venenos indetectables y como elaborarlos." —Realmente me sorprende como algo así puede estar aquí, ¿acaso nos están dando una señal? ¿Deberíamos jugar un poco "a la hora del té?"—[/code]
N1556112 · F
N1556112 thinks you are Cool.