+El vampiro andaba dando un paseo en los bosques, usando una sombrilla negra por aquel sol, sonriendo tranquilo, inhala el aroma del ambiente relajandose+
Permaneció en silencio mientras escuchaba aquella peculiar hada, le parecía extraño que se mostrase con gran confianza con él, pues bien recordaba que aquella especie era bastante tímida y gustaba de jugar algunas bromas con los viajeros. – ¿Bosque de Hyrule? – su mirada creció con una leve sorpresa, pues el nombre de dicha tierra no le era familiar, al menos de todos los viajes que había hecho. Su postura se había relajado ante tal situación, además de haber razonado al hecho de que aquella hada no parecía tener hostiles intenciones, contando con aquella presentación.
– ¿Navi? – repitió en suave tono mientras le miraba. – Comprendo… Melde Amras es mi nombre, puedes llamarme Melde. – respondió mientras retira la capucha de aquella capa que cubre su cabeza. Mostró una cabellera un tanto peculiar, pues el azul era predominante en sus hebras, así como en su mirada, aunque ya varios mechones de ésta habían comenzado a desteñirse, mostrando un azulado muy suave. – ¿Bosque de Hyrule, has dicho? ¿Exactamente en donde estamos? – cuestionó mientras observaba a su alrededor.
~ Off: ~ Lamento la demora, he tenido estado escaso de inspiración, pero aquí dejo respuesta, si decide continuar le daré seguimiento que merece por la espera, si no, lo entenderé.
Todo fue cubierto instantáneamente por oscuridad, no había ni arriba ni abajo, era un mar de penumbras donde el sentido común se encontraba en el olvido ¿Dónde estaba el ángel de la muerte? ¿O Dios? ¿Había muerto? ¿O simplemente eran efectos nunca antes vistos después de tremenda borrachera que seguramente había sido inducida tras la insistencia de sus camaradas después de una jornada de servicio? Pero no, de ninguna manera había bebido, no estaba la típica resaca que parecía amenazar al individuo con hacer reventar la cabeza, o la típica sed que insaciable parecía por más que se bebía del manantial más fresco.
Fue una luz, tal vez una estrella la que apareció ante sus ojos, paulatinamente iba creciendo ¿Era el final del túnel hacia el cielo? ¿O el infierno? No podía asegurarlo, su azulada mirada creció en sorpresa a medida que esta estrella crecía con rapidez hasta cegar su vista. Aquella luz no duro más de cinco segundos hasta apagarse. Su cuerpo ahora estaba hundido en fresco césped que cubría el suelo de aquel bosque desconocido, había tardado un poco en reincorporarse debido a la agitada llegada a dicho lugar. Sus ojos se adaptaban con lentitud a la luz del lugar que mantenía el cobijo de la fría niebla... “¿Dónde estoy?” Pensó.
Pasaron algunos minutos, mismos en los que ya deambulaba con lentitud hasta escuchar aquella dulce voz que le llamaba, era débil debido a la distancia, pero era audible. Se detuvo un poco sorprendido y alerta, colocando su mano derecha sobre el costado izquierdo en su cinturón, estaba a punto de desenvainar su espada, listo a responder. – ¿Quien habla? ¡Identifíquese! – Agregó algo exaltado.
