*La noche cuyo manto espectral recubre sin piedad el gran firmamento boscoso el cual baña con luz tenue las vetustas rúas por donde transitan tanto humanos como una gran variedad de seres peligroso. Ha sido un largo día para cierto joven quién se encontraba paseando por aquellos lugares desolados ha estas horas de la noche. A simple viste luce como un chico común y corriente lo cierto es que es todo lo contrario.
Subaru Sakamai es un vampiro cuya apariencia consiste en llevar una chaqueta de color negro con pantalones vaqueros negros también con un collar alrededor de su cuello. Lleva una camisa blanco con negro, con un cinturón marrón alrededor. En los extremos de la camisa roja que parece ser arrancado / rallado. Su personalidad es de un malhumorado vampiro quién generalmente está solo y nunca se preocupa por lo que está sucediendo a su alrededor, Subaru es del tipo silencioso. Sin embargo, fácilmente se enoja y se recurre a la violencia, yendo tan lejos como para romper todo cuando se pone muy enojado. Es un tipo de delincuente, un poco violento y le encanta las cosas daños. Él es también un sádico, pero a pesar de todo, a veces puede ser dulce(En ciertas circunstancias).
Sus pasos se hacían cada vez más lento y sonoros ya que al estar solo, el ruido se incrementan con cada pisada. Aparentemente distraído iba caminando cómo si nada iba concentrado en sus propios pensamientos, sin embargo una presencia poco peculiar, lo obliga a detenerse. Con las manos en sus bolsillos se va acercando a unos escasos centímetros de la otra alma además de él.*
-Responde ¿Quién eres?-
*Proclama tenso, al son que sus índigos orbes se afilan para detallar la figura de aquella que lo mantiene en guardia.*
El sol se ocultaba entre las sombras de los edificios más grandes de Tokio, un lugar mágico por sus enormes mansiones y palacios que llevaban años construidos y de algún modo conservados. Se podían encontrar pequeños templos en lo más alto de algunas montañas, dedicadas a las deidades diferentes en las que creían los ciudadanos japoneses. La gente era muy arraigada a sus costumbres, siendo bastante honorable y ciertamente conservadora en muchas cosas alrededor de su vida, mucha de las personas ya se encontraban en sus casas escondiéndose de lo que en la tarde la señorita del informe del tiempo había pronosticado
-“hoy podremos encontrar una noche lluviosa en las regiones de Tokio, así que, si salen por favor cúbranse bien y lleven un paraguas”
Y así fue efectivamente, el cielo se colisiono en una lluvia terriblemente fiera, las gotas caían golpeando el piso y algunos vidrios de los grandes edificios con fuerza
(¿?): El cielo se cae![/b]
Algunos se exclamaban entre sí, el cielo se había puesto oscuro y lleno de nubes negras, solo un loco andaría por ahí sin cubrirse o caminando con tanta naturalidad; pero no era imposible. Una mujer muy bella, de cara afilada, ojos grandes de un color azul celeste, nariz respingada y ligeramente levantada. Mentón bien perfilado y cincelado, de mejillas rosadas, sus labios eran gruesos y su piel parecía ser de porcelana, tan blanca pero bien cuidada. El cabello negro le caía sobre el rostro, con un flequillo recto por debajo de las cejas sin cubrir sus ojos, tal cabellera era larga hasta las caderas y se meneaba con el paso que sostenía.
Su altura mediana de 6.65, con una complexión delgada aunque no especialmente escuálida, de hombros pequeños y un bien pronunciado pecho, sin exagerar; de cintura pequeña y abdomen fuerte; caderas ligeramente anchas y piernas que al pacer eran ejercitadas en bicicleta todos los días, tobillos pequeños, se diría que la mujer tenía una belleza sobre humana o que era una mujer que tenía que cuidar su físico por alguna razón. Sus ropas eran normales, por llamarlas así, una blusa larga sin mangas de un color negro y un estampado blanco que era un triangulo y un ojo en el centro (había algo más profundo en aquella camiseta), pantalones negros de piel que en las piernas tenia pequeñas rallas con un cambio de tela semi-transparente, unas botas altas del mismo color con algo de tacón y una chamarra gris de cierre que mantenía abierta.
Su cabello se había deslizado por los bordes de su cara, hebras se salían de su “peinado” como pequeños cabellos desordenados. Sus botas y su chamarra estaban hechas un desastre pero parecía no importarle ya que seguía caminando entre la lluvia sin ningún tipo de remordimiento, mientras que sus orbes parecían buscar algo que aun no encontraba, parecía perdida de alguna manera ya que sus ojos estaban nerviosos tratando de buscar lo que había perdido, pero parecía no encontrarlo.
Su paso seso frente a un parque donde algunas personas estaban debajo de los arboles tratando de cubrirse de las gotas que caían inminentemente contra el suelo; la fémina solo se quedo de pie mirando a aquellas personas que se cubrían del agua, aunque su expresión facial se notaba tranquila, sus ojos parecían no mentir.
De forma repentina se giro y continuo su camino sin formar ningún tipo de palabra, hasta llegar a una calle que al parecer era concurrida por las personas, todos se mantenían de pie y un semáforo que colgaba encendió su luz de color verde y parecía darles una orden de cruzar, con ellos, la fémina lo hizo también hasta que algo llamo su atención, una pluma negra recostada y húmeda suavemente sobre el piso, se incoó y la tomo.
-Es hermosa… //pensó//
Cuando lo que al parecer llegaron recuerdos a su cabeza algo que la dejo inconsciente por un momento sin dejar la postura que anteriormente había tomado, escucho un pitido fuerte (el clacson de un carro) cuando volvió a si, escucho gritos desesperados de las personas:
Sus ojos no lo podían apartar del varón. ¿Acaso era la única que lo había visto? La gente parecía actuar de manera normal, como si antes su ojos no fuera sucedido nada. ¿Por qué solo yo lo pude ver? Es cuando ella noto que era la única que estaba siendo un alboroto, la gente la miraba de forma extraña como diciendo “ACASO SE SIENTE BIEN” Hizo que se encogiera de hombros. Sin decir nada tomo sus cosas camino hacia que sujeto- [code]¿Qué eres?[/code]- Dijo agata en tono curioso
╬ en una vella noche de luna llena sobre la ciudad a media noche, una nuve gris grande y espesa va pasando cubriendo asi por conpleto la luna, en las oscuras y solitarias calles solo se podia oir el biento resoplar , por medio de las calles aparese una esensia saliendo de la oscuridad paso por paso , que se podian oir cada pisada que dava.
de esas sonbras una joven de cabellos rubios, ade aserse ver mientras que la espesa nuve va dejando ver la luz de la luna iluminando ala hermosa presensia, sus orbes carmin brillavan en la oscuridad mientras que salia asia la luz segian del mismo color solo que ya no brillavan, eran frios , profundos y hermosos, su tez de la joven era palido como la nieve.
Pero avia algo diferente en esta joven, no era humana , sus hermosas alas de vampira an de brillar con la luz de la luna sus alas tenia diamantes de colores muy hermosos que eran como joyas , la joven tenia un mirad frio pero ala vez se veia solitaria y algo triste, vestia de un hermoso vestido rojo con adornos negros, su bestido era como nimi falta en parte, dejando ver sus hermosas y delicadas piernas , llevaba puesto unos sapaton negros con rosas rojas y un sonbrero pequeño con un liston alado en su cabello.
caminaba con tranquilidad por aquellas calles sin inportar que un alma en pena la viese su esensia ╬
Usser: Ahora fui yo la que se demoró. Gomen... Ignorante del hecho de haber sido descubierta, la joven continuó saboreando el dulce néctar que sólo las manzanas le permitían. No era de extrañarase que, por su obsesión, se enfermara repetidas veces, principalmente dolencias en el estómago por la ingesta de tantas. Pese a ello, no parecía aprender la lección y el temor provocado por el dolor estomacal sólo duraba mientras estuviera enferma, ya que al recuperarse por completo, volvía a iniciar el mismo círculo vicioso. Así, continuó hasta que la última manzana llegó a su boca. Su cola mostraba perfectamente el estado de ánimo de aquella peculiar joven, meciéndose de un lado a otro mientras la muchacha yacía recostada en su cama. Así mismo, una amplia sonrisa se había dibujado en su rostro. Se había acabado todas las manzanas que su madre le había enviado y la satisfacción que eso le provocaba era incontenible.
