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Deseo tocarte, sentir tu calor
About Me Notes
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AyatoSakamaki · 22-25, M
Te acepto la comida. Aunque no me creas.
AyatoSakamaki · 22-25, M
<.< Shi, claro que shi.
AyatoSakamaki · 22-25, M
No, pues, no puedo enviarte la imagen a menos que me mandes chat xD
AyatoSakamaki · 22-25, M
Te mandaré la imagen para que no me digas exagerado.
AyatoSakamaki · 22-25, M
Ya hasta me había olvidado que me debías turno. Por lo visto es de hace 11 meses. Creo que ya no vale la pena, ya se me fue el feeling.
AyatoSakamaki · 22-25, M
Hace ya mucho que se fue para no volver más.
AyatoSakamaki · 22-25, M
[code]─ Londres.... Creo que he visitado ese lugar en algún momento de mi vida. Es Inglaterra, ¿verdad?

El chico dio la espalda a la mujer y caminó hacia el centro del enorme salón, habían unos sillones y una mesa circular en medio de ellos. Tomó asiento en un sillón para dos personas e invitó a la mujer a tomar asiento donde ella quisiera.

Y dime, ¿Qué te trae de Londres a Japón? Me es extraño, puesto que esta es una ciudad bastante pequeña, un tanto fuera del mapa turista común de los visitantes ─ pronunció mientras le observaba detenidamente. Tras unos instantes tomó la campanilla de oro que se hallaba sobre la mesa y la hizo sonar. Tras el pasar de unos minutos una mujer vestida de mucama llegó con ellos y les ofreció una taza vacía y una tetera con té de manzanilla caliente que dejó sobre la charola en medio de la mesa, después sólo se retiró.[/code]

AyatoSakamaki · 22-25, M
AyatoSakamaki thinks you are Charming.
AyatoSakamaki · 22-25, M
[code]Miraba a la mujer desde el balcón, con aquella mirada esmeralda de sus grandes ojos. A decir verdad, era extraño que una mujer cómo ella pudiera estar a su puerta, quizás se hallaba perdida.
Un relámpago en el firmamento seguido del ruido de un trueno anunció que la lluvia estaba por caer, no podría dejar a la mujer fuera de un digno refugio.
Sin decir nada retrocedió y salió de la vista de la castaña y en unos pocos minutos la puerta de entrada se abrió develando al pelirrojo ahora frente a la chica.

Pasa o pescarás un resfriado ─ dijo sereno mientras abría la puerta y facilitaba el acceso a la propiedad.[/code]


[code]Una ves que la mujer había entrado, el pelirrojo le miró a sus espaldas de pies a cabeza. Su vestimenta había causado intriga en el chico, puesto que no parecía la ropa común que las mujeres de su edad solían vestir.

Mi nombre es Ayato Sakamaki. ¿De dónde vienes? ─ ladeó la cabeza mientras le observaba extrañado. [/code]
AyatoSakamaki · 22-25, M
[code]Definitivamente no era una hora adecuada para estar despierto, se suponía que debía estar en el colegio en un par de horas, pero dado la diferencia escolar de los Sakamaki con el resto del mundo, también tenían vacaciones.
Ayato se encontraba tendido sobre la cama de su alcoba, aburrido, mirando únicamente el tejado, el obscuro tejado. Tenía puestas las palmas de las manos como almohada y llevaba puesto una ropa ligera, y esta constaba de una camiseta de color negro de manga corta, un pantalón pescador gris con alcance debajo de las rodillas, un par de zapatos de color negro y una pequeña pulsera de color rojo en la muñeca derecha.

No parpadeaba, yacía embobado con lo negro del tejado, como si estuviese viendo alguna escena en la televisión y fuera muy entretenido. De pronto, cerró los párpados, no le quedaba de otra que dormir.[/code]


[code]Cuando de pronto, entre sueños escuchó una voz, parecía de una mujer... pero no, no podría ser "ella", eso fue lo que pasó por su mente en esos instantes. De nuevo la voz retumbó en su mente haciéndole abrir los ojos de golpe. Sí, era la voz de una mujer.
Se levantó de golpe, salió de la alcoba, caminó por el pasillo como desesperado y sujeto al barandal del segundo piso asomó rápidamente hacia la puerta viendo a lo lejos la figura de una mujer, pero.. no era ella, no era la chica de cabellos dorados que él esperaba.[/code]


[code]Se notaba en su rostro cierta decepción, más mantuvo la seriedad y se movió lentamente por la escalera hasta llegar a la puerta y detenerse frente a la joven recién llegada. Le miró a los ojos, con esos orbes oculares de color verde tan profundos. Entre abrió la boca y pronunció unas palabras con un tono serio.

¿Quién eres tú?[/code]