36-40, M
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GE1583096 · F
[code] 💠Sorpresa. Al principio su mente estaba conectada a la historia que estaba leyendo, realmente tenía preguntas y dudas sobre ciertos hechos que habían ocurrido. Ella era hija de sus padres pero ¿También había estado en el pensamiento de Eru? ¿Sus padres recordaban el gran vacío?, había tanto que quería preguntar, al momento que su padre colocó aquel durazno sobre la mesa ella seguía divagando un poco pero cuando al fin lo observó sobre su faz se dibujó una mueca de sorpresa, alegria y porque no emoción, el recuerdo de aquel árbol donde ella había sembrando no solo para tener frutos si no clono símbolo de su esperanza de ser buena maestra, había florecido y entregándole aquel jugoso fruto💠
💠Tomo aquel Frausto entre sus manos se sentía con una nueva visión, aún cuando ella iba todos los días a regarle, para cortar las hierbas que siempre crecían a su alrededor, no lo había visto dar frutos desde la primera vez que floreció, su madre siempre decía que debía tener paciencia pero ella no podía soportar la idea de no ver los frutos en su árbol y aquel día, ahí estaba su primer fruto, regordete, maduro, jugoso, con aquel aroma dulzón que bien podría ser usado en fabricación de alguna fragancia. Sus ojos azules seguían fijos en el fruto, lo acercó a su nariz y lo olfateó, acción que hizo que sus mejillas se enrojecieran por la satisfacción.💠
💠Dejo de vuelta el fruto sobre la mesa, quería seguir admirándolo pero la emoción que desbordaba hacía que sus dedos temblaran y no quería que cayera sobre las baldosas del piso.💠[/code]
— Ha madurado bien, padre heredaste los poderes de la abuela. —
💠Tomo aquel Frausto entre sus manos se sentía con una nueva visión, aún cuando ella iba todos los días a regarle, para cortar las hierbas que siempre crecían a su alrededor, no lo había visto dar frutos desde la primera vez que floreció, su madre siempre decía que debía tener paciencia pero ella no podía soportar la idea de no ver los frutos en su árbol y aquel día, ahí estaba su primer fruto, regordete, maduro, jugoso, con aquel aroma dulzón que bien podría ser usado en fabricación de alguna fragancia. Sus ojos azules seguían fijos en el fruto, lo acercó a su nariz y lo olfateó, acción que hizo que sus mejillas se enrojecieran por la satisfacción.💠
— Entonces que buen augurio a enviado Eru, que por fin a madurado mi árbol, empezaba a creer que la abuela no me bendecía.—
💠Dejo de vuelta el fruto sobre la mesa, quería seguir admirándolo pero la emoción que desbordaba hacía que sus dedos temblaran y no quería que cayera sobre las baldosas del piso.💠[/code]
GE1583096 · F
[code] 💠Observar. Después de algún tiempo por fin la princesa por fin elevó sus esperialitas azulinas de aquellas páginas amarillentas que sostenía entre sus manos para terminar también con aquellos apuntes que estaba tomando en aquel cuaderno con aquella letra tan pulcra y nítida en un Qwenya perfecto, sus ojos al principio sorprendidos por aquella visión de su padre sentados juntos en aquella sala, fue entonces cuando su mente por fin lo recordó. El día de entrenamiento por completo se había borrado de su mente, nadie antes había dejado plantado al gran señor, pero su hija menor estaba ahí desde temprano olvidando sus deberes como princesa.
Después de la sorpresa ha venido la calma, bajo el libro de su regazo hasta colocarlo en la mesa frente a ella y cerrarlo por completo, debía pasar menos tiempo con su abuelo Manwe o realmente algún día estaría en problemas por abandonar sus deberes. Respiro profundamente y también cerró el cuaderno, para después regalarle a su padre una sonrisa de complicidad y arrepentimiento, realmente sentía el no poder recordar algo tan simple como su entrenamiento matinal. 💠
💠Aquella pregunta fue más como una forma de desviación a aquella situación aún cuando sabía que su padre no la regañaría y mucho menos le reprocharía el hecho de haberse perdido del entrenamiento ella quería evitar la conversación.💠 [/code]
Después de la sorpresa ha venido la calma, bajo el libro de su regazo hasta colocarlo en la mesa frente a ella y cerrarlo por completo, debía pasar menos tiempo con su abuelo Manwe o realmente algún día estaría en problemas por abandonar sus deberes. Respiro profundamente y también cerró el cuaderno, para después regalarle a su padre una sonrisa de complicidad y arrepentimiento, realmente sentía el no poder recordar algo tan simple como su entrenamiento matinal. 💠
— Padre… buenos días ¿Haz desayunado ya? —
💠Aquella pregunta fue más como una forma de desviación a aquella situación aún cuando sabía que su padre no la regañaría y mucho menos le reprocharía el hecho de haberse perdido del entrenamiento ella quería evitar la conversación.💠 [/code]
GE1583096 · F
[code]💠Despertar. Los primeros rayos de Sol se asomaban por los árboles subyacentes a Valimar, las gotas de rocío se podían ver refractándose sobre la grama boscosa, dando a la luz que las atravesaba un color iridiscente mágico a los ojos de cualquier criatura. Dentro de las estancias de Valimar en una de las habitaciones, aquellos destellos iridiscentes se volvían más intensos, rebotando entre los muros de perla y plata de La Ciudadela, la ventana de dicha habituación se encontraba abierta de par en par, dejando que las ráfagas de aire matinal hicieran de las suyas y colaran las fragancias de las flores por todo el lugar.
Dentro de esta habitación se encontraba una decoración de un dormitorio, un poco espacioso para pertenecer a alguien común, la cama era de un tamaño considerable, enfundada en sábanas de seda blanca así como almohadones del mismo material y textura, en la pared colgaban cuadros y estantes con libros, así como dos grandes armarios que protegían todas las prendas que utilizaba la propietaria de dicha habitación, misma que estaba sentada enfrente del espejo y depilando su larga cabellera rubia tarareaba una canción, para después comenzar a trenzar aquella cabellera, dejando así unas trenzas pulcras que daban un toque de misticismo a su faz, enfundada en un vestido platino, la mujer cuando terminó, se dirigió hacia la salida para comenzar con sus deberes, entre los que estaba el estudio.
A pasó firme tomó su rumbo hacia la gran biblioteca que poseía su abuelo y que le proporcionaba grandes conocimientos. Una vez ahí tomó el libro que aún no terminaba, era uno sobre procesos alquímicos, tomó asiento junto a sus libretas para tomar algunos apuntes y preguntar después por temas que no haya entendido del todo bien.💠[/code]
Dentro de esta habitación se encontraba una decoración de un dormitorio, un poco espacioso para pertenecer a alguien común, la cama era de un tamaño considerable, enfundada en sábanas de seda blanca así como almohadones del mismo material y textura, en la pared colgaban cuadros y estantes con libros, así como dos grandes armarios que protegían todas las prendas que utilizaba la propietaria de dicha habitación, misma que estaba sentada enfrente del espejo y depilando su larga cabellera rubia tarareaba una canción, para después comenzar a trenzar aquella cabellera, dejando así unas trenzas pulcras que daban un toque de misticismo a su faz, enfundada en un vestido platino, la mujer cuando terminó, se dirigió hacia la salida para comenzar con sus deberes, entre los que estaba el estudio.
A pasó firme tomó su rumbo hacia la gran biblioteca que poseía su abuelo y que le proporcionaba grandes conocimientos. Una vez ahí tomó el libro que aún no terminaba, era uno sobre procesos alquímicos, tomó asiento junto a sus libretas para tomar algunos apuntes y preguntar después por temas que no haya entendido del todo bien.💠[/code]