[code]💠Despertar. Los primeros rayos de Sol se asomaban por los árboles subyacentes a Valimar, las gotas de rocío se podían ver refractándose sobre la grama boscosa, dando a la luz que las atravesaba un color iridiscente mágico a los ojos de cualquier criatura. Dentro de las estancias de Valimar en una de las habitaciones, aquellos destellos iridiscentes se volvían más intensos, rebotando entre los muros de perla y plata de La Ciudadela, la ventana de dicha habituación se encontraba abierta de par en par, dejando que las ráfagas de aire matinal hicieran de las suyas y colaran las fragancias de las flores por todo el lugar.
Dentro de esta habitación se encontraba una decoración de un dormitorio, un poco espacioso para pertenecer a alguien común, la cama era de un tamaño considerable, enfundada en sábanas de seda blanca así como almohadones del mismo material y textura, en la pared colgaban cuadros y estantes con libros, así como dos grandes armarios que protegían todas las prendas que utilizaba la propietaria de dicha habitación, misma que estaba sentada enfrente del espejo y depilando su larga cabellera rubia tarareaba una canción, para después comenzar a trenzar aquella cabellera, dejando así unas trenzas pulcras que daban un toque de misticismo a su faz, enfundada en un vestido platino, la mujer cuando terminó, se dirigió hacia la salida para comenzar con sus deberes, entre los que estaba el estudio.
A pasó firme tomó su rumbo hacia la gran biblioteca que poseía su abuelo y que le proporcionaba grandes conocimientos. Una vez ahí tomó el libro que aún no terminaba, era uno sobre procesos alquímicos, tomó asiento junto a sus libretas para tomar algunos apuntes y preguntar después por temas que no haya entendido del todo bien.💠[/code]