— ¿QUÉ? —rugió altanera, siempre a la defensiva. Estaba ya tan acostumbrada a tener ese tipo de "enfrentamientos" con el muchacho, que siempre había que hallar cómo defenderse.
Aún así, lo siguiente no lo vio venir. Ese beso fue tan inesperado que, no le dio tiempo de reaccionar de inmediato, o por lo menos no como lo esperaba. Su boca era tan cálida, a diferencia de todo lo que salía de ella, cuando reaccionó se halló a sí misma juntando sus párpados. "Scheisse, Asuka", pensó antes de separarse de él y propinarle otra bofetada (no tan fuerte como la anterior), lo empujó por los hombros.
— ¿Cuál... es... tu maldito problema? —sus puños temblaban de rabia, la pelirroja jugaba y jadeaba. Le faltaba el aliento.
Esta vez ella se le tiró encima, dejándose llevar por un repentino impulso de volver a probar esos labios. Rodeó su cuello con ambos brazos y le besó profundamente.
— Tu... — Su pecho subía y bajaba lleno de ira y de impotencia. Aquel golpe, a su parecer, había sido tan gratuito... para colmo si le había dolido, esa escandalosa alemana si sabía dar buenas bofetadas. Pero aún así, la vió tan agresiva, tan orgullosa y altanera, que algo despertó en el. De repente la encontró muy atractiva. Dió un paso hacia adelante para poder ponerse frente a ella y devolverle su cortesía de otra manera, de un apasionado beso.
— ¡ERES TAN TONTO QUE NO TE DARÍAS CUENTA! —rugía de furia, con su rostro tan rojo como su cabello. Sin darse cuenta, estaba frente al muchacho y le propinó una bofetada tan fuerte y sonora que, su mejilla no tardó en hacer juego con su traje—. ¡Y NO ME VUELVAS A LLAMAR ESTÚPIDA!
