« Back to Album · Next »
Newest First | Oldest First
DMx1576397 · 22-25, M
— Tú mandas. — Y esa respuesta sería la solución a muchas cosas. Su rostro parecía indiferente a la situación, tal vez hasta lucía de buen humor. ¿Qué podría pasar, si sólo eran dos chicos jóvenes por allí?

Quizás aún no alcanzaba a comprender el rango tan alto y valioso que tenía la alemana en ese entorno, pero sin duda ella comenzaba a ser importante para él. Parecía una especie de imán enojon que le atraía, que nunca podría aburrirlo.

Empezó a hacerle preguntas por su unidad, si había algo que le gustaría añadir o cambiar, o como se sentía al ser piloto y estar ahí dentro. Quizás era la única chica que podría hablar su idioma en ese aspecto, y eso le entretenía.
Se sintió pasearse por el comedor con él. Le encantaba generar incertidumbre en aquellos que consideraba sus inferiores, pero sobre todo por lo apuesto que era el muchacho. No había alguien que luciera como él en el colegio, eso era definitivo.

Por algún motivo no le soltó en el exterior y lo que le salvó de otra reprimenda fue que tampoco hizo por soltarla. Sólo pudo apretarle la mano ante su último comentario, cosa que le hizo gruñir.

Debería apagarte a ti, "prodigio" —dijo burlona, en lo que recorrían los pasillos, uno tras otro hasta alcanzar las escaleras de emergencia—. Nadie debe verme fuera a esta hora, debemos ser sigilosos o me regresarán a la casa y a ti... no sé qué harían contigo, así que callado, verstanden?
DMx1576397 · 22-25, M
Cualquier respuesta que se le pudo ocurrir para defender su propio intelecto se le olvidó al ver al pelinegro quejarse y sufrir la ira de la Roja. Tragó saliva con dificultad, esperando pasar a un perfil bajo para no motivar la competitividad de la chica.

Lo que si hizo fue caminar de la mano con ella, guardandose la otra en el bolsillo. Comenzaron una caminata casual, y eso sí que se sentía normal y cómodo, como si siempre hubiese sido así entre los dos.

— ¿Qué tal si vamos por un helado? Necesitamos algo frío para tranquilizar esa cabecita que tienes. — Bromeó, pero sabía que ni cien litros de postre frío podrían apagar ese fuego.
¡Te lo preguntaba, porque sea cual sea tu respuesta, si lo intentaras terminarías muerto! —espetó tan amenazante como pudo, apretando su mano al impedirle salir hasta que le hubiera dicho eso.

Salieron después de eso. Y apenas ambas figuras fueron visibles al fondo del pasillo, la pelirroja notó cómo todos se sobresaltaron y devolvieron la mirada a sus platos vacíos. Claro que habían estado apostando y diciendo estupideces. Y, sin soltar la mano del castaño, al pasar por el lado de Shinji (quien seguro fue el único que hizo por calmar a sus compañeros o no participiar en algo que pudiera meterlo en problemas con la piloto extranjera) afirmó su mano libre a un mechón de sus cabellos y con fuerza le empinó la cara en su bowl vacío. Y no se alejó contenta sino hasta escuchar un chillido de dolor.

No fue necesario despedirse de esos bobos.

¿Tú? ¿Un prodigio? —enarcó una ceja y sólo su orgullo le impidió mirarlo fijo al caminar.
DMx1576397 · 22-25, M
Le tomó de nuevo la mano y supuso que así sería su relación de ahora en adelante: él, siempre siguiendo los pasos de ella.

— Tú también eres muy joven. El mundo algunas veces hace prodigios, Asuka; me temo que nosotros somos un par de ellos. — Y eso no siempre terminaba bien, incluso todo ello venía cargado de responsabilidades.

Conforme caminaba con ella no supo si tomarse su último comentario como un halago. ¿Él, capaz de ponerle un dedo encima? Primero ella le cortaría ese dedo, o peor, el brazo.

— Me complace oír que crees que podría hacerte algo. ¿Eso significa que me consideras a tu nivel? — Y así los vieron salir, pero estaba seguro que antes de ello hubo intercambio de dinero: apuestas.

Esperó que muchos hubiesen apostado que sobreviviría airoso.
— Pensaba más bien como en un mecánico.. peroneres muy joven —parecía no poder comprender tanto—. ¿Qué trampa podría ser? Jamás pensé decir esto, pero: no entiendo nada —llevó ambas manos a frotar su cabeza, frustrada y confundida.

Enseguida alzó la mirada hacia él.

Plisó las faldas de su vestido y asintió.

— Sí, deberíamos salir. Necesito aire —inspiró lo más profundo que pudo y tomó una de las manos del castaño—. Sólo prométeme que no estás aquí para hacerme daño.
DMx1576397 · 22-25, M
— ¿En serio crees que podría entrar aquí solo fingiendo ser el barrendero? — Sonrió de lado. — Ella sabe, aunque sospecho me tendió una trampa enviándome aquí por sus cosas. — Y ahora entendía muchas cosas. Quizás eso era una broma, o tal vez pensó que Asuka podría necesitarlo más que para equipar su unidad.

— Es un lindo vestido, ¿Iremos a algún lado? — Y así automáticamente se invitó a algún plan improvisado.
— Hmmm... —no pudo ni replicar. Una parte suya seguía incrédula mientras su vestido se ajustaba a su esbelta fisonomía. Después sólo supo que volvía a tenerlo de frente, y entonces dejó que su cabello volviera a caer por su espalda.

Le miró con seriedad, con sus ojos entrecerrados, como si con ello pudiera enfocarlo mejor. Quizá tenía razón, quizá era demasiadas preguntas. Pero...

— ¿Misato sabe todo esto? Es decir, quien eres y qué estás haciendo aquí. ¿O me estás usando para acercarte a ella? —cuestionó, separando los pies, como quien está a punto de retroceder. Luego le vio guiar y torció los labios. Se seguía comportando igual que él—. Descarado.
DMx1576397 · 22-25, M
— Primero ayudarte con esto. — Y forcejeó un poco con el cierre, hasta que este fue subiendo y terminó por cerrar el vestido.

— Segundo, demasiadas preguntas. — Le tomó de los hombros y la giró, teniéndola frente a él.

— Si fuese un espía ya tendría una bala entre los ojos. Nerv observa todo, o al menos eso me he dado cuenta, y tampoco se toma las cosas a la ligera. Relájate, y déjame hacer mi trabajo, que es equipar esa bestia orgánica tuya con las mejores armas. — Y le guiñó un ojo. La maquinaria gigante era lo que mejor se le daba.
"NERV lo sabía", ahora sí parecía una plática de adultos. Genial. Lo que siempre soñó. Pero era demasiada información para ser procesada...

— ¿Ayudarme a qué? —cuestionó, como quien le responde a quien le acaba de hacer una amenaza. Pero entonces se apresuró a colocarse delante de él, dándole la espalda—. Súbete esto —indicó una vez que se alzó el cabello, descubriendo nuca y espalda, señalándole el cierre de su vestido, el cual se había atorado en su espalda baja—. ¿Y en el peor de los casos qué, Duo Maxwell? ¿No dijiste que estabas aquí para aprender...? ¡No seraá un espía!

Add a comment...
 
Send Comment