Hace mucho, mucho tiempo, en un lugar muy lejano existía un templo blanco como el marfil. Pristino, puro pero recto y firme, era la epítome del Orden en la región de Auroch.
Fue allí donde las primeras memorias de cierto niño bastante especial comenzaron a forjarse, en antaño dónde sólo había silencio y conocimiento. Dónde las emociones humanas no tenían cabida.
o al menos eso es lo que Riha creía, pues al momento de voltear hacia atrás, pudo notar como aun podía presenciar su sombra. Algo completamente natural, o al menos así sería si esta no hubiera comenzado a agrandarse cada vez más, y más, hasta nuevamente cubrir toda el área de oscuridad.
De un modo inexplicable, aquella sombra tomo un aspecto indescriptiblemente horroroso. Aun así, Riha no parecía inmutarse, o al menos no hasta que aquella bestia extendió una de sus manos en dirección a la pequeña. Llevando la palma de su mano frente a ella, mostro lo que parecía ser un rubí. Un tanto confundida y finalmente nerviosa, analizo minuciosamente aquella gema, hasta ser interrumpida por un fuerte alarido por parte de aquella bestia, el cual provocaría que irremediablemente Rihannon finalmente lograra despertarse. (…)