I’m probably going to hell, mates. Might as well enjoy the ride.
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BenjaminGorski · M
Siempre hay una manzana podrida... aunque todavía guardo la esperanza de que entrará en razón. Tal vez no ha entendido lo que el Señor Tenebroso predica, trataré de hablar con él. Será mi último intento.
EmiliaDecker · F
|| Gracias por aceptar la solicitud, ¿le gustaría trazar una trama por mensaje o chat?
SW-User
Bellatrix o Bella está bien, por ahora. Aún no me digas Lestrange, Carrow. No querrás pasar unos días en el hospital.
VG1554225 · F
Antes que eso...¿acaso te has sonrojado?
NarcissaBlack · F
Ooc: Hola! gracias a ti. Me encantaría, podemos hablar sobre una trama por mensaje.
JB1535635 · F
Piérdete.
Piérdete.
...
¡¿PIÉRDETE?!
Jenna pestañeó en su lugar repetidas veces, incapaz de entender lo que el abusador había dicho. Y solo las garras de Tronis en su cabeza la devolvieron a la realidad donde él continuaba abusando de un pobre mocoso. Se retiró los aretes, se arremangó las mangas de su chaqueta, comprobó que no tenía tacones y finalmente procedió: se acercó hacia el par y antes que el contrario volviera a... espera, no lo estaba golpeando con las manos. Jenna frunció el ceño creyendo que ya estaba delirando, pero antes de lanzar su cola de preguntas hizo lo que tenía que hacer por el bien del mocoso que probablemente iba a quedar con un trauma cuyo único psicólogo sería el oso de felpa que tendría en su cama. — ¡Déjalo ya! — Le gritó para a continuación golpearle con el codo a la altura del estómago y después aplastarle el pie con el propio. Jenna se sintió bastante Sandra Bullock en Miss Simpatia. Lo que la sorprendió luego fue la expresión de desconcierto total del mocoso.
— ¿Qué estás haciendo ahí? ¡Lárgate! — Hizo con sus manos una señal para que saliera volando del lugar. El niño susurró algo parecido a "¡una muggle!" y Jenna entreabrió los labios como si sintiera eso. Porque lo que ella había escuchado era otra cosa: — ¡¿A quién le estás llamando mugre?! — El niño solo saltó en su lugar después de escucharla y corrió incluso más rápido, quizás miedoso que la extraña le hiciera lo mismo. Y como todos los planes que Jenna armaba, este tuvo el mismo desenlace. Se quedó en su lugar, suspendida en la duda, porque ahora no tenía la menor idea sobre qué hacer. Lo único que se le había ocurrido al ver a mocoso siendo golpeado era ayudarlo. Además de cerrarle el pico al insolente que tenía al frente, claro estaba.
Tronis la devolvió a la realidad, bufando otra vez. A su lenguaje gatuno lo entendió como un: "Sigue vivo". Ella volteó a observar al muchacho insolente y enarcó una ceja. Habían dos resultados cada vez que Jenna golpeaba a alguien: o la víctima salía huyendo del lugar, la más común considerando que la muchacha de menuda estatura dejaba sorprendido a quien fuera que se metiera con ella, o terminaban enfrentándola. El segundo resultado normalmente la dejaban con moretones que después se veía obligada a tratar con la familia de sanadores: los Holmes. Sin embargo, ahora no tenía la menor idea dónde estaba. Era terreno desconocido, hostil. Y comenzaba a darse cuenta lo que acababa de hacer al haberlo atacado. Intentando aligerar el ambiente, sonrió, soltó una risa nerviosa y se acomodó un par de rizos: — Verás, podría perderme si primero supiera donde estoy.
Tronis volvió a hundir sus garras en su cabeza como si le dijera: "Patético, Jenna. Patético". Y ella le respondió a un gato que no hablaba: — Tú cállate.
Piérdete.
...
¡¿PIÉRDETE?!
Jenna pestañeó en su lugar repetidas veces, incapaz de entender lo que el abusador había dicho. Y solo las garras de Tronis en su cabeza la devolvieron a la realidad donde él continuaba abusando de un pobre mocoso. Se retiró los aretes, se arremangó las mangas de su chaqueta, comprobó que no tenía tacones y finalmente procedió: se acercó hacia el par y antes que el contrario volviera a... espera, no lo estaba golpeando con las manos. Jenna frunció el ceño creyendo que ya estaba delirando, pero antes de lanzar su cola de preguntas hizo lo que tenía que hacer por el bien del mocoso que probablemente iba a quedar con un trauma cuyo único psicólogo sería el oso de felpa que tendría en su cama. — ¡Déjalo ya! — Le gritó para a continuación golpearle con el codo a la altura del estómago y después aplastarle el pie con el propio. Jenna se sintió bastante Sandra Bullock en Miss Simpatia. Lo que la sorprendió luego fue la expresión de desconcierto total del mocoso.
— ¿Qué estás haciendo ahí? ¡Lárgate! — Hizo con sus manos una señal para que saliera volando del lugar. El niño susurró algo parecido a "¡una muggle!" y Jenna entreabrió los labios como si sintiera eso. Porque lo que ella había escuchado era otra cosa: — ¡¿A quién le estás llamando mugre?! — El niño solo saltó en su lugar después de escucharla y corrió incluso más rápido, quizás miedoso que la extraña le hiciera lo mismo. Y como todos los planes que Jenna armaba, este tuvo el mismo desenlace. Se quedó en su lugar, suspendida en la duda, porque ahora no tenía la menor idea sobre qué hacer. Lo único que se le había ocurrido al ver a mocoso siendo golpeado era ayudarlo. Además de cerrarle el pico al insolente que tenía al frente, claro estaba.
Tronis la devolvió a la realidad, bufando otra vez. A su lenguaje gatuno lo entendió como un: "Sigue vivo". Ella volteó a observar al muchacho insolente y enarcó una ceja. Habían dos resultados cada vez que Jenna golpeaba a alguien: o la víctima salía huyendo del lugar, la más común considerando que la muchacha de menuda estatura dejaba sorprendido a quien fuera que se metiera con ella, o terminaban enfrentándola. El segundo resultado normalmente la dejaban con moretones que después se veía obligada a tratar con la familia de sanadores: los Holmes. Sin embargo, ahora no tenía la menor idea dónde estaba. Era terreno desconocido, hostil. Y comenzaba a darse cuenta lo que acababa de hacer al haberlo atacado. Intentando aligerar el ambiente, sonrió, soltó una risa nerviosa y se acomodó un par de rizos: — Verás, podría perderme si primero supiera donde estoy.
Tronis volvió a hundir sus garras en su cabeza como si le dijera: "Patético, Jenna. Patético". Y ella le respondió a un gato que no hablaba: — Tú cállate.
JB1535635 · F
Estaba perdida.
Estaba muerta.
— Tronis, por todas las estrellas de Samael, cuando Emilia vea lo que has hecho va a asegurarse que jamás tengas descendencia. — Le dijo a su gato mientras que notaba el par de lienzos donde su pequeño felino había hecho sus necesidades. Emilia los había colocado en el suelo para que la pintura secara y ahora estaban adornados con... la última comida de su gato. — ¡Tronis! ¡Ya habíamos hablado de esto! — Jenna Bane se jaló los rulos, porque la pelirroja iba a llegar en cualquier momento e iba a lanzar desde la ventana al gato y dueña. Como un regalo de Satán, no pasaron más de cinco minutos antes que el pomo de la puerta de entrada comenzara a moverse.
Emilia.
Jenna se colocó pálida y comenzó a paniquear en su lugar. Tronis, casi percibiendo su final, soltó un chillido y se subió sobre la cabeza de su dueña esperando camuflarse en la maraña de rulos que ella tenía. Antes de que Emilia observara a sus futuras dos víctimas, la castaña apresó en su mano derecha el colgante de su collar, una rosa azul, y chilló: — ¡Rose, sácanos de aquí y llevanos donde no nos alcance el sol! — Cuando Emilia Decker ingresó a la habitación, encontró una de sus pinturas... húmeda y la segunda con unos restos de comida. Y la pelirroja juró que esperaría en ese preciso lugar a que Jenna Bane y Tronis llegaran para, efectivamente, lanzarlos desde la ventana.
Cuando Jenna sintió nuevamente la superficie bajo sus pies, abrió los ojos y se quejó un poco porque las garras de Tronis estaban hundiéndose demasiado en sus rulos. — Venga, bájate. Me vas a terminar arrancando cabello. — Su gato intercedió su mano que intentó bajarlo con un golpe gatuno y Jenna hizo una expresión de enojo. — ¡¿Qué te sucede, bola de pelos?! Te acabo de salvar de Emilia y-... Oye, ¿dónde estamos? — Jenna levantó la mirada reconociendo solo paredes de piedra y la apariencia de... — Se parece al camino que lleva al escondite de las tortugas ninja. Créeme, no me sorprendería que existieran, porque Linden dice que fueron inspiradas exactamente por una copia barata de estas cuando su creador quedó estancado en otra dimensión. Tremendo plagio al derecho de autor. — Tronis se acomodó mejor en su cabeza y mientras que Jenna caminaba, fue escuchando voces. — ¿Escuchas eso? Es el sonido de la civilización. Si te lanzas a la cara de alguno de ellos, no tendrás tu comida favorita por una semana. Estás advertido.
Y lo que encontró la hizo enarcar una ceja. Dos personas enfundadas en capas oscuras. Solo que uno era claramente mayor y estaba intimidando al menor. Tronis bufó apretando más sus garras en el cabello de Jenna y la muchacha tuvo las ganas de apretarle la cola para que aprendiera a respetarla. Sin embargo, tenía que encargarse de algo primero: — ¡Oye tú! ¡Métete con alguien de tu tamaño y deja a ese mocoso en paz! — Métete con alguien de tu tamaño dijo la muchacha que alcanzaba de puntillas el metro sesenta. Tronis reafirmó la postura de su dueña bufando un poco más y observando al chico. Y Jenna, con una mano en la cintura y la otra colgada en el aire, esperó una respuesta.
Estaba muerta.
— Tronis, por todas las estrellas de Samael, cuando Emilia vea lo que has hecho va a asegurarse que jamás tengas descendencia. — Le dijo a su gato mientras que notaba el par de lienzos donde su pequeño felino había hecho sus necesidades. Emilia los había colocado en el suelo para que la pintura secara y ahora estaban adornados con... la última comida de su gato. — ¡Tronis! ¡Ya habíamos hablado de esto! — Jenna Bane se jaló los rulos, porque la pelirroja iba a llegar en cualquier momento e iba a lanzar desde la ventana al gato y dueña. Como un regalo de Satán, no pasaron más de cinco minutos antes que el pomo de la puerta de entrada comenzara a moverse.
Emilia.
Jenna se colocó pálida y comenzó a paniquear en su lugar. Tronis, casi percibiendo su final, soltó un chillido y se subió sobre la cabeza de su dueña esperando camuflarse en la maraña de rulos que ella tenía. Antes de que Emilia observara a sus futuras dos víctimas, la castaña apresó en su mano derecha el colgante de su collar, una rosa azul, y chilló: — ¡Rose, sácanos de aquí y llevanos donde no nos alcance el sol! — Cuando Emilia Decker ingresó a la habitación, encontró una de sus pinturas... húmeda y la segunda con unos restos de comida. Y la pelirroja juró que esperaría en ese preciso lugar a que Jenna Bane y Tronis llegaran para, efectivamente, lanzarlos desde la ventana.
Cuando Jenna sintió nuevamente la superficie bajo sus pies, abrió los ojos y se quejó un poco porque las garras de Tronis estaban hundiéndose demasiado en sus rulos. — Venga, bájate. Me vas a terminar arrancando cabello. — Su gato intercedió su mano que intentó bajarlo con un golpe gatuno y Jenna hizo una expresión de enojo. — ¡¿Qué te sucede, bola de pelos?! Te acabo de salvar de Emilia y-... Oye, ¿dónde estamos? — Jenna levantó la mirada reconociendo solo paredes de piedra y la apariencia de... — Se parece al camino que lleva al escondite de las tortugas ninja. Créeme, no me sorprendería que existieran, porque Linden dice que fueron inspiradas exactamente por una copia barata de estas cuando su creador quedó estancado en otra dimensión. Tremendo plagio al derecho de autor. — Tronis se acomodó mejor en su cabeza y mientras que Jenna caminaba, fue escuchando voces. — ¿Escuchas eso? Es el sonido de la civilización. Si te lanzas a la cara de alguno de ellos, no tendrás tu comida favorita por una semana. Estás advertido.
Y lo que encontró la hizo enarcar una ceja. Dos personas enfundadas en capas oscuras. Solo que uno era claramente mayor y estaba intimidando al menor. Tronis bufó apretando más sus garras en el cabello de Jenna y la muchacha tuvo las ganas de apretarle la cola para que aprendiera a respetarla. Sin embargo, tenía que encargarse de algo primero: — ¡Oye tú! ¡Métete con alguien de tu tamaño y deja a ese mocoso en paz! — Métete con alguien de tu tamaño dijo la muchacha que alcanzaba de puntillas el metro sesenta. Tronis reafirmó la postura de su dueña bufando un poco más y observando al chico. Y Jenna, con una mano en la cintura y la otra colgada en el aire, esperó una respuesta.
BenjaminGorski · M
(Te molesta que hablemos español? mi rol es mejor así)
Todavía tengo esperanzas de que entre en razón. Pero algo me dice que su amor por los sangre sucia es más fuerte y lo ciega.
Todavía tengo esperanzas de que entre en razón. Pero algo me dice que su amor por los sangre sucia es más fuerte y lo ciega.
BenjaminGorski · M
Carrow, what are you up to?
SW-User
¡Carrow!
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