➥「RP ᴀᴄᴄᴏᴜɴᴛ 」| Gᴜᴀʀᴅɪᴀɴ Aɴɢᴇʟ | Nσ + 18 |
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AsuraKaos1530695 · 36-40, M
*El azabache sonrió ante las palabras femeninas, de alguna forma era la primera vez que tenían un cruce de esta manera, pero las cosas han venido cambiando desde hace suficiente tiempo como para saber que la fisura había terminado por convertirse en una fatal, giro a verle con cierta altivez, su mirada estaba apagada, los acontecimientos recientes con Edward sumado a todo lo que faltaba por venir tenían la totalidad de su tiempo en ello*..¿Mentiras?...¿Secretos?...*Exclamo luego de que la puerta se cerrase, aquellos al servicio de la ángel celestial quedaron fuera de la habitación, al igual que en aquel momento ninguno de los demonios a cargo del serafín se hallaban allí, el respeto hacia la mujer era algo que se había ganado con el paso del tiempo *
Seamos claros Ariel, Rhagel es lo único en común entre nosotros ahora mismo, pero no necesito mentir o engañarte, he respetado tus decisiones con tu…*Silencio un momento intentando no dar palabras erradas*…Padre, muy a pesar de lo que tus hermanos y superiores deseaban tuve que ir en contra de ellos por ti, pero soy lo que soy y tú eres lo que eres, y nada de eso cambiara al final del día….
*Dio un paso al frente acortando la distancia mientras mantiene la mirada fija en la ajena, no gritaba, no estaba fuera de sus cabales, pero si era lo suficientemente claro y directo con ella *…No hay instrucciones, conocías perfectamente el juego cuando decidiste jugarlo, pero hay cosas que no puedes controlar Ariel y yo soy una de ellas, mantente al margen de esto, ve con los tuyos si es que así lo deseas, pero mantenlos alejados de mi, ya no hay un motivo para contenerme si se acercan, y mantén a Rhagel fuera del alcance de ellos, para los tuyos él debe ser una abominación, y no lo aceptaran, pero si lo tocan, yo personalmente les recordare su lugar
Seamos claros Ariel, Rhagel es lo único en común entre nosotros ahora mismo, pero no necesito mentir o engañarte, he respetado tus decisiones con tu…*Silencio un momento intentando no dar palabras erradas*…Padre, muy a pesar de lo que tus hermanos y superiores deseaban tuve que ir en contra de ellos por ti, pero soy lo que soy y tú eres lo que eres, y nada de eso cambiara al final del día….
*Dio un paso al frente acortando la distancia mientras mantiene la mirada fija en la ajena, no gritaba, no estaba fuera de sus cabales, pero si era lo suficientemente claro y directo con ella *…No hay instrucciones, conocías perfectamente el juego cuando decidiste jugarlo, pero hay cosas que no puedes controlar Ariel y yo soy una de ellas, mantente al margen de esto, ve con los tuyos si es que así lo deseas, pero mantenlos alejados de mi, ya no hay un motivo para contenerme si se acercan, y mantén a Rhagel fuera del alcance de ellos, para los tuyos él debe ser una abominación, y no lo aceptaran, pero si lo tocan, yo personalmente les recordare su lugar
AsuraKaos1530695 · 36-40, M
* El silencio de la habitación donde se encontraba era total, aquel azabache estaba en su estudio con varios libros sobre la mesa que quedaba al centro de dicha habitación, solo la luz que otorgaba una lámpara de la mesa acompañaba el angélico ente, la noche había llegado hace ya algunas horas y los relámpagos que iluminan los cielos por momentos anunciando una tormenta, las corrientes gélidas abundan en los pasillos de aquel castillo, y dada la hora poco personal del servicio se encuentra activa más que quienes están en atención directa de Ariel, los demás se encontraban en las habitaciones inferiores de ciudad central en Asgard *
*Sin embargo aquellas sombrías entidades que siempre custodian al empíreo guardián de las sacras tierras de los oscuros serafines, siempre se encuentran atentos a quien sería su invocador, mientras el serafín se halla dentro de los límites de las sacras tierras, aquella tercera entidad en su yugo y quien ahora hace parte de su esencia no comparte el vínculo de esencia total, pues el núcleo de Asgard otorga a Baal la posibilidad de desligarse del serafín, y aquella noche, para su suerte, el oscuro ente se hallaba recargando su energía base dentro del núcleo *
*Las palabras de la querubín llegar a sus oídos, mientras sostenía la página de aquel libro que leía, un viejo grimorio que contenía información sobre los cuatro demonios cardenales que se encuentra sellado en el inframundo con su espada como catalizador del sello, con sutileza la diestra palma del serafín daba paso a dicha página para lentamente girar a ver a quien sería su esposa *
¿Qué es lo que deseas saber exactamente, Ariel?..
*Fue sutil, pero de alguna forma directo, realmente eran desconocidos uno del otro con tanto tiempo de ausencia entre las veces que podían verse, o compartir, algo que ya era cosa del pasado, los oscuros irises del azabache se posaron en la fisionomía de la mujer angelical *
Creo que debes ser un poco más explícita en tu pregunta, pues son demasiados los acontecimientos actuales, de los que quizás no tengas conocimiento
*Sin embargo aquellas sombrías entidades que siempre custodian al empíreo guardián de las sacras tierras de los oscuros serafines, siempre se encuentran atentos a quien sería su invocador, mientras el serafín se halla dentro de los límites de las sacras tierras, aquella tercera entidad en su yugo y quien ahora hace parte de su esencia no comparte el vínculo de esencia total, pues el núcleo de Asgard otorga a Baal la posibilidad de desligarse del serafín, y aquella noche, para su suerte, el oscuro ente se hallaba recargando su energía base dentro del núcleo *
*Las palabras de la querubín llegar a sus oídos, mientras sostenía la página de aquel libro que leía, un viejo grimorio que contenía información sobre los cuatro demonios cardenales que se encuentra sellado en el inframundo con su espada como catalizador del sello, con sutileza la diestra palma del serafín daba paso a dicha página para lentamente girar a ver a quien sería su esposa *
¿Qué es lo que deseas saber exactamente, Ariel?..
*Fue sutil, pero de alguna forma directo, realmente eran desconocidos uno del otro con tanto tiempo de ausencia entre las veces que podían verse, o compartir, algo que ya era cosa del pasado, los oscuros irises del azabache se posaron en la fisionomía de la mujer angelical *
Creo que debes ser un poco más explícita en tu pregunta, pues son demasiados los acontecimientos actuales, de los que quizás no tengas conocimiento
AsuraKaos1530695 · 36-40, M
SECRETS
* Fue larga la temporada que estuvo fuera de los dominios, a pesar de su necesidad de volver lo más pronto posible, siempre encontró un obstáculo nuevo que impedía su normal retorno, incluso aun había razones por las cuales quizá debía mantener en los planos de Terra o la misma Tierra, sin embargo, había una fuerza aun mayor que le atraía volver a Asgard y esa, era su esposa y su hijo quien ya estaba en camino *
*Durante sus viajes, cruzo camino con la hermana de Ariel, con quien hizo frente a un enorme número de demonios, pero lastimosamente la misión no fue culminada y por ende aún era latente un enorme peligro, que aunque se había replegado, en cualquier momento podría aparecer, fue blanco de una cazadora de seres sobrenaturales, y al fin de cuentas el motivo principal de viaje fue totalmente incierto al no conseguir respuestas de aquella abominación futurista que de alguna forma luego de haber sido derrotada aun le atormentaba, La reunión con el consejo mundial fue menos que satisfactoria, pues finalmente el hecho de ser un blanco de persecución por los lideres humanos le colmo la paciencia, aunque entendía sus razones, para su suerte, quizás actualmente era el único de la Elite Army que mantenía lazos en aquellas tierras de manera constante *
*Finalmente su retorno a sus tierras era un hecho, pero sabía que su esposa no se encontraba allí, no era necesario que sus guardianes le informasen lo que había sentido ya hace semanas, pero encontrarla no era una tarea difícil pues aquella pulsera siempre otorgaba una localización precisa en caso de que su amada ángel se encontrase en problemas, aunque deseaba más que nada en el mundo permanecer a su lado, no quería ser sobreprotector y entendía que ambos tenían sus espacios, debido a sus naturalezas *
*El atardecer lentamente dejaba un hermoso cielo anaranjado producto de los soleados días que estaban aconteciendo, y aunque era una paz falsa, pues en su retorno a los diferentes planos había encontrado cientos de amenazas latentes, era más que claro que no podía hacerse cargo de todo lo que sucediera, el azabache se encontraba en el departamento que se hallaba en las fronteras de Terra, el cual compartía cotidianamente con su esposa, dada su tranquilidad y lejanía, había vuelto a sellar su armadura y armas, a pesar de que sabía que sus capacidades habían disminuido por el tiempo que había limitado su uso, no era como si fuera vulnerable para cualquier ser, además cuanto estaba con su esposa se había prometido no usar sus habilidades sobrenaturales *
*Antes de que el sol se terminase de ocultar, el azabache había ya cambiado sus vestimentas y dejado al personal del servicio organizando su hogar, vestía una blanca camisa, un pantalón negro, y portaba su cadena de adamantium colgado en su pecho por cualquier eventualidad que sucediese tener al alcance sus elementos, algo que hace ya un tiempo no hacia pero realmente no quería correr riesgos, elevo la mirada lentamente al cielo, y dejó escapar un ligero suspiro mientras su fisionomía comenzaba a desintegrarse en cientos de partículas de energia oscura que se esparcían por los aires como una nube de luciérnagas que poco a poco se disipaba *
Creo que ha sido demasiado tiempo lejos de ti…..
*Fue la voz del varón serafín la que llegaba a los sentidos auditivos de la castaña desde sus espaldas, el cuerpo del azabache se había formado lentamente a unos cuantos metros tras de ella, sus negros irises se posaban en el cuerpo de su esposa con aquella calidez habitual, y en ese momento nada más en el universo tenia importancia para el *
Mi amada esposa
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La falta de palabras de Ariel sin duda le desesperaban. Ella no negaba ni afirmaba nada, al contrario, solo hacía silencio. Veía sus lágrimas, el arrepentimiento en sus ojos y eso fue suficiente para terminar quebrando su frágil corazón.
[med]- Flashback -[/med]
— Miren, ahí va Metatrón.
— ¿Metatron? Esa es Luciel.
— Luciel es la encarnación del segundo Metatrón, ¿no lo sabías?
— No, no lo sabía.
— Después de que ella fue la que descubrió que Lucifer se iba a levantar contra padre y se enfrentó a cientos y cientos de traidores, padre le nombró Metatrón, el ángel más fuerte de todos, la más valiente y su mano derecha. Ella prefiere ser llamada solo Luciel, la justa, pero su nombre va más allá de eso.
— ¿En serio se enfrentó a cientos de ángeles?
— Sí. Luciel antes era un serafín animado y dulce que a todos nos hacía sentir tranquilos y en paz, era como ver a padre pero... Desde que Liriel descendió...
— ¿Liriel? ¿Quién es Liriel?
Suspira. — Cuando Luciel nació, ella no nació sola. Por la gracia de padre, Luciel nació con una hermana gemela, Liriel. Liriel, a diferencia de Luciel era caprichosa, egoísta y desobediente. Siempre se sintió detrás de la sombra de Luciel pues ella destacaba en todo, mientras que Liriel no podía ni siquiera tener personalidad propia. Harta de que su hermana fuera todo lo que ella quería ser, Liriel se unió a las filas de Lucifer, dándole la razón. Fue así que Luciel se dio cuenta de todo, cuando sintió la angustia en su corazón que conectaba con el de Liriel. Cuando logró decirle lo sucedido a padre, pocos momentos después fue que la guerra en los cielos se desató. Luciel fue quien enfrentó a Liriel en una cruel y dolorosa batalla. Pese a que Liriel no quería a Luciel, Luciel amaba a su hermana con todo su corazón. Siempre vio por ella más que por los demás, siempre quiso que ella encajara y que ella fuera única, porque ella la veía como única. Ante sus ojos, Liriel era la persona más maravillosa y dulce, pero todo cayó ante sus ojos cuando estuvieron enfrentándose. Fue una batalla en la que Luciel desató todo su dolor, donde la tristeza se apoderó de ella y terminó por echar a su hermana del paraíso, junto con Lucifer. Pero antes de llegar si quiera al infierno, Liriel murió...
— ¿Murió? Vaya... Eso si es triste...
— Desde entonces, Luciel no ha vuelto a sonreír, no ha vuelto a ver a nadie como veía a su hermana Liriel. Desde entonces, su corazón se marchitó. Si miras fijamente a sus ojos y si ella te lo permite, podrás ver todo el dolor que guarda dentro y ha suprimido por tanto tiempo.
[med]- Fin del Flashback -
[/med]
Luciel llevó su mano sobre su rostro, sentía como la angustia, la desesperación y el dolor se apoderaban de todo su ser. Había vuelto a abrir su corazón, una única vez después de que vio nacer a ese pequeño ángel que ahora estaba a su frente, con lágrimas en los ojos. No sabía como reaccionar, que decir o que hacer, entonces dios habló.
— Mi querida Luciel, tu corazón se ha dañado otra vez.
Fueron las palabras de un padre bondadoso, preocupado por el destruido corazón de quien era su mano derecha. Pero pese a esto, el dolor de Luciel no se calmaba. Se dejó caer de rodillas frente a Ariel. El peso de su armadura era tanto que sentía pocas fuerzas en su cuerpo. La deshonra, el asco y la decepción estaban en su rostro, uno enmarcado por la ira que iba en aumento. Estaba pecando en ese momento y ella lo sabía, pero no podía controlar más sus emociones, no de nuevo. Su cabello dorado se vio teñido por una mecha plateada que iniciaba desde la raíz hasta las puntas. ¿Qué ocurría con ella?
— La corrupción de Liriel...
Mencionó Miguel quien era el que estaba más cerca de Luciel. El miedo le hizo tiritar y recordar cosas pasadas que le dejaban seca la boca y un nudo en la garganta.
— ¿Por qué Ariel? ¿Por qué lo hiciste?
Eran las únicas palabras que podía profesar la serafín, en su perpetuo dolor, dejando su mirar oculto tras el dorado y plateado cabello que parecía seguir cambiando mechon por mechon de color.
[med]- Flashback -[/med]
— Miren, ahí va Metatrón.
— ¿Metatron? Esa es Luciel.
— Luciel es la encarnación del segundo Metatrón, ¿no lo sabías?
— No, no lo sabía.
— Después de que ella fue la que descubrió que Lucifer se iba a levantar contra padre y se enfrentó a cientos y cientos de traidores, padre le nombró Metatrón, el ángel más fuerte de todos, la más valiente y su mano derecha. Ella prefiere ser llamada solo Luciel, la justa, pero su nombre va más allá de eso.
— ¿En serio se enfrentó a cientos de ángeles?
— Sí. Luciel antes era un serafín animado y dulce que a todos nos hacía sentir tranquilos y en paz, era como ver a padre pero... Desde que Liriel descendió...
— ¿Liriel? ¿Quién es Liriel?
Suspira. — Cuando Luciel nació, ella no nació sola. Por la gracia de padre, Luciel nació con una hermana gemela, Liriel. Liriel, a diferencia de Luciel era caprichosa, egoísta y desobediente. Siempre se sintió detrás de la sombra de Luciel pues ella destacaba en todo, mientras que Liriel no podía ni siquiera tener personalidad propia. Harta de que su hermana fuera todo lo que ella quería ser, Liriel se unió a las filas de Lucifer, dándole la razón. Fue así que Luciel se dio cuenta de todo, cuando sintió la angustia en su corazón que conectaba con el de Liriel. Cuando logró decirle lo sucedido a padre, pocos momentos después fue que la guerra en los cielos se desató. Luciel fue quien enfrentó a Liriel en una cruel y dolorosa batalla. Pese a que Liriel no quería a Luciel, Luciel amaba a su hermana con todo su corazón. Siempre vio por ella más que por los demás, siempre quiso que ella encajara y que ella fuera única, porque ella la veía como única. Ante sus ojos, Liriel era la persona más maravillosa y dulce, pero todo cayó ante sus ojos cuando estuvieron enfrentándose. Fue una batalla en la que Luciel desató todo su dolor, donde la tristeza se apoderó de ella y terminó por echar a su hermana del paraíso, junto con Lucifer. Pero antes de llegar si quiera al infierno, Liriel murió...
— ¿Murió? Vaya... Eso si es triste...
— Desde entonces, Luciel no ha vuelto a sonreír, no ha vuelto a ver a nadie como veía a su hermana Liriel. Desde entonces, su corazón se marchitó. Si miras fijamente a sus ojos y si ella te lo permite, podrás ver todo el dolor que guarda dentro y ha suprimido por tanto tiempo.
[med]- Fin del Flashback -
[/med]
Luciel llevó su mano sobre su rostro, sentía como la angustia, la desesperación y el dolor se apoderaban de todo su ser. Había vuelto a abrir su corazón, una única vez después de que vio nacer a ese pequeño ángel que ahora estaba a su frente, con lágrimas en los ojos. No sabía como reaccionar, que decir o que hacer, entonces dios habló.
— Mi querida Luciel, tu corazón se ha dañado otra vez.
Fueron las palabras de un padre bondadoso, preocupado por el destruido corazón de quien era su mano derecha. Pero pese a esto, el dolor de Luciel no se calmaba. Se dejó caer de rodillas frente a Ariel. El peso de su armadura era tanto que sentía pocas fuerzas en su cuerpo. La deshonra, el asco y la decepción estaban en su rostro, uno enmarcado por la ira que iba en aumento. Estaba pecando en ese momento y ella lo sabía, pero no podía controlar más sus emociones, no de nuevo. Su cabello dorado se vio teñido por una mecha plateada que iniciaba desde la raíz hasta las puntas. ¿Qué ocurría con ella?
— La corrupción de Liriel...
Mencionó Miguel quien era el que estaba más cerca de Luciel. El miedo le hizo tiritar y recordar cosas pasadas que le dejaban seca la boca y un nudo en la garganta.
— ¿Por qué Ariel? ¿Por qué lo hiciste?
Eran las únicas palabras que podía profesar la serafín, en su perpetuo dolor, dejando su mirar oculto tras el dorado y plateado cabello que parecía seguir cambiando mechon por mechon de color.
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[med]Retroceso [/med]
El momento había llegado. Ese día, Luciel estaba preparándose para salir a una especie de misión que Dios, su padre, le había encomendado. Los ángeles que estaban a su servicio, le ayudaban a colocarse su brillante y plateada armadura, mientras otros le informaban sobre la situación; una brecha se había abierto en la tierra, brecha donde seguramente saldrían los demonios a causar caos. Esos trabajos no eran muy común para Luciel y ella lo sabía muy bien, pero también sabía que su alejamiento del paraíso se daría por algo que estaba por acontecer; seguramente, querían que no estuviera presente.
El tiempo había pasado y Luciel estuvo a punto de partir, hasta que un arcángel bien conocido por ella se hizo presente.
— Luciel, por órdenes han querido que te alejes, quieren evitar que sufras.
— ¿Sufrir? ¿A qué te refieres, Gabriel?
— Padre quiso evitar que tu puro corazón se lastimara pero... Ariel...
— ¿Ariel? ¿Qué ocurre con Ariel, Gabriel? — Efusiva, se acercó al arcángel, tomándolo por el cuello de su ropa, mirándolo con preocupación.
— Tranquila... Es solo qué...
— ¡¿Sólo qué, Gabriel?! Habla.
— Ariel cometió un pecado... Y será juzgada... Hoy.
Como balde de agua fría, las manos de Luciel soltaron la ropa del arcángel. Las sentía pesadas, como plomo en ellas, sentía las piernas a temblar y un nudo en la garganta se le formó. ¿Qué clase de pecado había cometido Ariel como para ser juzgada? y, ¿qué tan pesado era ese pecado? No había respuestas a su pregunta y ni siquiera le importó su misión. Empuñó sus manos y se giró, dándole la espalda al arcángel. En un segundo, batió sus alas y se retiró del lugar, dirigiéndose hacia el trono de Dios.
A lo lejos, pudo divisar varios ángeles, arcángeles, tronos, serafines y demás, alrededor del trono de dios. En el centro, una Ariel arrodillada y encadenada y a su lado el arcángel Miguel. Dios, tan omnipotente, estaba sentado en su trono. La voz de él se escuchaba por casi todos los cielos, pero por ese extraño momento, Luciel no escuchaba absolutamente nada. En un abrir y cerrar de ojos, Luciel ya estaba arrodillada frente a Ariel, dándole la espalda y dando el frente a dios. No sabía absolutamente nada, pero daría la vida misma si se trataba de su pequeña hermana.
— Padre, he sabido que Ariel... — Pausó sus palabras, trató de llevar la mirada hacia Ariel, pero no pudo. — ... He sabido que cometió un pecado. Sé que intentaron alejarme, que no me enterara de nada de esto, pero padre... Yo quiero saber...
Dios no respondió a sus palabras, pero la miró con tristeza, con benevolencia. Miguel dio unos pasos al frente, posicionándose al lado de Luciel, a la cual vio con atención, frunciendo ligeramente el entrecejo.
— Ariel cometió el pecado de enamorarse de un serafín oscuro. De un traidor. En vez de cumplir sus tareas, se dedicó a conocerlo, pasar tiempo con él y enamorarse. Nos dimos cuenta en nuestra última misión y le dijimos a padre lo sucedido. Padre nos pidió traer a Ariel.
Las palabras de Miguel resonaban en la cabeza de la ya confundida Luciel. ¿Qué era lo que estaba diciendo? ¿Por qué acusaba de eso a Ariel? ¿Qué clase de conspiración estaba ocurriendo?
Se puso de pie y con molestia se lanzó hacia Miguel, Luciel, quien siempre se mantuvo con una mirada y una imagen apacible, aún y en sus crueles batallas, ahora esta con un rostro "endemoniado", como si hubiesen tocado lo más puro y apreciado para ella, como si su talón de aquiles hubiese sido descubierto. Su mirada era fría, llena de furia y su entrecejo estaba por demás fruncido, la boca torcida y su sien a punto de explotar. Sus manos estaban sobre el cuello de la ropa de Miguel y la inminente amenaza de la sefarín se hizo presente cuando sus 8 alas se mostraron frente a todos; al hacer esto, todos sabían que Luciel estaba dispuesta a acabar con quien fuera, esa era la clara señal de su profunda molestia.
— Lo que dices no es cierto, Ariel no haría tal cosa, ella conoce las reglas y conoce la historia de los serafines oscuros. ¡Todo esto es una conspiración!
Volteó a ver a dios, quien negó con la cabeza, con ello le confirmaba que las palabras de Miguel eran tan ciertas, como tan dolorosas para ella; como mil navajas que atravesaban su pecho.
— ... Dime que no es verdad, Ariel... Dime... Dime que no hiciste eso...
La rabia se habia borrado, dándole paso a la profunda tristeza, nunca nadie había visto así de triste a Luciel, por lo que los demás ángeles, tronos, arcángeles y querubines se exaltaron, murmurando. Esta vez, su mirada quedó en Ariel, soltando a Miguel y quedando frente a ella, con una mano sobre la empuñadura de su sagrada espada.
El momento había llegado. Ese día, Luciel estaba preparándose para salir a una especie de misión que Dios, su padre, le había encomendado. Los ángeles que estaban a su servicio, le ayudaban a colocarse su brillante y plateada armadura, mientras otros le informaban sobre la situación; una brecha se había abierto en la tierra, brecha donde seguramente saldrían los demonios a causar caos. Esos trabajos no eran muy común para Luciel y ella lo sabía muy bien, pero también sabía que su alejamiento del paraíso se daría por algo que estaba por acontecer; seguramente, querían que no estuviera presente.
El tiempo había pasado y Luciel estuvo a punto de partir, hasta que un arcángel bien conocido por ella se hizo presente.
— Luciel, por órdenes han querido que te alejes, quieren evitar que sufras.
— ¿Sufrir? ¿A qué te refieres, Gabriel?
— Padre quiso evitar que tu puro corazón se lastimara pero... Ariel...
— ¿Ariel? ¿Qué ocurre con Ariel, Gabriel? — Efusiva, se acercó al arcángel, tomándolo por el cuello de su ropa, mirándolo con preocupación.
— Tranquila... Es solo qué...
— ¡¿Sólo qué, Gabriel?! Habla.
— Ariel cometió un pecado... Y será juzgada... Hoy.
Como balde de agua fría, las manos de Luciel soltaron la ropa del arcángel. Las sentía pesadas, como plomo en ellas, sentía las piernas a temblar y un nudo en la garganta se le formó. ¿Qué clase de pecado había cometido Ariel como para ser juzgada? y, ¿qué tan pesado era ese pecado? No había respuestas a su pregunta y ni siquiera le importó su misión. Empuñó sus manos y se giró, dándole la espalda al arcángel. En un segundo, batió sus alas y se retiró del lugar, dirigiéndose hacia el trono de Dios.
A lo lejos, pudo divisar varios ángeles, arcángeles, tronos, serafines y demás, alrededor del trono de dios. En el centro, una Ariel arrodillada y encadenada y a su lado el arcángel Miguel. Dios, tan omnipotente, estaba sentado en su trono. La voz de él se escuchaba por casi todos los cielos, pero por ese extraño momento, Luciel no escuchaba absolutamente nada. En un abrir y cerrar de ojos, Luciel ya estaba arrodillada frente a Ariel, dándole la espalda y dando el frente a dios. No sabía absolutamente nada, pero daría la vida misma si se trataba de su pequeña hermana.
— Padre, he sabido que Ariel... — Pausó sus palabras, trató de llevar la mirada hacia Ariel, pero no pudo. — ... He sabido que cometió un pecado. Sé que intentaron alejarme, que no me enterara de nada de esto, pero padre... Yo quiero saber...
Dios no respondió a sus palabras, pero la miró con tristeza, con benevolencia. Miguel dio unos pasos al frente, posicionándose al lado de Luciel, a la cual vio con atención, frunciendo ligeramente el entrecejo.
— Ariel cometió el pecado de enamorarse de un serafín oscuro. De un traidor. En vez de cumplir sus tareas, se dedicó a conocerlo, pasar tiempo con él y enamorarse. Nos dimos cuenta en nuestra última misión y le dijimos a padre lo sucedido. Padre nos pidió traer a Ariel.
Las palabras de Miguel resonaban en la cabeza de la ya confundida Luciel. ¿Qué era lo que estaba diciendo? ¿Por qué acusaba de eso a Ariel? ¿Qué clase de conspiración estaba ocurriendo?
Se puso de pie y con molestia se lanzó hacia Miguel, Luciel, quien siempre se mantuvo con una mirada y una imagen apacible, aún y en sus crueles batallas, ahora esta con un rostro "endemoniado", como si hubiesen tocado lo más puro y apreciado para ella, como si su talón de aquiles hubiese sido descubierto. Su mirada era fría, llena de furia y su entrecejo estaba por demás fruncido, la boca torcida y su sien a punto de explotar. Sus manos estaban sobre el cuello de la ropa de Miguel y la inminente amenaza de la sefarín se hizo presente cuando sus 8 alas se mostraron frente a todos; al hacer esto, todos sabían que Luciel estaba dispuesta a acabar con quien fuera, esa era la clara señal de su profunda molestia.
— Lo que dices no es cierto, Ariel no haría tal cosa, ella conoce las reglas y conoce la historia de los serafines oscuros. ¡Todo esto es una conspiración!
Volteó a ver a dios, quien negó con la cabeza, con ello le confirmaba que las palabras de Miguel eran tan ciertas, como tan dolorosas para ella; como mil navajas que atravesaban su pecho.
— ... Dime que no es verdad, Ariel... Dime... Dime que no hiciste eso...
La rabia se habia borrado, dándole paso a la profunda tristeza, nunca nadie había visto así de triste a Luciel, por lo que los demás ángeles, tronos, arcángeles y querubines se exaltaron, murmurando. Esta vez, su mirada quedó en Ariel, soltando a Miguel y quedando frente a ella, con una mano sobre la empuñadura de su sagrada espada.
NinoNakano · F
Gracias por aceptar la invitacion con gusto comenzare una historia de rol con usted
SW-User
SW-User thinks you are Best Friend.
AsuraKaos1530695 · 36-40, M
https://www.youtube.com/watch?v=WeboT_rS-Mc
*Un nuevo amanecer había arribado, los dorados rayos del rey astro diurno, atravesaban las cortinas de la imponente construcción de barroca arquitectura situada en el centro del complejo flotante y oculto en medio de los diferentes planos y que se denominaba Asgard, tierras que eran resguardadas por el Empíreo serafín oscuro, y se alimentaban de los cambios climáticos de los planos que le rodeaban entre las brechas dimensionales entre las cuales se sitúa*
*Las largas praderas que rodean aquel enorme mundo y que se extienden hasta donde la vista alcanza había retomado el verde convirtiendo aquel paraje en un paraíso terrenal, en el cual habitan ahora más de 300 Humanos, población que se ha acrecentado debido a los nuevos seres que han llegado del plano llamado “Tierra” donde, después de la guerra con el ente cibernético se formó una nueva cadena económica mundial con algunos miembros de la Elite Army*
*Con el tiempo muchas cosas han cambiado, incluso los miembros de aquel gremio que defendió los planos que les rodean en diversas ocasiones parecieran haber desaparecido del mapa, solo quedan las insignias que le reconocen como miembro activo y embajador en algunos mundos, el azabache se encuentra en la terraza superior del castillo principal, el aleteo de la mítica bestia que surca los extensos cielos de Asgard se siente luego del graznido que se eleva avisando su llegada*
*Han sido tiempos de paz, de calma, su ahora esposa se encuentra en el recinto del castillo central, y quien lleva aquel nuevo nacimiento que ambos aguardan. Los guardianes de las puertas siempre atentos a la seguridad de las tierras del oscuro ente angélico, y su leal servidor, el emisario sombrío que siempre le ha acompañado y ahora vela por la esposa del varón, la espada,la armadura de adamantium y el emblema que le reconoce como un guerrero de la Elite Army se hallan nuevamente selladas en lo recóndito del castillo junto al núcleo principal custodiado por el mefistofélico servidor que responde al nombre de Baalberith*
*No ha sido necesario el uso de sus habilidades sobrenaturales, y espera en lo posible no necesitarlo nuevamente, se ha dedicado enteramente al seguimiento de sus infinitos recursos económicos en los diferentes planos, junto a sus 3 fieles encargados, todo había cambiado, todo parecía haber cerrado de nuevo un ciclo sangriento, pero la eternidad es un castigo que siempre lleva cambios, y que es incierto, pero ahora a pesar de que su fuerza se halla oculta, tiene más determinación para defender a quienes ama*
AsuraKaos1530695 · 36-40, M
https://www.youtube.com/watch?v=---apBewqaw&feature=share
User1564283 · F
— Siento que me estoy perdiendo a mi misma, ya no se quién soy, ni que rumbo llevo ... esas imágenes no se van de mi mente ... —
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