[code]El cazador había cumplido con su cometido y en su cuello descansaba la presa de su contrato. "Una criatura casi mítica, una deidad aprisionada en un cuerpo terrenal." La bestia era ensalzada como una entidad divina, pero no era más que la creación de un demonio; una decepción.

Con un cigarrillo entre los labios, inhaló brevemente debido a una inoportuna interrupción. La mirada se posó en aquella mujer y su expresión mostró una leve sorpresa.

– Kazhetsya ty velikodusno nablyudayesh' za etoy svin'yu... –comentó con tono burlón, girando su cuerpo para enfrentarse a la mujer. Luego, retiró el cigarrillo de su boca, permitiendo que sus labios se curvaran en una media sonrisa.– ¿Sabes? La gente comúnmente ignora por completo a esta criatura... Entonces, dime, ¿quién carajos eres tú?

Su único ojo visible transmitía un único deseo: la destrucción. Ese anhelo teñía todo el rostro del cazador. Estaba listo para atacar si fuera necesario.[/code]