Ordeno a los lobos de mantenerse en guardia y de esperar. Una vez más me posiciono en guardia, mientras Varist me estudia con la mirada.

Varist - Lo admito, la kitsune tiene agallas, pero en la vida, no se puede ganar solo por el propio valor. -
Mi diplomacia no está al máximo y por ninguna razón le respondí, me mantuve silenciosa, concentrada mientras mis colas se abren como un abanico, creando lentamente, ocho esferas de fuego azul que se van soltando y aterrizando en el piso. Mi oponente logra intuir mis movimientos y prefiere no perder tiempo, moviéndose en un modo talmente rápido que, supera los metros que nos dividen en dos segundos, listo con un puño frontal a mi rostro, pero que prontamente logro ver llegar, dándome el tiempo de evitarlo y acompañar el movimiento, para recibirlo con mi codo directo a su nariz.

Finalmente logro obtener el atención del poderoso guerrero, pues aquel movimiento no lo esperaba y logra evitarlo al último, retrocediendo ligeramente con la cabez