Todos creemos que somos invencibles...

-Cerro sus párpados, la verdad es que la cicatriz no le afectaba, para el era una muestra de su orgullo, del poder de sobrepasar incluso heridas mortales. Es más algo que llevar como trofeo que algo que sanar, aunque, el toque cálido de Hikaru ciertamente agradaba su piel-

-Asintió. Su padre jamás le había hablado de ello, quizás por la creencia de que ella jamás tendría que enfrentarse a tales peligros. Extendió la palma sobre la piel marcada del varón, transmitiendo su propio calor, como una forma de dar cariño a su piel dañada.-

—Creí que era imposible... —

Hay pocas cosas que pueden atravesar la piel de un dragon

-No parecia demasiado preocupado por su propia herida, pero, sentia un poco de responsabilidad en contarle, ella ahora era algo mas para el.-

El acero es una de ellas.

-Ella era capaz de curar heridas, más no las cicatrices. Se lamentó en silencio por esto, mientras desliza sus dedos por la piel ajena.-

—¿Como sucedió?—

Hm?

-Estaba poniéndose la camisa, en un inicio no capto la pregunta, las cicatrices eran perfectamente naturales para el como para siquiera ponerles mente...hasta que finalmente pudo conectar las ideas -

¿Esto? Es viejo

-No lo había visto. Ni siquiera aquella noche que compartieron por primera vez. Primero se asustó al creer que ella misma lo había hecho, pero al comprobar que eran solo cicatrices, se acercó a él.-

—¿Quién te hizo eso? —