-En primera instancia, Antares no estaba demasiado acostumbrado a que alguien mas lo tocara, la gente de su grupo le tenian demasiado miedo y respeto mezclados para siquiera atreverse a intentarlo, y hasta ahora no tenia la suficiente confianza con otras personas...hasta que bien, Hikaru habia llegado-

-Primero fue renuente, las caricias sobre sus bermejos cabellos eran una rara sensacion, pero, luego de unos instantes, finalmente pudo acostumbrarse a ese tacto.-

—Claro. —Respondió señalándose su propia cabeza. También tenía el cabello rebelde, pero desde procuraba tenerlo bien ordenado y cepillado. Comenzó a peinarle los cabellos con sus propios dedos hasta alisarlo lo suficiente y poderlo atar con la cinta.-

¿Hm? -Su llegada fue sorpresiva, se quedó quieto por unos instantes; jamás había tenido cuidas sobre su propio cabello, solamente intentaba acomodarlo para que no le fuese molesto-

Conoces una mejor forma?

—Eso no es suficiente, se reventará —Se quita el lazo de su propio cabello y se coloca detrás de él para atarle la coleta con él.-