Aquella petición la sorprendió tanto que no supo que decir, incluso tardó en reaccionar. Dejó que Alessandro le quitara la almohada para inmediatamente acercarse a ella y tomar su mano, poniéndola gentilmente sobre su cabeza. Se giró un poco hacia él y comenzó a acariciarle el cabello suavemente, sin decir nada, simplemente se mantuvo cerca de él esperando a que se durmiera.

—Buena chica —dijo aún sin verla, pero claramente sintió como ella se había acostado—, ahora sé buena y hazme mimos en el cabello. Quiero dormir un rato.

Con toda la confianza del mundo le are arrebató la almohada, y en su lugar se puso a él mismo para posterior tomarle la mano y que la tuviera sobre su cabeza. Así esperando quedarse profundamente dormido.

—El que ahora sea tu casa no significa que te deje tenerla como un basurero, Alessandro—.

Sintió el golpe con la almohada en la cara, estuvo a punto de arrojarla de nuevo cuando lo escucho y suspiró rindiéndose momentáneamente.

—De acuerdo, pero no se alinearan—. Se recostó junto a él abrazando la almohada que sostenía.

—Nnnghh, déjame. Es mi casa ahora también, es justo que pueda tener mi lugar como guste.

Dice dándose la vuelta para que le deje quieto, hasta le aventó su almohada en la cara.

—En vez de ser tan amargada deberías acostarte un rato conmigo, deja que tus chakras se alineen.

—Ah no, si vas a vivir conmigo no harás mi casa tu hogar de vagos, querido—. Lo patea para que comience a recoger su desastre.