100+, M
Atisba mis ojos y siente como te desnudo esa putrefacta alma.~ ||Rol: On||
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GenesisMagnusAeternum · 46-50, M
(...)
Con pasos llenos de duda, pero de una curiosidad aún más grande, se acercó a los fragmentos que habían descendido del cosmos, a esta distancia, aún a través de su estela grisácea de magia, lograba sentir una leve perturbación endémica de la "cosa que fuera eso" como si emitiera una imperceptible radiación que incluso a su actual aura logra burlar y hace sentir en la cabeza de Génesis indicios de manipulación mental que resiste gracias a su desarrollada tolerancia extrema a ese tipo de manipulación. Aún así, no puede evitar sacudir su cabeza, parpadear de seguido como si estuviera aturdido, esa fuerza manipuladora trata de hacerlo uno más de sus zombies defensores, y eso llama por consecuencia al otro ser que dentro del eterno habita, casi lo hace despertar, casi hace que aquel alma alocada aflore para proteger su recipiente de cualquier otra intrusión a la conciencia. Él sabe lo peligroso que sería eso, se apura, y con lentitud, todo un masoquista, extiende su mano, no sin antes haber retirado el guante, permitiendo tocar su piel con la frívola superficie de uno de los dos fragmentos del meteoro que allí hay. En ese momento toda tribulación en su mente se desvanece, deja de sentir esos forzados intentos de profanación a su conciencia, ese fragmento a su vez deja de brillar con luces opalecentes, se torna lobrego. Siente de una manera indescriptible una tranquilidad abrumadora. Entonces de repente vienen a su mente, por efímeros instantes unas imágenes de lo que parece ser el cosmos, galaxias, planetas, nebulosas, criaturas amorfas que se mimetizan entre la profundidad espacial y sus astros. Entidades colosales que de alguna forma se le dio a entender que son de un poder indescriptible, y una visión más aterradora aún, la de un ente titanico que se retuerce sobre si mismo, babea, jadea y duerme en algún espacio desconocido, su nombre es... es. Y cuando la visión iba a revelar el nombre de aquella mounstruosa criatura más allá de la imaginación más horrida, las visiones se interrumpen, ya que su cerebro interpreto tales revelaciones como una intrusión y no tardó en bloquear las dichas alteraciones neuronales como mecanismo natural de defensa. Ahí vuelve a la realidad, a la negra realidad en la que se encuentra. Mira a su lateral y la tenue penumbral le muestra a Akiyama. No sabía que decir.
De repente una vos sin forma razgo el plano. Es algo tan extraño, tan indescriptible, parece que la vos fuera concebida por chirreantes instrumentos musicales al unísono, y susurros profundos que llegan a los oídos reiteran cada entonación de aquella vos.
—Azatoth. Ese es su nombre. GÉNESIS.
los fragmentos metalicos frente a ambos fueron desvancedidos de su estancia, como si esa misma vos los reclamara.
—Han llegado hasta aquí, bastardos de la destrucción. Son aquí porque yo quiero que estén aquí. Porque ellos también quieren que estén aquí.
[/c]
—¿Quiénes son ellos? Exclamo génesis con un dueto de voces diabólicas que no muy lejos se quedan en rareza de la del desconocido anfitrión.
—Aquellos que miran desde la eternidad cósmica, ellos, nostros, quienes estamos desde el principio de los eones y hasta el fin de los tiempos, que miramos en la profunda lejanía, indiferentes y omnipotentes.
—¿Se auto proclaman dioses?
Exclamo Génesis con palpable ironía en sus tonos.
—Y tu te auto proclamas cazador?
Entonces respondió con una mueca de sonrisa.
—Akiyama, tu haz sido ungido con la gracia de nostros. En ti hay lagunas de vitae exterior, fuiste selecto por nuestro emisario, la Umbra Eterna, y te hemos seleccionado para nostros. Eres un bien divino, un mal necesario, eres hijo del poder exterior, eres el cazador de los dioses eternos y exteriores. En tus manos corre sangre, y en tus venas nuestro poder.
Seras nuestro emisario de muerte, "La muerte de cósmica"
Génesis, siempre haz sido el depravado depredador, tu esencia no es diferente a la de nostros, en cuanto a fines refiriéndonos, eres hijo de la masacre, hacedor de males, ahora, al igual que Akiyama, nuestra herramienta. Tu eres "El Caos Dimensional"
Ambos son, el azote de los dioses para defendernos de aquellas amenazas multi dimensionales que osan interponerse a nuestra gracia, que ya están, y las que vendrán.
—No somos herramienta de nadie.
Expusieron las existencias múltiples en el rubio, como un resabio declarado a imposiciones de otros.
—Siempre lo haz sido. Yo lo sé, siempre lo he sabido y todo lo sabre. Porque yo soy, Nyarlatotep, el caos reptante.
(...)
Con pasos llenos de duda, pero de una curiosidad aún más grande, se acercó a los fragmentos que habían descendido del cosmos, a esta distancia, aún a través de su estela grisácea de magia, lograba sentir una leve perturbación endémica de la "cosa que fuera eso" como si emitiera una imperceptible radiación que incluso a su actual aura logra burlar y hace sentir en la cabeza de Génesis indicios de manipulación mental que resiste gracias a su desarrollada tolerancia extrema a ese tipo de manipulación. Aún así, no puede evitar sacudir su cabeza, parpadear de seguido como si estuviera aturdido, esa fuerza manipuladora trata de hacerlo uno más de sus zombies defensores, y eso llama por consecuencia al otro ser que dentro del eterno habita, casi lo hace despertar, casi hace que aquel alma alocada aflore para proteger su recipiente de cualquier otra intrusión a la conciencia. Él sabe lo peligroso que sería eso, se apura, y con lentitud, todo un masoquista, extiende su mano, no sin antes haber retirado el guante, permitiendo tocar su piel con la frívola superficie de uno de los dos fragmentos del meteoro que allí hay. En ese momento toda tribulación en su mente se desvanece, deja de sentir esos forzados intentos de profanación a su conciencia, ese fragmento a su vez deja de brillar con luces opalecentes, se torna lobrego. Siente de una manera indescriptible una tranquilidad abrumadora. Entonces de repente vienen a su mente, por efímeros instantes unas imágenes de lo que parece ser el cosmos, galaxias, planetas, nebulosas, criaturas amorfas que se mimetizan entre la profundidad espacial y sus astros. Entidades colosales que de alguna forma se le dio a entender que son de un poder indescriptible, y una visión más aterradora aún, la de un ente titanico que se retuerce sobre si mismo, babea, jadea y duerme en algún espacio desconocido, su nombre es... es. Y cuando la visión iba a revelar el nombre de aquella mounstruosa criatura más allá de la imaginación más horrida, las visiones se interrumpen, ya que su cerebro interpreto tales revelaciones como una intrusión y no tardó en bloquear las dichas alteraciones neuronales como mecanismo natural de defensa. Ahí vuelve a la realidad, a la negra realidad en la que se encuentra. Mira a su lateral y la tenue penumbral le muestra a Akiyama. No sabía que decir.
De repente una vos sin forma razgo el plano. Es algo tan extraño, tan indescriptible, parece que la vos fuera concebida por chirreantes instrumentos musicales al unísono, y susurros profundos que llegan a los oídos reiteran cada entonación de aquella vos.
—Azatoth. Ese es su nombre. GÉNESIS.
los fragmentos metalicos frente a ambos fueron desvancedidos de su estancia, como si esa misma vos los reclamara.
—Han llegado hasta aquí, bastardos de la destrucción. Son aquí porque yo quiero que estén aquí. Porque ellos también quieren que estén aquí.
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—¿Quiénes son ellos? Exclamo génesis con un dueto de voces diabólicas que no muy lejos se quedan en rareza de la del desconocido anfitrión.
—Aquellos que miran desde la eternidad cósmica, ellos, nostros, quienes estamos desde el principio de los eones y hasta el fin de los tiempos, que miramos en la profunda lejanía, indiferentes y omnipotentes.
—¿Se auto proclaman dioses?
Exclamo Génesis con palpable ironía en sus tonos.
—Y tu te auto proclamas cazador?
Entonces respondió con una mueca de sonrisa.
—Akiyama, tu haz sido ungido con la gracia de nostros. En ti hay lagunas de vitae exterior, fuiste selecto por nuestro emisario, la Umbra Eterna, y te hemos seleccionado para nostros. Eres un bien divino, un mal necesario, eres hijo del poder exterior, eres el cazador de los dioses eternos y exteriores. En tus manos corre sangre, y en tus venas nuestro poder.
Seras nuestro emisario de muerte, "La muerte de cósmica"
Génesis, siempre haz sido el depravado depredador, tu esencia no es diferente a la de nostros, en cuanto a fines refiriéndonos, eres hijo de la masacre, hacedor de males, ahora, al igual que Akiyama, nuestra herramienta. Tu eres "El Caos Dimensional"
Ambos son, el azote de los dioses para defendernos de aquellas amenazas multi dimensionales que osan interponerse a nuestra gracia, que ya están, y las que vendrán.
—No somos herramienta de nadie.
Expusieron las existencias múltiples en el rubio, como un resabio declarado a imposiciones de otros.
—Siempre lo haz sido. Yo lo sé, siempre lo he sabido y todo lo sabre. Porque yo soy, Nyarlatotep, el caos reptante.
(...)