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— Qué desastre... — Murmuró mientras se asomaba bajo esa sala de juntas. Nadie en ese sitio sabía conectar cables de forma decente. Ahí abajo había una telaraña, y por supuesto la organización se la habían dejado al pasante.
Apenas tenía una semana allí, y después de su capacitación empezó a ver todos los detalles; su presencia si que era necesaria. Se sentó debajo de la mesa, justo en el centro; sus pies sobresalían a la vista.
Le costó demasiado concentrarse. Taconeos a todas partes, risas de mujeres, no había nunca silencio allí. Suspiró, qué fuera de lugar se sentía; odiaba la "moda".
 
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Thelilacwitch · 22-25
Ahora el rostro de la jefa estaba más feliz. Le estrechó la mano, era entusiasta con los nuevos, pero ya le tocaba ver luego su lado severo.

━Qué gusto tenerte con nosotros, Aemond. Yo soy Janâ, pero puedes llamarme Miss. Encargada del departamento de diseño y moda.

La puerta se abrió, varias personas fueron llenando la sala de nuevo, esta vez no eran secretarías y ya, eran otros jefes de otras áreas. Ya conocían a Aemond, lo saludaron.

━Puedes quedarte a ver el espectáculo, así no te pierdo de vista, soy mala con los cables. ━guiñó un ojo y se fué a su silla.
AemondTargaryen · 31-35
Mierda, la palabra mágica: jefe. Se detuvo y soltó un suspiro resignado, para quedar de perfil ante ella.

No tenía opción, debía voltear. Si bien de lado sus facciones eran afiladas, cuando se puso de frente le mostró que de esa forma era mucho más atractivo; sus defectos eran disimulados de esa manera.

Allí su ojo se encontró con los ajenos. Intento disimular su atracción por ella con desinterés.

— Me llamo Aemond. — Sabía cómo lo llamaban: "El tuerto"; ya estaba acostumbrado. Era después de todo una característica inusual y obvia.
Thelilacwitch · 22-25
Un gesto de sorpresa acompañó su regaño:

━¿Así tratas a uno de tus jefes?

Cruzó los brazos esperando volver a ver su rostro. Sus facciones afiladas y el cabello recogido daban un semblante tan hot. Si tan sólo supiera vestirse bien revolotearía detrás de él.

━No me dió tiempo de presentarme en tu bienvenida, eres el pasante ¿No? Oh, desde luego que lo eres. He visto la eficacia de tu trabajo en las juntas. Todas tienen tu apelativo en la boca, pero quiero saber tu nombre.
AemondTargaryen · 31-35
No salió de su escondite con la misma actitud despreocupada. Estaba cohibido, al grado de que no podía hacer contacto visual. Había estado inmune a las mujeres hermosas de ese sitio hasta encontrarse con ella... Era demasiado hermosa.

Aceptó su mano y se levantó, superando su estatura con la propia de forma considerable. Tenía el cabello albino atado en una cola de caballo en la nuca, así como un parche en uno de sus ojos.

No la miraba en lo absoluto.

— Todo listo, me voy. — Respondió tajante. Tomó una pequeña caja de herramientas sobre la mesa y ya se giraba para irse.

Dioses, ¿Quién era ella?
Thelilacwitch · 22-25
━Tienes tiempo. ━La dueña de aquella profunda voz miraba su reloj, de reojo volvió la vista a sus pantalones. ¿Cómo pudieron aceptarlo? Era un crimen ir vestido así, y un desperdicio de tales habilidades. Tenía complejo de salvadora, pero no quería insultarlo deliberadamente.

Desvió un poco la mirada y se encontró con las agujetas desatadas. No quería accidentes en un sitio con tantas escaleras. Abandonó su silla y se puso de cuclillas, como si no tuviera esos tacones, le ató los cordones en un moño prolijo.

━No te apures, nadie va a robarte tus botas.

Le dió espacio para salir y le extendió la mano para ayudarle.
Tenía que hacer de mansa para agarrarlo y cambiarle el look, sí, eso haría...
AemondTargaryen · 31-35
Al fin un poco de paz. Ignorante de quién era su salvadora continuó con su trabajó: desconectar, enrollar, conectar. Cada cable lo volvía un círculo y aseguraba la forma con una tira de plástico.

— No tardaré mucho. — Respondió. Movió un poco sus pies, calzados en botas estilo militar; una de ellas tenía los cordones desatados. Su pantalón tenía el mismo estilo, en un color verde oscuro; había muchas bolsas en este, seguro con herramientas pequeñas para su trabajo.

Por alguna razón (y ese fue su peor error) miró hacia la silla ocupada. No pensaba hacerlo demadiado, hasta que vio un par de perfectas piernas allí.

Se golpeó la cabeza en la mesa al ponerse nervioso e intentar salir de allí al terminar.
Thelilacwitch · 22-25
Un par de tacones tenía mejor sonido. Imponía el orden y detenía las risas quisquillosas de las secretarias. Todas alborotadas por el nuevo compañero.

━Ya, ya, por favor. Dejen trabajar al hombre.

La junta empezaba en cuarenta minutos. Presencias de más no tenían justificación; el silencio volvió de a poco.

━¿Va todo bien abajo?

Se sentó en la silla cercana, observó sus pantalones: eran bonitos, pero le faltaba elegancia. Los hombres podían vestir mejor, pensó y cruzó sus piernas. Desde que el nuevo -porque así lo apodaron- llegó a G&W los equipos daban mejores resultados, ¡ya no más fallas en las presentaciones de powerpoint y páginas de administración extraviadas!

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