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TegaelhaiAnundra · 100+, M
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CangDu1548881 · 31-35, M
Gracias por aceptar Wong.
ChrisRedfield1536238 · 51-55, M
Off role:

Agradezco el que hayas aceptado mi solicitud, srta. Wong.
Cuando desees podríamos tener algún rol.
AlbertWesker1544073 · 61-69, M
Aquella reacción que se presentó en el rostro de la dama no pasó desapercibida para la aguda vista del rubio, contempló a detalle cada cambio en su expresión la cual a pesar del silencio parecía un grito ahogado intentando salir desde lo más profundo de su ser, sin embargo poco a poco este se convirtió en una sublima sonrisa que haría a cualquier hombre derretirse por ella, a cualquier hombre, excepto a él.

Sonrió al verla compuesta, digna, refinada, llevando sus ojos de una manera bastante humana, para su desgracia, a contemplar la manera en que sus piernas cambiaban de posición y levantando el rostro para encontrar el mirar verde jade de Ada.

—Tengo mis contactos, jamás te he perdido de vista, ni siquiera en la muerte.

Era una broma bastante mala, algo sin sentido para quienes no lo conocieran, sin embargo para la mujer posiblemente sería una revelación que le dejaría ver que nunca estuvo lejos de “casa”

—Si necesitas algún tipo de apoyo puedes pedirlo sin problemas, están en juego más cosas de las que puedes imaginar y no tengo pensado correr riesgos esta vez...así que, que te quede claro, Ada, si intentas sabotearme, te garantizo que no saldrás viva de esta.


Al decir aquello dio un trago a su copa de manera calma para luego clavar su mirar en los ojos de Ada como si intentara leer su mente.
KK1527527 · 31-35, M
Gracias por el add
AlbertWesker1544073 · 61-69, M
Tomo aquel cristal que encerraba su bebida y dio un paciente sorbo de aquel líquido de matiz ámbar de una personalidad fraguada por los años dentro de algún barril tradicional que, a juzgar por el olor, había sido añejado en barriles de roble blanco dándole a este un sabor y carácter excepcional. Una curvatura discreta que se suponía era una sonrisa se dibujó en sus labios ante la pregunta de aquella mujer mientras llevaba el vaso de cristal a la mesa para dejarle descansar ahí y posar su mano levemente sobre el borde de la mesa apoyada por la muñeca sobre esta.

—En una semana a partir de hoy. Saldremos el domingo por la noche para estar allá el lunes 4 de octubre, el cargamento parece ser que será trasladado el jueves 7 de Octubre por lo que tan solo tendremos 3 días para afinar detalles una vez que hayamos arribado…pero son solo detalles, ya casi todo está preparado y se de sobra que esta semana será más que productiva para ambos…

Hizo una pequeña pausa, su voz era calma, como siempre, él sonaba seguro de sí mismo, y aunque no lo dijera en voz alta en aquel momento, tenía plena seguridad de que si algo se le había escapado, Ada lo arreglaría en aquella semana que quedaba, su vista paseaba discretamente por las mesas contiguas y un poco más allá con una velocidad impresionante, en búsqueda de cualquier espía inoportuno que pudiera entrometerse en sus planes, su oído hacía lo propio y se dedicaba a intentar encontrar algún indicio de alguna platica sospechosa, pero para su suerte no había nada extraño en el lugar, aunque eso no era necesariamente bueno. Volvió su rostro lentamente hacia los orbes esmeraldas de la dama y continuó con su discurso.

—…así que tienes una semana para zanjar cualquier asunto que tengas pendiente, para ti eso es más que suficiente…— lo dijo en un tono que denotaba tanto un reto como una confianza total en sus habilidades. —…sé que no estás en tu mejor momento.

Su tono de voz fue frío como el hielo pero para nada burlón, más bien fue una declaración para dejarle en claro que había estado al tanto de ella aún con lo grave que fue su propia situación desde el incidente en África, después de todo, para Wesker, las habilidades de aquella espía habían demostrado ser por demás valiosas.
AlbertWesker1544073 · 61-69, M
Wesker terminó de darle una idea de lo que sería su plan, aun no entraba en detalles, sería algo peligroso sin dudas pero tenía confianza en que funcionaría, sobretodo porque después de estar tan cerca de la “muerte” pudo recobrar su cuerpo humano, aun manteniendo su fuerza de Dios de la que siempre se había enorgullecido. “¿Me habré suavizado con el tiempo? ¿Será la vejez que comienza a hacer estragos?” Esas ideas daban vuelta en su mente y sin duda le molestaban en demasía, por lo tanto para esta misión había decidido entrar en acción, en la línea de frente, y es por eso que buscó a la única dama en quien podía confiar, no personalmente, pero sabiendo que haría su trabajo.

—Ada...— decía el rubio no preocupado, sino algo ansioso de escuchar su respuesta.

— ¿Me has escuchado? ¿O es acaso que todo esto te ha pillado por sorpresa?

El rostro del hombre lucia ahora con una risa algo socarrona y altanera mientras se reclinaba en su silla, jugando con el dedo índice de su mano diestra recorriendo la circunferencia que describía el borde de la copa de Whisky que el mesero recién había puesto en la mesa.

Sus ojos centellantes que normalmente eran escondidos por sus lentes esta vez brillaban con algo de intensidad debajo de sus gafas oscuras, la emoción corriendo por sus venas les hacían brillar de una manera diferente, dicen que el estar cerca de la muerte puede cambiarte, que podían hacerte ver la vida desde un enfoque diferente…y tenían razón está vez Wesker estaba decidido y le había quedado claro que no había dicho más cierto que “Si quiere que se haga bien, hazlo tú mismo.”
AlbertWesker1544073 · 61-69, M
Dio la media vuelta para caminar hacia la salida de aquella edificación cuya apariencia aunada a aquella figura tan enigmática del rubio comenzaban a darle escalofríos. Al salir de aquel edificio lo primero que hizo fue bajar de las escaleras a un paso algo pesado por el nerviosismo y sacó su cajetilla de Marlboro’s ya abierta para tomar de esta un cigarro, “algún día lo dejaré” pensó para sí mismo mientras lo encendía entre sus labios protegiendo la flama del encendedor con sus propias manos. Dio una calada larga a aquel cigarrillo y cerró sus ojos mientras alzaba el rostro y sus manos caían a sus lados, conforme el humo iba siendo despedido de sus pulmones él caballero abrió los ojos y suspiró pesadamente.

—Hora de trabajar. —

Dio una segunda calada a su cigarro ahora de una manera más calma antes de tirarlo sobre la tierra y caminó hasta su Lexus del año color negro al cual entró arrancando del lugar y perdiéndose en el sender que cruzaba aquel bosque saliendo a la carretera que le llevaría a su destino. Llegó a su apartamento y cerró detrás de él lanzando las llaves como siempre acostumbraba en la mesita de color café ocre que se encontraba a lado de su sofá para 3 personas en el cuál se hecho, en la mesa justo frente a este se encontraba su laptop la cual abrió para ingresar a ella y comenzó a visitar algunas páginas tanto privadas como gubernamentales a las cuales tenía acceso no de la manera más honesta y comenzó su trabajo. Un par de horas y algunas llamadas más tarde por fin pudo cerrar su laptop y se recargó en el respaldo de su mueble tallando su rostro con las palmas de sus manos debido al estrés y cansancio de estar tanto tiempo investigando, pero por fin podía proseguir, aquella noche durmió en el sofá al desvanecerse sin previo aviso producto del cansancio.

25 de Septiembre del 2010, Vancouver, Canadá.

Los preparativos estaban listos, aprovecharían la ocasión presentada gracias al descuido de la mujer de la fotografía, dar con ella hubiese sido un dolor de cabeza de no ser por la información que el rubio misterioso le había proporcionado. Sus infiltrados estaban justamente en posición y la señal era justamente algo más común y corriente de lo que cualquiera imaginaría, una dama vestida de rojo que pediría un postre bañado en licor, cosa que hizo justamente una de las damas más bellas en el establecimiento y que era idéntica a la de la foto, como si el tiempo no hubiese pasado para ella.

Por suerte fue confiada y aquel hombre con el que chocó justo en el pasadizo hacia los tocadores logró plantar aquel GPS miniatura en su vestido en un costado de las ropas de la dama, un pin casi indistinguible del mismo tono que, de alguna manera el rubio supo que ella llevaría. No les importaba que hiciera, si cometía algún crimen o si pretendía acostarse con aquel vejestorio al que seguía por dinero, tan solo cumplían su misión de rastrearle y asegurarse que siguiera el camino indicado. Sus diversos centinelas distribuidos en todas las calles y callejos aledaños reportaban por micrófonos plantados en ellos, hacia donde se dirigía la dama. Llegó entonces a donde parecía ser el lugar conveniente, una calleja casi libre la cual fue cerrada por ambas entradas por carros del año de los cuales salió aquel calvo con el mismo traje de hacía dos días ya que era su favorito para trabajar. Caminó hacia ella hasta estar a un par de metros de la señorita y extendió su mano mostrando la carta que se le había entregado.

—Para usted, Señorita. — dijo sin más.

Se aseguró que ella la tomara y tan solo dio media vuelta y volvió al auto para luego arrancar de manera sincronizada con el otro coche que se encontraba detrás de la dama y partieron para no ser vistos de nuevo.

“27 de Septiembre, Absinthe Bistro, 21:00hrs. Vaya sola, Señorita Wong. Usted escoja la mesa, yo invito.
El pago valdrá la pena.
Atentamente, un viejo amigo.”

Era todo lo que decía aquella nota que le fue entregada.
AlbertWesker1544073 · 61-69, M
23 de Septiembre del 2010, Vancouver Canadá.

El rugir de los truenos amenazaba la tranquilidad de aquella noche la cual hasta hacia unas horas había sido un día calmo y sin mucho movimiento en aquella urbe estadounidense. Era un día tranquilo para casi todos, sin embargo, las piezas en el juego de la vida no siempre se mueven a la vista de los espectadores. Las afueras de esa ciudad, justamente en una bodega abandonada cuyo exterior era matizado por un color gris suavemente adornado por parches color y textura de ladrillo debido al pasar del tiempo, que, sin embargo, más allá de hacerla parecer un basurero, aquel aire a nostalgia que emanaba de la construcción le hacía parecer una delicada obra de arte, cada pequeño detalle de esta parecía haber sido pincelado con cuidado por un gran artista posmoderno, incluso aquellas escaleras oxidadas que daban a la entrada la cual estaba erigida a un metro y medio del nivel del piso y las cuales daban a aquellas grandes y pesadas puertas de acero negras de dos metros que se abrieron de par en par; al entrar el hombre quien había sido convocado ahí por un extraño cuyo poder económico e influencias parecían ser por demás imponentes; las ventanas selladas a medias por barrotes pobremente martillados que cruzaban de lado a lado los barrotes delgados de los protectores de estas cuyos cristales estaban ya bastante incompletos y parecían crujir con tan solo una caricia del viento no hacían más que agregar un aire de película de horror vieja y empeorar la penumbra de la que aquella noche vestía todos los alrededores.

El hombre de cráneo calvo comenzó a adentrarse en las penumbras del edificio; portaba un traje Armani de color gris oscuro cuyo corte había sido hecho exactamente para que envolviese con detalle su torso a simple vista musculoso, su saco cubría una camisa azul celeste abotonada por completo cuyo cuello sujetaba una corbata de color azul marino anudada al más puro estilo Windsor y cuyo extremo se perdía dentro del saco de dos botones que se abría suavemente a la altura de su cintura y cubría hasta la altura del final de los bolsillos de aquel pantalón de corte Slim perfectamente planchado que combinaba a la perfección con su cinturón negro de hebilla plateada el cual era cubierto por el saco y su calzado negro de estilo por demás conservador. Mientras andaba por el sendero que marcaba la tenue luz de la luna que se colaba en el lugar un ruido lejano comenzó a escucharse.

—Así que por fin llega, Señor James. — se escuchó una voz acompañada de unos pasos lentos y pacientes que se acercaban desde la penumbra hacia él.

—No me sorprenda que sepa mi nombre… —replicó calmado. —…pero creo que es hora de que nos presentemos.

Los pasos cada vez se hacían más audibles y James se detuvo en seco esperando que aquella silueta emergiera de las sombras para presentarse, y así lo hizo; la silueta de un hombre rubio de pelo relamido hacia atrás quien, a pesar de las penumbras llevaba en el rostro gafas para sol de un color negro reluciente justo como su gabardina negra y calzado los cuales hacían parecer que su cuerpo era parte de una ilusión en aquella noche oscura apareció de repente frente a él a algunos 3 metros.

—Puede llamarme Señor A. — dijo el rubio con una extrañamente fría amabilidad.

—Le tengo una oferta que me parece es justa para ambos. Tan solo necesito un favor de usted y me han dicho que puedo confiarle una importante tarea. Necesito que encuentre a esta mujer y le de esta nota. — dijo mientras le entregaba tanto una foto de una hermosa mujer de cabello corto y negro que vestía un vestido de noche color rojo, además de una carta como mensaje a la vieja usanza. — Sé que usted no podrá encontrarla por sí mismo, así que aquí tiene unas cuantas pistas de dónde encontrarla. Hágalo y esta será su paga. —

Tomó el celular y lo mostró al hombre para que viese la suma de dinero ofrecida por el rubio, James no pudo esconder la sonrisa que su avaricia le puso en el rostro al ver aquella cifra de 5 dígitos por un trabajo que parecía ser tan sencillo.

—Entendido. — Fue todo lo que dijo James antes de tomar el encargo del ajeno y la fotografía.
ArgosDrako · 31-35, M
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