Entonces, los prados destruídos se volvieron un escenario muy patibulario; el conejo las estaba guiando cerca del arrollo, donde la Falsa tortuga suele sentarse a contar sus lamentos. Casi que podía escuchar la sarta de sandeces deprimentes del mamífero...¿o reptil?
¿Has visto alguna vez a una tortuga llorar en las orillas de un río, Sapphire? Pensó que, tal vez, la escena fuese llamativa para la menor.
El conejo mantuvo un paso apresurado, por lo que Alice intentaba no perderlo de vista; al mismo tiempo, cuidaba que Sapphire los estuviera siguiendo, pues sería un inconveniente que, en el estado actual de Wonderland, ésta tomara un camino diferente.
¿Un globo? Recordó su primer regreso a su mundo devastado. Era una situación similar: Alice buscando al gnomo anciano para que éste le ayudara. Y, ¡era cierto! El vejete aquel contaba con un globo aerostático que le ayudaba a escapar de los ataques de las cartas. La pequeña sí que tenía buenas ideas.
No todos pueden volar pero para nuestra suerte, éste sí [1/?]
-Un conejo con voz chillona y tono desquiciado es lo que no esperaba ver. Sin mayor preámbulo, siguió al espécimen de aspecto cadavérico y posiblemente victima de una serie de batazos.- Si, Alice. -Nuevamente siguió a la joven entre las tétricas callejuelas, oscuros pasadizos y uno que otro pasaje que se torna más siniestro que el anterior, pues en su momento, fue un bello lugar con aguas cristalinas y casitas en forma de hongo de diversos colores, ahora todo estaba destruido y las aguas son oscuras y tóxicas al primer roce con la piel.-
-En su apresurado y riesgoso andar, iba recordando alguna anécdota que se asemeje al duende pero nada parecía brindar frutos. Entonces, vió un pequeño.globo a medio inflar, Sapphire parecía que encontró la repuesta gracias a su instinto.- Alice ¿Los gnomos pueden volar? Tal vez el gnomo deseó vivir en el aire y esconderse de la reina roja. En el país de las maravillas todo puede suceder.
¡Alice! Por mis bigotes. ¿No es extraordinario lo quieto que está el poblado de los condenados? ¡Mis pisadas se escuchan por todos lados! Pero basta de cacareos. El gnomo anciano me ha enviado por ti, ¡logró escapar de las sucias cartas! ¡Venga, venga!, No me pierdan el rastro o se nos hará tarde.
Aliviada de que fuera el conejo quien se uniera a su encuentro, guardó la espada dentro del bolso en su delantal.
La impresión en Alice no permitió que diera a Sapphire una respuesta inmediata. El tormento de un pasado escabroso acostumbraron a la morena a mantenerse impávida y silenciosamente alerta ante el peligro, pero dentro, no paraba de echarse la culpa a los hombros, e incluso se preocupada por los buenos personajes de su mundo. ¿Cuánto más haría la reina sufrir a su Wonderland? Escudriñaba con la mirada los estragos que alguna vez llamaron aldea; las cartas no vacilaban a la hora de destruir con la fiereza de una bestia iracunda.
No sé dónde pueda estar. Maldito gato, pudo ayudarnos a seguirle las pisadas al duende. De repente, un par de arbustos empezaron a sacudirse. Alice desenvainó la espada vorpal y se colocó frente a Sapphire, en una pose defensiva. Para cuando los arbustos cesaron el meneo, brincó una figura blanca y familiar hasta ellas.
*Durante aquel momento de incertidumbre, no demoraron en llegar justo al centro de aquella villa, cuya destrucción y tristeza son engullidas por la oscuridad. Había un silencio sepulcral por doquier, no había rastro de vida, pero es entonces que Sapphire buscaba con su mirada al duende. En ocasiones, se escuchaban pasos, otros lamentos, y el camino resultaba ser distante a su objetivo, especialmente por el hecho de encontrarse con las baraja de la reina.-- Alice ¿sabes exactamente dónde está ése duende? Creo que no hay nadie por aquí. ¿O si?
*El olor a muerte era indescriptible, penetrante e inconfundible, cenizas vuelan y se mecen acorde al viento ahora carente de vida, las casonas de aquellos duendes estaban en ruina total, un paisaje devastador. Sapphire en su plena inocencia podía comprender a medias la verdadera maldad de la reina roja, quizá esa mujer es la parte más cruel de su profesora, o tal vez de toda la maldad que reina en el mundo y oprime a los más desafortunados. Sentía que podían contar con la protección de la espada Vorpal, y aunque era muy eficaz, es insuficiente, debían buscar más armas, cualquier cosa es buena para despejar del camino a las carnosas cartas carmín de la reina.- - Wonderland era distinto en mis sueños, en mis pensamientos e incluso cuando permanecía castigada en plena soledad. Alice, ¿crees que la reina sea la encarnación de toda la maldad que existe? -Miraría a la joven una vez más, arrugando un poco su entrecejo de aquel semblante nostálgico.-
Una sonrisa sincera brotó en los labios de Alice al ver el miedo natural de Sapphire ante el gato. ¿Quién no se asustaría? Tenía aspecto cadavérico, digno de sembrar terror, aunado a esa alargada sonrisa confianzuda y nada discreta.
Venga, Sapphire. No dejes que ese gato burlón te asuste. Te acostumbrarás a sus apariciones, te aseguro eso. Trata de transmitirle una pizca de paz, porque el gato no es nada comparado a los monstruos sirvientes de la reina de corazones. Pero manténte alerta. Todo Wonderland está roto, se desmorona segundo a segundo.
*El gato de la gran sonrisa y piel putrefacta apareció momentáneamente tomando de sorpresa a la pequeña Sapphire, quién se colocó detrás de la joven mientras estruja los pliegues del abombado vestido entre sus regordetas palmas.- ¿La reina roja hizo ésto? ¡Esa bruja malvada! Es muy parecida a mi maestra, es horrible. -Armándose de valor, nuevamente se sujetó de la mano de la muchacha comenzando a caminar entre los escombros y las cenizas provenientes probablemente de las casas o restos calcinados de aquellos seres que la habitan.-- Si algo sabemos es que ése duende te espera, es bueno saber que tendremos ayuda
La reina ha mandado inspeccionar cada centímetro de la villa; parece que alguien o algo advirtió de tu presencia. Arrasaron con todo a su paso; solo hay escombros. Escuché que el duende anciano precisaba verte. Date prisa; el tiempo apremia. Finalmente, desapareció.
Alice miró a Sapphire. Estaba insegura de arriesgarla al capricho de la reina de corazones y su obsesiva persecución. Al mismo tiempo, veía en la menor un fuerte espíritu de supervivencia.
