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36-40, F
Agresiva e impulsiva
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Perdón, es que ya sabe, la pandemia, el cocido, el homeoffice etc. Pero le respondí ;)
Del norte doña Homu, de N. L. ¿Y usted?
AronNix · 100+, M
Aquel híbrido estaba sentado en un escalón cualquiera descansando un poco por los días agitados que había tenido que solucionar debido a los asesinos que enviaba el consejo de hechiceros y la orden del dragón dormido. En ese tiempo de paz y tranquilidad él comía unas cuentas frutas con tal de alimentarse y a su vez hidratarse ya que obviamente, aunque las luchas hayan sido fáciles eran muy constantes lo que le dejaba poco tiempo para comer, hidratarse y sobre todo dormir.. Pero ese momento de paz y tranquilidad llegó a su fin cuando escuchó un suspiro y unos pasos venir de las sombras, de la oscuridad de la noche que le rodeaba y el silencio que fue roto por tales sonidos.

El pelirrojo volteó a ver con sus brillantes ojos bicolores el origen de aquellos pasos, más precisamente para ver de quien se trataba ya que además de escucharlo podía sentir a través de su desarrollado sentido térmico como una figura humanoide con un vestido y escote se le acercaba. Lo que vio le sorprendió pues se trataba de una joven con alas y que en sus manos traían aquellos listones rojos que le atacaron sin piedad y que buscaban apresarlo tal cual ave enjaulada por el cruel destino.

– ¿Tú también viniste a matarme? ¿Te envió el consejo o acaso fue la orden del dragón dormido?...

Preguntó directamente sin darse ningún rodeo y sin pelos en la lengua a la vez que se ponía de pie y le daba aquel último mordisco a esa jugosa manzana que traía en manos, devorándola por completa incluyendo las semillas. Él estaba alerta pero su estado era neutral, no se pondría hostil si no le atacaban.

– Si no tienes ningún asunto conmigo, deberías retirarte.
Tal como había prometido el Arakoa llegó.
Entre la noche, había esperado el momento perfecto en el que la luna estuviera sobre el campo para así desprender su suave brillo. Dónde el conticinio era lo único advertible ante los oídos.
En ese momento de descanso, dónde la noche invitaba a descansar a todas los seres vivos para que puedan reponer fuerzas para el día siguiente; el joven Keiros cayó.
Vino desde lo más alto del cielo, rodeado de nube y restos de neblina que terminaba en tentáculos con forma de espiral. Su única ala, brillando con particulares colores bailó al compás del descenso.

—Excuse, ma'am —dijo en un acento francés—, pero era necesario que fuera hasta ahora. He conseguido vino, por si le gustaría beber conmigo.

Dicho aquello sacó de su bolso una botella, añejada por décadas. Un viejo hombre se la entregó como agradecimiento por la música del hombre pájaro.

—Bebamos, la noche aún es joven.
SaintGermain · 31-35, M
Su inexpresiva mirada se mantenía fija en aquella figura que doblaba a la suya con creces, eso era un factor importante: intimidación, sin embargo, a él no le afectaba, tan solo le miraba como un ser mayor. Aquella llama sobre su ojo izquierdo no dejaba de resplandecer, fluía y ardía con fervor.

Pasivo se mostró ante el hecho que aquella demonio comenzara a juguetear en torno a su arma, al igual que ésta comenzó a hablarle en ese tono tan provocativo y dulce, tal vez en su estado normal abría reaccionado, pero su rostro se mantuvo inmutable; incluso al momento en que su rostro fue tomado. Y, tan pronto como el tacto ajeno llegó al pecho, aquellas marcas aparecieron sobre su piel, era una extraña sensación para él, pues sentía que algo lo jalaba, lo absorbía y le quitaba estabilidad. Si neutra mirada bajó para mirar cómo aquella buscaba separar ambas entidades del mismo cuerpo, por lo que finalmente lo había logrado, ella había logrado cambiar la expresión del mago haciendo aparecer algo de sorpresa pues sus parpados se abrieron para demostrarlo.

Claramente eso era una amenaza tanto para el mago, como para aquél ser que habitaba en el cuerpo del mismo, pues extraerlo a la fuerza sólo significaría la muerte instantánea de aquel cuerpo que había elegido como su nueva residencia tras haber sido forzado a entrar. Aquellas cejas siempre rectas se inclinaron tras fruncir su ceño y sentir como se perturbaba un equilibrio aparente tras la posesión del cuerpo de Kaito, – Eso no pasará... – comentó con suavidad para aprovechar aquella apertura que la puella, ahora demonio, creó para retirar aquel Otherself de él, pudiendo así absorber su esencia de regreso y de paso, algo de la oscuridad que ahora inundaba a Akemi.

Esperó unos segundos para así tomar algo de lo que ella tenía, al menos cinco. Después, con velocidad y silencio, aquel realizó el acenso de su mano izquierda al rápidamente hacer aparecer una katana tan negra como la noche, cuyo brillo no sería percibido por la vista debido al oscuro páramo. Realizado un corte en la mano ajena para así interrumpir la extracción de aquel poder, pues de lograrlo seguro aquella transformación se perdería, y con ella su vida.

No se detendría, independientemente de su resultado con su espada negra si funcionaba o no, aquel elevó aquel cañón adherido a su brazo derecho para apuntar al pecho de Akemi y soltar un potente disparo de la misma energía que anteriormente había empleado, fue un disparo inmediato que buscaba perforar el pecho ajeno.
SaintGermain · 31-35, M
[Para escuchar mientras lees. ]

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SaintGermain · 31-35, M
Aquella burbuja flotaba a la deriva siendo guiada por las inciertas corrientes de oscuridad y lava que corrían en la ambigüedad de tal dimensión. Los ojos del hechicero estuvieron por salirse de sus cuencas al abrirse lo suficiente por la sorpresa tras observar lo que ocurría. El nivel de aquellos eventos, aquellos cambios, mostrados en quien se había vuelto su compañera hasta hace varios días, con quien había combatido codo a codo; ahora se había perdido en la intensidad de sus sentimientos.

¿Que tan dispuestos estamos por amor? ¿Que sacrificaríamos aun si eso implica perder tu humanidad? Fueron las preguntas formuladas en su cabeza tras recordar el motivo que le había impulsado a comenzar con aquella vida, recordar como los seres que más había amado se habían ido de su lado. Ése era el motivo por el cual había comenzado con aquellos viajes, el regresarlos, evitar que se perdieran de nuevo; sin importar si perdiese algo de su ser, que quedase incompleto o la vida misma; todo por sólo tener un momento más o poder decir el último adiós. Sin embargo, ahora podía ver el resultado de su imprudencia si seguía con dicha búsqueda. Claramente era algo que no quería ser, y que aquellas personas amadas no gustarían de ver desde el otro lado. –Akemi...–

Los dioses ¿Será posible alcanzarlos con los propios medios? La idea de tener que enfrentar algo parecido a un dios le aterraba, pues los mismos juramentos le dictaban que al hacerlo, la perdición estaba asegurada. Por primera vez en mucho tiempo el terror le inundaba, no sabía como afrontar tal ser, aún con todo su poder no lograría demasiado. Gotas de sudor en frío comenzaban a llenar su frente y resbalar por su piel, era evidente que tenía que terminar con esto, dar solución o perecer en el intento.

Apretó sus dientes, habían llegado hasta este punto, indirectamente él lo había provocado. No debió involucrarse en sus asuntos, podía dejarlo así. –Maldición...– No... era evidente que con o sin él, todo esto habría pasado irremediablemente tras recordar que desde el inicio ella ya buscaba a ese incubador, estando siempre a su lado para evitar que cayera en la tentación de también formar un contrato. Era ahora donde comprendía muchas otras cosas, incluyendo el motivo de la purificación de aquellas gemas. –Así que por esto pasa... es monstruoso...–

–Todo colapsará, eso no puedo permitirlo... Creo que...
–¿De que eres capaz? ¿Que es lo que harás?
–Bien sabes lo que haremos...
–¿Oh? Me pides ayuda... recuerda que consumiré más de ti si me dejas salir...
–Lo que sea para impedir que todo lo demás sea devorado por ella...

Aquel ser en su interior comenzaba a ser liberado, cada cadena fue retirada hasta caer, el sello comenzaba a ser anulado tras introducir el filo de una daga que extrajo de su bota derecha, clavándola en su pecho; rompiendo el patrón de círculos y trazos que poco a poco la tinta parecía extenderse en su piel, cada estigma comenzó a cubrir su cuerpo, regresando aquellos rasgos que había adquirido durante la pelea contra Charlotte.

Su ser comenzó a cubrirse de una oscuridad similar a ella, en un capullo mas pequeño, no obstante la forma parecía un pequeño huevo que no tardó mas en revelar su nueva apariencia. Su cabellera se tiñó a un tono más oscuro y su piel se decoloró a un grisáceo cadavérico; la esclerótica de sus ojos se había tornado tan negra como la noche, manteniendo sus pupilas azuladas. Sus ropas cambiaron de la misma manera a estar solo usando un par de pantalones, zapatos y un largo abrigo que era lo único que cubría su torso, todo era en negro. Aquel Otherself había tomado posesión del mago.

Levantó su diestra a la altura de su hombro del cual comenzó a acumular la oscuridad en el ambiente sobre el mismo, dicha adquirió la forma de un largo y pesado cañón del que no le generaba peso o molestia alguna a tan frívola expresión, la cual también había cambiado. Dicho cambio no había alterado o roto aquella burbuja, o al menos así había creado dicha barrera. Apuntó indiscriminadamente a la cabeza de aquel demoníaco ser con la apariencia de Homura, y no tardó en lanzar una esfera de energía que a la vista parecía tan insignificante que parecía que no haría daño alguno. Una esfera que no solo afectaría el físico, también la forma espiritual, una esfera que sería suficiente como para aturdirla.
Bien, encerrado por la pandemia xD
¿Cómo esta? <3
¡Doña Homu!