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31-35, M
Apasionado, rebelde, peligroso.
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Yuki2104 · F
Respingó sobresaltada y se detuvo en seco ante la exclamación de su maestro. Le miró atónita, preguntándose si semejante respuesta la pensó o en realidad la había dicho en voz alta.

[c=#E50000][b]—Perdón! Es que yo…—[/b][/c]Sus palabras le helaron la sangre, si es que esto fuera posible, puesto que estaban justo en el centro de un volcán activo. Su amenaza sonaba aún más espeluznante que el recuerdo del fuego mismo que la abrasó y consumió toda su anterior "existencia" e imaginar literalmente que ardería día y noche sin descanso no se le antojaba en absoluto.

Intentó prestar total atención, intentar encontrar una brecha, un poco de compasión y argumentar que no volvería a ocurrir, pero entonces aquellas manifestaciones alrededor de su maestro, esas que ardían de diferentes colores y tamaños le hizo comprender que definitivamente, compasión, sería lo último que encontraría en un lugar como ese.

[c=#E50000][b]—Espere… yo no sé… ni siquiera sé cómo es que el fuego me eligió… —[/b][/c]¿Cómo iba a esperar conocer todo lo que con el fuego tuviera que ver?
 
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Shindobaddo · 31-35, M
Shindobaddo thinks you are Adventurous.
Yuki2104 · F
¿Purificada? No sabía que tuviera que purificarse, había pasado los últimos siglos “bien” sin mayor cosa trascendental que haber logrado su venganza, pero entonces, recordó todo lo que se desapegó de ella, Lizar, Balrog, sus garras, sus pertenencias, todo a excepción del fuego que residía en ella. Habría preguntado si su lado demoniaco también habría muerto, pero prefirió guardarse esa pregunta, realmente no deseaba conocer la respuesta.

Agradeció las ropas que Aaster le proporcionó, pero aunque él dijera que ella tendría que aprender, no se creería capaz de hacerlo con facilidad, sobre todo al recordar las desastrosas batallas en Asgard, y ante este recuerdo, el oscuro emisario se le vino a la mente, ya tampoco podría contar él, ahora lo importante era su entrenamiento y se dispuso a responder a la pregunta de su nuevo maestro.

“¿Que quema?” Habría estado a punto de responder la pelirroja, emprendiendo el camino para seguir a su nuevo maestro, pero de inmediato lo descartó, cayendo en cuanta que habría sido una reverenda estupidez. Mientras se observaba las ropas y recordó lo que ocurrió no muchos minutos atrás, en la entrada de aquella cueva, la chica intentó hacer un recuento.

—Es destructivo, a la vez beneficioso… Puedes arrasar una aldea entera con su fuego, o forjar el hierro para la construcción de una nueva comunidad. Da confort, bienestar a tu cuerpo o puede destruirlo en un parpadeo. —Entonces guardó silencio intentando pensar en algo más que responder. Se miró las manos, los pies que pisaban la piedra caliente y no dolían —Necesita de una chispa para encenderse, combustible y oxígeno para arder…
Yuki2104 · F
Las llamas abrazaron y rodearon su cuerpo, consumiéndolo en una horrible llama que le arrancaba fuertes alaridos de dolor y de agonía. El cabello se consumió casi al instante y sus ropas se fundieron con las llamas para convertirse de inmediato en cenizas. Vio su vida pasar frente a sus ojos desde el momento en el que nació, el rostro de su madre, la voz de su padre, el cielo era azul y vivía en una choza a las faldas de una colina. De la cara de una mujer clavando su espada en el pecho, atravesando la espalda de un varón que había caído sobre ella, las maldiciones que lanzó al cielo y la aparición de Lyanna y su conversión en Demonio a manos de ella tras el pacto que hiciera con la albina para obtener venganza. El sonido del llanto de su guadaña la perturbó, arrancando de sus escuálidas mejillas unas lágrimas inexistentes. La carne se carbonizaba y el dolor poco a poco se volvió más soportable, la oscuridad se estaba formando frente a sus ojos, el corazón dejaba de latir y la voluntad para vivir se había agotado.

“Yuki…”

Sintió en su corazón una cálida y agradable sensación al escuchar su propio nombre entonado con la voz de Frost y entonces, fue capaz de abrir los ojos, al sentir como una flama gentil y cálida envolvía su propio cuerpo, regenerándolo, devolviéndolo a la vida, sin posesiones, sin un triste pasado, sin resentimiento alguno, solo estaba ella ahí, de pie, desnuda y con nuevas fuerzas para iniciar de nuevo, para comenzar una nueva vida.

Se miró las manos con detenimiento, los dorsos, las palmas, los dedos, luego los brazos y el vientre, las piernas, estaba ilesa, completa, regenerada. Guió de nuevo su mirar al pelirrojo que sería su maestro y con voz trémula, la mujer le habló

—¿Qué…? ¿Qué ocurrió…?
Yuki2104 · F
¿Acaso se había vuelto loco? ¿De verdad esperaba que ella atravesara aquella llamarada como si nada? ¿Qué tal si quedaba hecha cenizas ahí mismo? De ninguna manera, no se arriesgaría a perder el pellejo apenas llegó. Dejar sus armas, sus pertenencias, incluso dejar atrás a Frost durante tres años era una cosa. ¿Pero atravesar ese fuego? Podía sentir la calidez del mismo, la cálida onda eólica que lanzaban las lenguas de fuego contra su rostro.

Tragó saliva nerviosamente, intentando decidir. Ya estaba ahí, ya había hecho un largo viaje, incluso las suelas de sus zapatos ya ni siquiera tenían forma y el calor la hacía transpirar, quizás aquello era una prueba, pero…

“¿Y si no? “

Mordiéndose el labio inferior, con la incertidumbre de lo que aquel fuego fuera capaz de hacerle, pero con la firme convicción de pasar aquella prueba a como diera lugar para poder ser merecedora de aquel entrenamiento del que tanto le habló su prometido, cerró los ojos y entonces, pudo vislumbrar a Frost, a Lyanna, a su amigos, al resto de su familia. No podía permitirse ser cobarde. Mucho tiempo había dejado de lado la responsabilidad que con su transformación había adquirido, había estado oculta, conforme con lo poco que lograba por su cuenta, manteniéndose detrás del resto, aceptando las decisiones de los demás

“no más…”

Pensaba dentro de sí misma mientras daba otro paso hacia el fuego

“No más… yo puedo dar mucho más que eso… yo puedo… yo puedo hacerlo… quiero hacerlo…”

Tras un tercer paso, por fin estaba en medio de aquellas agresivas llamas, envolviéndola por completo.
Yuki2104 · F
Se detuvo de su caminata, cuando una espontánea llamarada se interpuso en su camino, revelando entre las flamas, ka figura de un varón de bermejos cabellos.

— ¿Ser... Inferior...? —había escuchado por parte de Frost, infinidad de historias sobre Aastee Frazzer y sabía estaba frente a él, aunque a su prometido se le olvidó mencionar un detalle sobre su carácter. El calor era abrasante, bajo sus pies, la suela de sus botas se derretían, no se creería de soportar más tiempo ahí de pie sin que su ropa se consumiera.

—Espere… Frost nunca mencionó que tendría que dejar todo… ¿es decir que no podré ir a casa pronto? — Sin duda no era lo que tenía en mente. Sabía que llevaría tiempo pero ¿Tres años? Lo pensó, realmente lo meditó, mientras la suela de sus botas se convertían en una plasta de plástico sobre la roca, de no ser por su habilidad y resistencia al fuego, quizás ya habría muerto de inanición. Se llevó una mano sobre el pecho, como si ahí su corazón, le fuera a decir la respuesta a lo que debía hacer. Y entonces, a su mente vinieron todos aquellos momentos de desespero, de miedo de temor, ver a sus amigos en peligro, a su familia, eso definitivamente no deseaba revivirlo.

Tomó aire y lo retuvo cuanto pudo antes de soltarlo en un prolongado y sonoro suspiro. —De acuerdo… lo haré… —guio su mirada carmesí hacia el hombre de rojiza melena y asintió —Estoy lista — Lo haría, no por ella, sino por los suyos.
Yuki2104 · F
[c=#E50000][b]—Te amo… —[/b][/c]Fue lo último que pronunciara la mujer de bermeja melena, antes de extender las poderosas alas y alzar el vuelo desde aquella habitación que ella misma alquilara días atrás para pasar con Frost los últimos días antes de su partida hacia el lugar dónde él mismo le enviara para su próximo entrenamiento.

Lucía todo un conjunto de ropas adecuadas para su expedición. De alguna manera, se sentía como si fuera a realizar uno de esos viajes extraños que sus sueños le indicaban hacer, así que esta vez, previniendo, no dudó en usar pantalones de mezclilla, para mayor comodidad, botas para senderismo, una chaqueta de lona, guantes y muñequeras para poder escalar en caso de ser necesario.

Las últimas batallas y el riesgo de muerte en el que estuvo en todas ellas, avivaron su sed de mejorar, de evolucionar, de cambiar y que fueron lo que orillaron a la joven a emprender el viaje hacia un lejano volcán en actividad, donde encontraría a su nuevo tutor. Ascendió por el boscoso terreno, las fumarolas de humo, los geiseres de vapor hirviente y la lava que se deslizaba por los canales naturales del terreno, hacían difícil y bochornoso su camino. Pronto, a media montaña a varios kilómetros desde la base del volcán, encontraría por fin la entrada a una oscura cueva. El calor era insoportable y hacía por demás difícil la labor de respirar, que si no fuera por la habilidad adquirida tras matar al Wyvern en la montaña de Ravatogh, seguramente ya sufrido serias quemaduras en el cuerpo y el sistema respiratorio.

[c=#E50000][b]—¿Hola? —[/b][/c]Su voz resonaba en la penumbra de la cueva. Avanzaba con sigilo cuidando no tropezar con alguna piedra, aunque las botas que llevara para aquella expedición, ya comenzaran a mostrar señales de fundirse en la roca. [c=#E50000][b]—¿Hay alguien aquí? —[/b][/c]Esta vez, su voz era más alta, más firme pero ahora un tanto dudosa. ¿Estaría Frost en lo correcto? ¿La enviaría realmente al sitio dónde encontraría a aquel magnífico y poderoso maestro que le ayudaría a adquirir más experiencia y control para aquella habilidad que tanto quería explotar? [c=#E50000][b]—Espero que estés en lo cierto… —[/b][/c]musitó.