theDevilRaianKure

- Se adentra buceando aquella zona urbana, su transitar era bastante parsimonioso por aquel sendero de pavimento.
Para un vagabundo de la época Sengoku es bastante enigmático errar por un área con esas peculiaridades, aún así, la actividad en aquel lugar está bastante menguada por no decir nula.
Edificaciones se alzan por la cercanía, centros comerciales cerrados se ubican en múltiples puestos de la metrópoli.
El sin igual entre los hombres se detuvo en el punto céntrico de una plaza sin cosas que pudieran obstaculizar su visión periférica, la topografía es rasa, no existe ninguna relieve en la misma. La longitud del entorno debe rondar por el kilómetro al cuadrado.
Se mantiene erguido mientras el que mora en lo más alto le brinda sus rayos de fulgor que amenazan con llegar a los sectores más umbríos.
La indumentaria que ampara al maestro dos cielos está constituida por un haori albo y un kimono negro, siendo un ropaje característico de su cultura.
Su melena azabache junto a sus prendas flamean a la mano de los vigorosos vendavales que arremeten contra su fisonomía hercúlea.
Este será el escenario para la supuesta pendencia, los aires bélicos proclamaban la sangre que estaba por venir.
Su humanidad estaba apercibida que habían enviado a un homicida para finiquitar con su existencia, no era algo novedoso para su persona. El sólo se mantuvo rígido con su guardia en alto, una anomalía en el ambiente y estaría muy eufórico en emplear uno de sus dos sables largos que yacen en su funda en el lateral siniestro de su cadera sostenido por un cinturón que los retiene ahí. -