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[2:11 A.M.]
 
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Maia1578860 · 100+, F
Se levantó del suelo, molesta pero atenta y sacó su arma para correr el seguro y disparar un par de veces a la cabeza del molesto híbrido y luego dos más contra el cuerpo del oso. El calor del lugar le hace pensar que está en el infierno mismo y los escombros no hacen más que entorpecer los movimientos.

—[c=#E50000]¡Vamos, corre, yo los distraeré lo más que pueda![/c]

No es que se quiera hacerla heroína, aunque su trabajo es proteger a los humanos, ni que no agradezca la ayuda, es más que necesita no tener testigos para poder deshacerse de esos dos.
Maia1578860 · 100+, F
El sonido de los disparos atrajo su atención y allí fue cuando lo vio, la figura de un hombre joven sosteniendo un arma apenas unos segundos después de haberla detonado contra el demonio. Makima no tuvo tiempo de nada pues el chico se convirtió en el blanco del delgaducho, casi de inmediato tras los disparos.

Se movió muy rápido y se lanzó contra el híbrido justo un instante antes de que este lograra, al menos en apariencia, golpear al hombre con esa mano llena de garras. La pelirroja lo abrazó por la cintura, tacleándolo por sorpresa para hacerlo caer, cuidando perfectamente el estar lista para cualquier reacción de este.

Su mirada se paseó rápidamente entre el demonio oso y el chico con el arma, aquel infernal ser seguía de pie y gruñe de forma que pareciera que hasta el cielo retumba con ello.

—[c=#E50000]¡Vete de aquí![/c] — Gritó la cazadora tratando de ahuyentar a aquel que minutos antes se involucró en esta locura.
A partir de cierta distancia sus ojos permitieron visualizar el panorama que acontecía; la incredulidad lo comió por dentro con lo que presenciaba. No sabía exactamente si estaba engañándolo el cansancio y la oscuridad, pero parecía ir confirmando poco a poco lo que parecía suceder.

Había visto cosas atroces, incluso provocadas por él mismo, afectándolo con el pasar de los años en su carácter y en parte en cómo sentía el mundo. En ese preciso instante estaba demasiado confuso pero, como en todas las situaciones inoportunas, le tocaba actuar.

En pequeños pasos su presencia era más cercana a los individuos, aquellos protagonistas de la contienda den cementerio, retirando el seguro al arma y procediendo a apuntar a lo que no parecía humano.

Dos disparos hacia su cabeza. Lo que aparentaba ser... ¿Un oso? ¿Un oso humano? No sabía cómo responder a ello en su cabeza, pero su cabeza sí.
Maia1578860 · 100+, F
Ni siquiera le dio tiempo de sacar el arma y, puesto que no iba a exponerse por cualquier simpleza, apenas alcanzó a esquivar el golpe que dicho hombre lanzó en forma de un zarpazo que buscaba la cabeza de la pelirroja.

—[c=#E50000]¿Qué haces estúpido? ¿Qué no sabes que los perros no deben atacar a los humanos?[/c]

Sentenció con una maliciosa sonrisa en el rostro, manteniéndose a un par de pasos del langüirucho. En esos momentos no recordó que había alguien más por allí, se enfocó en aquello que debía enfrentar. Miró al suelo, a la derecha y los cuerpos desmembrados de dos jóvenes yacían sobre el césped y los escombros de piedras.

Entonces el flaco arremete y Makima saca el arma pero en lugar de disparar se lanza al costado derecho para esquivar una enorme roca que iba en su dirección. Un demonio con cabeza de oso apareció en escena, dispuesto a ayudar al hombre delgado.
Maia1578860 · 100+, F
Inicialmente se acercó despacio, caminando entre las tumbas, sopesando si sería buena idea involucrarse en aquello cuando estaba tan cerca de conseguir su objetivo para aquella visita al cementerio. Al final, la idea de que aquello que buscaba pudiera estar involucrado en esa explosión, fue lo que la movió más a prisa.

El cielo iluminado con aquellas flamas que danzaban haciéndose enormes y luego sofocándose en unas pequeñas, una y otra vez, era un espectáculo muy digno de verse en una noche tan aburrida. Entre más se acercaba más percibía un leve bullicio que rompía con el silencio sepulcral y cada vez más se sentía el bochorno.

Se percató de una presencia extra, caminando en paralelo a ella pero, antes de que pudiera reaccionar a él, el cuerpo de un hombre alto y por demás delgado se planto frente a la pelirroja cortándole el paso.
En un tenue hálito movió su mano hacia la cadera, en concreto su cinturón, en el que tenía oculto bajo su ropa una pistola. Quizá la paranoia constante que vivía todos los días de su vida le había ayudado a que, en ese preciso instante, tenía un arma para defenderse.

Miles de pensamientos devoraban su débil cabeza: respuestas que explicaran a situación empeoraban el cómo reaccionar en su interior. Físicamente, recurrió a desplazarse muy poco a poco hacia el lugar del accidente hasta ver algo que le hiciera comprender que había pasado, fuera una figura, un grupo de personas, lo que fuera.
La conversación, pese que fuera por parte de uno, parecía brindar un momento cálido tanto en lo físico como mental. Quizá () no habría querido una situación así, menos de una persona como Horse, pero como no tenía para elegir puesto que estaba muerto, decidía el extraño que venía a frecuentarlo varias veces al año.

—[c=#660000]... Llamó y le respondían que no, que no iban a dejarle... Uh.. Hablar con tu hija. No quiere.. Uh... Saber nada de.. De todo esto, sí, de todo esto. Están hartos de que tú y ella...[/c]

El momento rompió cuando aquella explosión hizo presencia, provocando que Horse rápidamente girara su rostro hacia el origen del estallido. Se mostró perplejo como si nunca, sin saber cómo reaccionar. En un principio le empezó a devorar por dentro una leve taquicardia, una que resultaba ascendente a cada instante que el fuego mecía sus curvas sobre el cielo de madrugada.
Maia1578860 · 100+, F
—[c=#E50000]Mhmh, parece que por allá alguien juega algo divertido ~
[/c]
Ahora su plan cambió al instante y encamina sus pasos hacia aquel sitio en el que algo extraño está sucediendo.
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La oficina giró la orden, luego de que el equipo de investigación y reconocimiento dio los datos del paradero de aquella entidad. Makima de inmediato asignó a la cuarta división para hacerlo por la mañana. Sin embargo, por cuestiones aún misteriosas, está ella aquí, en un solitario cementerio, paseando entre las tumbas acercándose de a poco al objetivo de la misión del día siguiente.

En cierto punto, vio un poco a lo lejos, una figura humanoide, de inmediato pensó que probablemente se trataría de algún doliente. No había reparado en él al estar inmensa en su pensamiento, pero, ahora lo nota y no sabe si debería acercarse o solo mantenerse en lo que la llevó a este sitio.

Aún estaba sopesando su elección, cuando, al sur del cementerio, se escuchó una explosión y, al voltear la mirada, fue testigo de la nube de humo que se elevó al cielo acompañada de unas flamas rojizas que se apagaron casi al instante.
Maia1578860 · 100+, F
[b][quote][center]"Morituri te salutant."[/center][/quote][/b]

“La última morada”” La casa del descanso eterno” Makima no podía evitar esbozar una media sonrisa, casi burlona al escuchar aquellos nombres que las personas les dieron a los cementerios. Era como un intento desesperado y patético de sentirse mejor con el hecho de que los seres queridos -y los no tanto- murieron. Quizás son los remordimientos.

Se encoge de hombros y sonríe de nuevo, avanza entre las tumbas en el suelo, paseando los dedos por la fría piedra de las lápidas que portan el nombre y alguna frase linda para los desventurados.

La noche es bastante apacible tomando en cuenta los problemas que se han estado presentando en recientes fechas, el viento gélido recorre el lugar con un ulular casi tenebroso que termina siendo lo más adecuado para el sitio.

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