—자기야, 일어나… —Mencionó adormilado, justo antes de recibir aquel repentino pero dulce beso en su mejilla, el cual le despertó por completo.
Una amplia sonrisa se formó sobre su rostro, lanzándose sobre su novio en un abrazo y provocando que ambos volviesen a quedar acostados sobre la cama, recargando entonces su mejilla contra el pecho impropio.
Somnoliento, a penas lograba retomar toda compostura, sin embargo, ni siquiera eso le detuvo por saturar de besos la mejilla que tanto anhela como parte del saludo mañanero idóneo para su amado hyung; es lo primero que debía de hacer posterior a una larga noche.
