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¿Su pizza favorita? No estaba segura, disfrutaba de la mayoría. Mientras pensaba en su respuesta, camino hasta llegar al departamento que finalmente compartirían las dos. Dejo la última caja junto con las otras. Tendrían mucho trabajo.

— No sé si tenga una favorita, pero diría que la de todas las carnes. —

Respondió finalmente. Se sentó en una silla cercana, soltando un suspiro. Al fin podía descansar un rato. Había sido un día cansador además de raro. Aún tenía en la cabeza lo que había pasado hace unos minutos, tenía mucha curiosidad. Pero no quería volver a tocar el tema, sabia lo sensible que era la rubia con esas cosas. Así que siguió con el tema de la comida.

— ¿Cuál es la tuya? —

Se conocían hace años, pero aún habían cosas que no sabían de cada una. Ahora que iban a vivir juntas quizás eso cambiaría.

Lo mejor sería dejar el tema a un lado, sabia como era la rubia. Cuando escucho el ruido provenir de su estomago, soltó corta carcajada. Ella también tenía hambre, eso necesitaba escuchar.

— ¿Qué podemos pedir? ¿Pizza? —

Le preguntó, ladeando ligeramente su rostro. Ahora que hablaban de comida se olvido completamente lo que había pasado hace unos minutos. Y era mejor así. Camino hacia las últimas cajas y la tomó entre sus brazos. Ya con esto habían terminado por fin. Ahora saltaba lo peor, ordenar. La castaña era demasiado perezosa.

Tuvo que tapar sus oídos por el grito, haciendo que retrocediera unos pasos. No creía que se asustaría tanto. Si eso hubiese sido planeado, de seguro no le habría resultado, aunque su amiga era muy fácil de asustar. Cuando vio que ya se había calmado, se acerco hacia ella y le da un golpecito en la cabeza.

— Hey! Casi me dejas sorda. —

Le reclamó la castaña, como broma. Luego, una vez que escucho sus palabras abrió un poco sus ojos debido a la sorpresa y llevó su mirada hacia la pelota y luego hacia la entrada. Era algo parecido a lo que le había pasado a ella. ¿Coincidencia? Quizás. Pero era muy extraño que a las dos les hubiera pasado algo extraño. Pero de seguro había una explicación para eso. No es que no creyera en los fantasmas, pero siempre había una explicación para todo.

Con solo ver la expresión en el rostro de la joven rubia podía adivinar hacia donde iban sus pensamientos. De seguro estaba pensando en algo sobrenatural. Si es así, lo mejor era no decir nada de lo que le paso a ella, sería mucho peor. Podía imaginar que hasta quisiera irse a otro lugar. Así que decidió omitir aquello y tratar de calmar los ánimos.

— De seguro fue un niño tratando de hacerte una broma. —


Trató de restarle importancia al asunto. Aunque era muy probable que así haya sido. Esperaba que Hikari olvidara el asunto y pudieran terminar de subir todas sus cosas. Necesitaba comida.

Entro al departamento a dejar la caja en el suelo. Aún le parecía extraño lo que había pasado hace unos segundos. La señora en el ascensor y luego desapareció de la nada. Sacudió su cabeza, tratando de alejar cualquier idea rara. Lo mejor no era pensar más en ello y menos mencionárselo a Hikari. La conocía y de seguro pensaría que el edificio estaba embrujado. De solo pensarlo, le causo gracia. Un edificio embrujado, si claro.

— Si, olvidémoslo y sigamos. — Se animó y bajo nuevamente para traer lo último que faltaba. Al hacerlo se encontró con la rubia quien se encontraba mirando hacia un punto fijo. Se acercó hacia ella con curiosidad, ya que no había nada o nadie por los alrededores y pudo notar que Nuez se encontraba algo inquieta.

— ¿Qué estas mirando? — Le preguntó de repente, sin ser consciente si su amiga se había dado cuenta de su presencia o no. A veces lo hacia por diversión, solo para asustarla, pero esta vez lo hizo sin ninguna mala intención.

¿Cuánto tiempo había pasado que se conocían? ¿Diez? ¿Once? Eran muchos. Muchos años de amistad y al fin habían podido vivir juntas. Ahora se encontraban trasladando todas sus cosas al departamento que encontraron a un buen precio. Eso le había parecido extraño, porque el departamento parecía más que decente, para el valor que estaba. Pero eso poco le importaba.

Las cosas de mayor peso ya se encontraban dentro, ahora solo les quedaba las cosas pequeñas, como por ejemplo, en sus manos llevaba una caja con varios de sus libros.

— Quizás debí decirle a los de la mudanza que me subieran esto. — Se quejo la castaña mientras esperaba el ascensor, la caja estaba demasiado pesada. Cuando finalmente llegó el ascensor se debatió si esperaba a la rubia o no, pero era mejor adelantarse y llevar las cosas cuanto antes de que oscureciera, además que ya no sentía las manos. Así que se subió, pero le llamó la atención que la persona que estaba adentro no salió, era una mujer con un coche de bebé, pero dentro no había ningún bebé. Sin embargo no le dio mucha importancia, solo deseaba llegar a su departamento.

Luego de unos segundos, llegó a su piso y salió rápidamente. Pero al hacerlo, también se dio cuenta que la persona que se encontraba con ella en el ascensor también salió, porque sintió sus pasos detrás. En cuanto llegó a su departamento, dejo la caja en el piso para buscar la llave y justo en ese momento, escuchó muy cerca de ella un: "Bienvenida al edificio". Se dio vuelta para agradecerle a la mujer, (porque de seguro era la misma del ascensor) no había nadie. Busco por todas partes, pero el pasillo estaba vació.

— Qué raro...— Se quedó viendo hacia el final del pasillo con las llaves en las manos.

Off::

Pues ya somos dos desaparecidas, además lo caótico es agradable, es divertido y poco común, así que, esta bien así. (?) ¡Hey, a los meses que no te escribo! ¿Cómo estas?

Off:: Desastre es mi segundo nombre, mientras el tuyo es "caos" HAHAHA, descuida, cuando puedas. Ya sabes si necesitas alguien que te lea, con gusto <3

Out::

Lo bonito es que te he visto más activa últimamente <3 así que, bienvenida (?)