phoenix54e

El interior del local tenía un estilo victoriano como la parte exterior y no solo era una fachada para atraer ya que el edificio donde el habitaba y trabajaba data desde el siglo XVI, sin embargo este se encontraba sumamente bien conservado debido a todo el trabajo y esfuerzo que el invirtió para lograr aquello y no solo por afuera si no por lo de adentro, el interior de aquel pequeño establecimiento no era bastante ostentoso si no que era algo mas rustico y hogareño, diseñado para que las personas tuvieran la sensación de encontrarse dentro de su propio hogar, era un espacio rectangular con un piso hecho completamente de madera de caoba cuyas tablas se encontraban completamente alineadas por todo el lugar, las paredes se encontraban pintadas de un color blanco como las nubes, la pintura no se veía gastada por lo que podría decirse que recientemente había pintado de nuevo el lugar , al inicio de la estancia se encontraban dos estantes, uno en el lado derecho y otro en el izquierdo, junto a la pared blanca, alineados y sobre bandejas de metal se encontraban varios panes dulces hechos recientemente, magdalenas, cuernos con chocolate, galletas de vainilla y demás delicias y debajo de cada charola de metal se encontraba un pequeño letrero de papel donde se encontraba escrito el precio y el nombre del dulce, seguidos de estos se encontraban otros estantes hechos de madera al igual que los anteriores, pero estos eran bastante mas largos que los otros, eran estantes de aproximadamente 3 pisos además de estar integrados estos con un sistema de refrigeración para así conservar mejor lo que ahí se encontraban, y eran justamente los pasteles.

Pastel selva negra, de fresa, triple chocolate, tres leches, y de vainilla eran la variedad con la que aquella pastearía contaba, aunque eran pocos comparados con las grandes franquicias que abundaban en las ciudades era una buena variedad sujeta a diversos gustos además de que las apariencias físicas estos los hacia denotar, sin embargo además de los pasteles antes mencionados se encontraba otro bastante peculiar, un pastel grande del mismo tamaño que los demás con la excepción de que este era un pastel blanco y negro siguiendo cada rebanada de estos aquel patrón, claramente este se encontraba hecho con chocolate negro y chocolate blanco, en las rebanadas blancas se hallaban algunas decoraciones hechas de chocolate negro y en las negras de igual forma pero de blanco, , la parte inferior del pastel se encontraba hecha de gelatina, la cual variaba de chocolate y vainilla dependiendo de la rebanada ya sea blanca o negra y en el centro del pastel hecho con gelatina de vainilla blanca y negra un corazón le daba un toque final grande y en la etiqueta mostraba el nombre de aquel singular pastel, “Pastel Rabbit”, un nombre algo extraño pero una referencia notoria al mismo libro “Alicia en el país de las maravillas”

Al final del establecimiento se encontraban del lado izquierdo las escaleras que conectaban la pastelería con su morada y del lado derecho una puerta de roble que daba acceso a la cocina, donde el preparaba aquellos postres y delicias, y en el centro se encontraba un mostrador con refrigerador, detrás de él es donde el joven se encontraba siempre para atender a los clientes, este mostrador tenía un vidrio transparente, donde se encontraban los pasteles antes mencionados, solo que en esta ocasión eran ya sea versiones mas pequeñas o solo rebanadas para que los disfrutaran por igual, y atrás de donde el joven se perfilaba se hallaba colgado a la pared otro mostrador de madera, ahí ni pasteles ni dulces se encontraban, si no que en esta se encontraban varias cajas de pequeño tamaño, cajas de té de varios sitios como son Inglaterra, China y demás países, estos debajo se tenia una etiqueta que además de su nombre y el precio, ofrecía algunos de los panes con los que se llevaría bien al tomar, aquellas notas parecían escritas a mano por el mismo.

Perfilándose en su lugar habitual, el joven observó por las ventanas hacia el exterior, preparado para lo que le deparara el día, pronto, observó que alguien ya había entrado a su loca, el chico no disipó la sonrisa que mantenía en su rostro si no que esta se acentuó mas- Bienvenida señorita

Capitulo Uno: Un día diferente

De nueva cuenta el sol volvió a salir de nuevo anunciando el inicio de un nuevo día en la tierra.

Algunos agradecían ya que era un día mas que eran bendecidos con la vida nuevamente, otros por desgracia la habían perdido en las garras de la noche, pero era tiempo de continuar, pasar las penurias y comenzar con el pie derecho el nuevo día para crear en este nuevos recuerdos, bueno por lo menos eso pensaba el, repitiendo aquello como un mantra para llenarse de confianza y sonreír como siempre lo hacia, el sol perfilaba en el horizonte caminando lentamente por el cielo iluminando un pequeño pueblo campesino , luz que el chico aprovechaba para comenzar un nuevo día y disfrutar de su vida, o por lo menos aquello quería aparentar.

Su apariencia física no variaba de cualquier ser humano, era un chico de aproximadamente 17 años de edad humana, de una estatura aproximada de 1.69 metros una altura promedio para alguien de su edad , un peso corporal de 72 kilogramos, perfecto para alguien de su edad y estatura, al parecer ni un gramo de mas, en el cabello se podría decir que era inusual para los humanos , un cabello de un brillante color rubio, grandes hebras de cabello que le llegaban hasta los hombros, no era muy largo ya que tenerlo largo podría interferir con su trabajo, estas parecían en vez de cabello natural a simple vista parecían hilos de oro fino, sus ojos combinaban de forma perfecta con su cabello, un color un tanto confuso para la primera vista ya que no se notaba exactamente si el color de sus iris eras azul celeste o de un color verde azulado , en su rostro no existía ni una marca, cicatriz o algo anormal, solo una sonrisa que lo adornaba, mientras seguía con la apertura ya diaria y rutinaria de su local.

Un local que resaltaba de los demás locales que se encontraban en la pequeña plaza comercial de aquel pequeño pueblo, un pequeño local de apariencia victoriana que a pesar del tiempo aun se conservaba, , paredes pintadas de blanco que parecieran que recientemente fueron retocadas, , la puerta de madera de roble sin ningún rasguño como si acababa de ser cortada del imponente árbol, en la parte superior se encontraban unos ventanales en forma de cuadros que daban una vista previa del interior del local, arriba de la puerta en el establecimiento, se podía observar el letrero que le daba el nombre del lugar para que cualquiera la recordara y regresara a comer, “The Clock of the White Rabbit Bakery” o “Pastelería El Reloj del conejo Blanco” se podía leer en aquel letrero con grandes letras plateadas , arriba del letrero, la imagen de un reloj de bolsillo victoriano del siglo XVII con bordes dorados y la manecilla girando lentamente, arriba de espete, reposando, un conejo blanco se encontraba encima del reloj como si estuviera recostado en este, una clara referencia a “Alicia en el país de las maravillas” libro que aquel chico leyó en su infancia y al cual le dedicaba un tributo por aquel nombre.

Abriendo las cortinas metálicas que protegían el local de cualquier malvado o adversidad, el chico entró a su interior para comenzar a hacer lo que le apasionaba y a lo que dedicaría su vida de forma probable si todo seguía su curso normal.

El joven vestía de forma apropiada para su trabajo, un pantalón completamente blanco en el cual por ahora no había ninguna mancha pero que pronto por la harina y la crema necesarias para su deber se encargaría de manchar aquel pantalón blanco en el transcurso del día, camisa de manga larga a juego del mismo color y en la cabeza, se colocaba un pañuelo de color blanco que la cubría para así no tirar algún cabello en sus pasteles, siendo muy cuidadoso si de su elaboración se trataba, además en su brazo derecho por arriba de la ropa se encontraba un accesorio extra, un brazalete de plata que en forma de cadena sostenía una pequeña gema, una verde esmeralda cortado en hexagrama, siempre con aquella sonrisa en sus labios abrió de forma lenta la puerta de su local.

El bajó usando las escaleras que conectaban la parte de arriba con la de abajo, dejando ver que el habitaba en el mismo lugar donde trabajaba, algo útil ya que no necesitaba en lo absoluto de salir de su propio hogar, bajó encontrándose con aquel local que había creado y decorado el solo para hacer de el un establecimiento decente y lograr atraer a los clientes, pero lo mas importante para él era que él había abierto aquella pequeña pastelería para hacer pasteles y lograr que las personas disfrutaran de estos las veces que quisieran, podría decirse que aquella era la motivación que tenía para realizar aquellos dulces.

Ok, pero advierto que mi rol es algo extenso

Off: Eso espero igualmente, deseas hacer rol?

Off: Gracias por aceptarme, espero llevarnos bien

:'( baka mia

<3 la apretuja* amore de mis amores

x3 le hace bullyng mia