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Diosa Romana de la Guerra. No agregue si hace rol de un párrafo o si escribe en primera persona.~
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[ Ooc. Disculpa la demora. ]

Parte el Cielo un rayo estruendoso cuando en la planicie del campo verdoso se presentan dos temibles bandos, unos negros y otros del color del cielo al anochecer. La sincronía entre los cascos de los cuadrúpedos que iban en la misma onda rítmica emitiendo una desencadena melodía profética de lo que estaba a punto de explotar era esplendida. Los dos lados de la moneda formaban aquel orquestal bullicio en plena naturaleza para dar pie a un fin esperado para muchos. La multitud era tremenda, sin embargo en uno de los lados la mayoría era más notoria, sin embargo aquel lado en el que tal vez solo había minoría yacían resguardados y guiados por un dragón con una media luna de oro en su frente, el Dokuganryu de Oshuu.

Las banderas como estacas rectas eran alzadas a pesar de la tormenta que estaba pronto a reventar. Del otro lado el rey demonio yacía frente a su temible ejército cuya benevolencia era basada más en temor que en admiración. La multitud poseía una oscuridad en su mirar –o así lo veían- por lo que sabían que no iban hasta aquel lugar solo para luchar, si no también…para morir.

–¡Primer escuadrón de defensa hacia adelante! –Pronunció el Dokuganryu haciendo que una fila de unos 300 hombres se desprendieran del gentío de donde venían apilados para ir bajando unas largas lanzas hacia adelante como si fuesen extensiones de sus propios cuerpos. Del otro lado el rey demonio gritaría –¡Que salgan los cuervos! –Haciendo que otra fila de unos 700 hombres salieran de igual forma hacia la caza del resto. Aquellos primeros pelotones serían los primeros en enfrentarse mientras el resto le seguía el paso. Sin embargo la voz del Dragón se escuchó por segunda vez –¡Arqueros! ¡Disparen! –Una bandada de flechas de acero saldrían disparadas elevándose hacia el cielo con rapidez y silbido discreto hasta que el cielo se volvió a partir y con sus pedazos cayeron las flechas de lleno en el ejército contrario, iniciando así la batalla.