ʀᴘ ╱ ᴘɪʀᴀᴛᴇ ʜᴜɴᴛᴇʀ ╱ "sɪ ɴᴏ ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴘʀᴏᴛᴇɢᴇʀ ᴇʟ sᴜᴇɴ̃ᴏ ᴅᴇ ᴍɪ ᴄᴀᴘɪᴛᴀ́ɴ ᴍɪ ᴀᴍʙɪᴄɪᴏ́ɴ ᴇs ɪɴᴜ́ᴛɪʟ"
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DoroboNeko · 22-25, F
Las palabras de agradecimiento la tomaron por sorpresa obligándola a detenerse en su labor por unos segundos para finalmente soltar un suspiro en tono de una pequeña risa que escapó.
- No tienes nada que agradecer, después de todo...
"Te debo tanto". Guardo silencio y terminó la frase solo en su interior. Y era cierto, al menos a esos cuatro grandes idiotas Nami les tenía un gran cariño y agradecimiento eterno; no solo la habían salvado a ella y a su villa, sino que le regresaron la libertad y le brindaron una segunda oportunidad a su lado, sobre aquella embarcación con destino a infinitas aventuras y al logro de su sueño. La petición la hizo parpadear un par de veces, sorprendida un poco, creyó, por lo que había visto, que sus heridas de frente eran mínimas, pero al parecer se había equivocado.
- Claro, terminaré aquí y te atenderé, dame unos segundos.
Sus manos terminaron de untar aquel ungüento sobre la morena piel. Finalizó y limpió sus manos con una pequeña toalla. Bajó de la cama y acercó el pequeño banco frente al espadachín para sentarse en él y poder atenderle. Lo observó y analizó, realmente no parecían graves, pero no se negaría a ayudarlo, en realidad en aquel momento dudaba poder negarle algo.
Se mantuvo en ese cómodo silencio, un silencio cómplice, confortante. Limpió primero los rasguños con un algodón y pinzas para después pasar sus dedos, muy suavemente sobre estas, para analizarlas mejor.
- Por suerte no son tan graves, son solo unos rasguños.
Elevó la mirada para conectarla con la ajena, aquella que, desde que bajó de la camilla la había seguido en silencio; le sonrió inclinando un poco el rostro y volvió a su labor.
Esta ocasión por un segundo sintió como su respiración se detuvo, sus ojos ahora inspeccionaban conscientes aquel bien trabajado tronco abdominal. Sus músculos eran notorios, inconscientemente acarició la piel cercana a los rasguños antes de volver a untar, en menor cantidad, un poco de aquel ungüento medicinal.
- Gracias...
Susurró suave, sus labios marcaron una sutil sonrisa al mismo tiempo que, alejándose de las heridas nuevas, la yema de sus dedos se enfocaron en recorrer la larga cicatriz del pecho, recordó cómo pese a esa gran herida, le había hecho frente a la tropa de Arlog.
- Aunque sé que no confiabas en mí y aunque haya sido solo por órdenes de Luffy... Gracias.
Volvió a soltar aquella palabra, esta vez de forma más dulce, regresó su mirada hacia la ajena y al contacto, por alguna extraña razón sus mejillas se sonrojaron notablemente obligándola a bajar la mirada. Se sintió avergonzada al ser observada de aquella forma.
- B-bueno... creo que he terminado. ¿Te duele algo más?
- No tienes nada que agradecer, después de todo...
"Te debo tanto". Guardo silencio y terminó la frase solo en su interior. Y era cierto, al menos a esos cuatro grandes idiotas Nami les tenía un gran cariño y agradecimiento eterno; no solo la habían salvado a ella y a su villa, sino que le regresaron la libertad y le brindaron una segunda oportunidad a su lado, sobre aquella embarcación con destino a infinitas aventuras y al logro de su sueño. La petición la hizo parpadear un par de veces, sorprendida un poco, creyó, por lo que había visto, que sus heridas de frente eran mínimas, pero al parecer se había equivocado.
- Claro, terminaré aquí y te atenderé, dame unos segundos.
Sus manos terminaron de untar aquel ungüento sobre la morena piel. Finalizó y limpió sus manos con una pequeña toalla. Bajó de la cama y acercó el pequeño banco frente al espadachín para sentarse en él y poder atenderle. Lo observó y analizó, realmente no parecían graves, pero no se negaría a ayudarlo, en realidad en aquel momento dudaba poder negarle algo.
Se mantuvo en ese cómodo silencio, un silencio cómplice, confortante. Limpió primero los rasguños con un algodón y pinzas para después pasar sus dedos, muy suavemente sobre estas, para analizarlas mejor.
- Por suerte no son tan graves, son solo unos rasguños.
Elevó la mirada para conectarla con la ajena, aquella que, desde que bajó de la camilla la había seguido en silencio; le sonrió inclinando un poco el rostro y volvió a su labor.
Esta ocasión por un segundo sintió como su respiración se detuvo, sus ojos ahora inspeccionaban conscientes aquel bien trabajado tronco abdominal. Sus músculos eran notorios, inconscientemente acarició la piel cercana a los rasguños antes de volver a untar, en menor cantidad, un poco de aquel ungüento medicinal.
- Gracias...
Susurró suave, sus labios marcaron una sutil sonrisa al mismo tiempo que, alejándose de las heridas nuevas, la yema de sus dedos se enfocaron en recorrer la larga cicatriz del pecho, recordó cómo pese a esa gran herida, le había hecho frente a la tropa de Arlog.
- Aunque sé que no confiabas en mí y aunque haya sido solo por órdenes de Luffy... Gracias.
Volvió a soltar aquella palabra, esta vez de forma más dulce, regresó su mirada hacia la ajena y al contacto, por alguna extraña razón sus mejillas se sonrojaron notablemente obligándola a bajar la mirada. Se sintió avergonzada al ser observada de aquella forma.
- B-bueno... creo que he terminado. ¿Te duele algo más?